Con
la proverbial ambigüedad del lenguaje de los abertzales, ETA ha dado a conocer al pueblo vasco las
reflexiones que han conducido a su decisión
de no llevar a cabo acciones armadas ofensivas, pero, por el medio elegido
para hacerlo -una emisora británica-, cabe sospechar que el pueblo vasco no es el único, ni siquiera el principal
destinatario del comunicado, que, en sí mismo, es bastante confuso.
En
primer lugar, por el ubicuo lugar que, según sus redactores, ocupa ETA como
emisor en el cuerpo del mensaje, que comienza y concluye como un llamamiento de
la vanguardia, tras haberse convertido en mitad del texto en componente del
pueblo o incluso de la ciudadanía, que no son en absoluto términos equiparables.
El
comunicado empieza con la forma ritual de la vanguardia dirigiéndose al pueblo: Euskadi Ta Askatasuna, organización revolucionaria socialista vasca
para la liberación nacional, quiere dar a conocer al pueblo vasco su decisión y reflexión. Papel que recalca en la frase siguiente: Ha transcurrido ya medio siglo desde que ETA
organizara a los ciudadanos, y en el resultado de esos años en los que la
lucha de ETA y la izquierda abertzale ha
logrado mantener vivo al pueblo vasco y tener abierta la opción de construir un
futuro en libertad. Y concluye comunicando
la decisión de no realizar acciones
armadas ofensivas y llamando a actuar a agentes políticos, sociales y sindicales vascos para llegar al
escenario de un proceso democrático que dé la palabra al pueblo, y con las
consignas de rigor.
Pero
en medio del comunicado, ETA abandona el papel de (autoinvestido) dirigente del
pueblo vasco y se transmuta en parte de él, incluso en parte de la ciudadanía -los agentes vascos, los ciudadanos vascos,
debemos responder a la situación con responsabilidad y con apremio-, o más
adelante, cuando indica: los ciudadanos
vascos podemos decidir nuestro futuro de forma libre y democrática,
equiparando la actuación de los ciudadanos corrientes con la actividad de los
comandos armados.
Pero, a ¿qué ciudadanos se
dirige ETA? Pues, naturalmente a los que estén de acuerdo con el breve análisis
de la coyuntura política, que describe del modo siguiente: La lucha de años ha sembrado nuevas condiciones políticas. Agotado el
marco autonómico, al pueblo vasco le ha llegado la hora de realizar el cambio
político, el momento de construir para Euskal Herria el marco democrático
siguiendo el deseo de la mayoría de la ciudadanía vasca. El Estado español es
consciente de que Euskal Herria se encuentra en una encrucijada y de que aún
puede optar por la opción de la independencia.
Dejando aparte la retórica,
el dictamen es añejo; data de finales de los años setenta, cuando el ocaso de
la dictadura se presentaba como un momento propicio para dar el gran salto.
Luego se ha seguido aireando, con pocas variaciones, ante cada cambio de
coyuntura, pero está irremediablemente gastado. Si después de 25 años en el
gobierno, el PNV está en la oposición, y tras 23 años de actividad política en
las instituciones, Batasuna se ve en la tesitura de renegar de ETA o renunciar
a convertirse en una referencia política en Euskadi, y si ETA atraviesa por el
peor momento en muchos años, el comunicado no parece redactado desde el exilio,
sino desde la Luna. Incapaz de reconocer la situación real en que se encuentra
el País Vasco, ETA tiene la osada pretensión de dirigir la transformación de
una sociedad que realmente no conoce. No es la vanguardia, sino que, amparada
en análisis pretéritos, va a remolque de los acontecimientos, va por detrás de la sociedad vasca; está en
la retaguardia del movimiento abertzale cuando éste pretende avanzar por otras
vías; se ha convertido en una rémora para los suyos.
Los redactores del comunicado
ignoran en su dictamen no sólo la debilidad de las propias fuerzas debido a la
actividad policial y judicial, que se trasluce en esa frase sobre la ofensiva
fascista, sino lo que es fatal para un proyecto como el suyo: salvo sus
incondicionales, que cada día son menos, nadie les cree, sobre todo sus
adversarios políticos, a los que, en teoría, se dirige. Por eso, el comunicado,
adornado con la retórica habitual para entusiastas, va destinado a tranquilizar
a sus seguidores y a conseguir, de cara a sus apoyos internacionales, unos
cuantos titulares y algunos editoriales. Pero eso tiene un efecto muy breve y
es muy poco para lo que espera Batasuna. Y los demás, dentro y fuera de
Euskadi.
Nueva Tribuna, 8-9-2010.
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