Esta gente, joven en su mayoría, es fruto de otro
tiempo, es fruto de esta época, no defiende ideologías duras y de confrontación, como las de los años
sesenta, ni se plantea la conquista del Estado, la ocupación del poder; el
cambio abrupto de la sociedad; la expropiación de los ricos, la abolición de la
propiedad privada y la colectivización de los medios de producción; es decir, hacer una revoluciónan viejo estilo, sino
sólo la reforma, entre otras cosas, porque es un movimiento que aglutina
diversas sensibilidades políticas con otras que no lo son y que pertenecen al
ámbito sindical y a reclamaciones que tienen que ver con la vida cotidiana.
Son abiertos
(a todos), dialogantes, democráticos y hasta ahora, en sus asambleas y en su organización, digamos interna, que realmente no lo es, han utilizado la negociación
y el consenso. Nada que ver con la izquierda de los años sesenta, que era jerárquica y disciplinada. Y tampoco han
chocado con la peor cara del sistema, salvo ocasionalmente.
La única vía
para reformar la ley electoral pasa por los partidos políticos, y hasta ahora
no han planteado nada distinto: lo que quieren es que los partidos recojan sus
reclamaciones. Y eso abre una gram gama de acciones posibles: movilizaciones, peticiones,
iniciativas legislativas, negociaciones, etc, etc, pero no necesariamente recurrir a la
violencia, que incluso podría ser negativa.
En todo lo
que han hecho hasta ahora, desde el 15 de mayo hasta hoy, con lo que han
organizado y provocado como reacción y emulación, han dado muestras de mucha capacidad y madurez, y suscitado un gran eco en
España y desde luego en Europa. Tienen, de momento, un gran capital, que el uso de la violencia, si es que
alguien lo plantea, que no es el caso, echaría por tierra.
Pertenecen a
otra cultura política.
Saludos
Para Colectivo Red Verde,
2-6-2011
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