miércoles, 31 de enero de 2018

El único

La anodina actividad política española, ni siquiera alterada por los casos de corrupción, sigue girando en torno al mal llamado “problema catalán”, como si no hubiera en el país otros problemas más importantes o más acuciantes que atender, pero ahí siguen, esperando que el abúlico Gobierno decida atenderlos o que la oposición le obligue a hacerlo. Pero no ocurre ni lo uno ni lo otro.
Desde hace meses, años, las necesidades, problemas, proyectos y aspiraciones de millones de personas van quedando sepultados por la pertinaz actividad de 2 millones de personas, que, sin meditarlo demasiado, han creído las proclamas de los chamanes nacionalistas y decidido convertir su sueño de separar Cataluña de España en el tema prioritario de la política nacional.
Todo el país está pendiente de los votantes independentistas (el 48% de los votantes catalanes) y los votantes independentistas pendientes de JuntsPCat y JuntsPCat (el 22% de los votantes catalanes) pendiente de las decisiones del atrabiliario Puigdemont, que quiere llevar el esperpento en que se ha convertido el “procés” a las cotas más altas de la insensatez al querer ser investido President de la Generalitat residiendo en Bruselas y desde allí gobernar Cataluña, por no asumir el riesgo de volver a España y hacer frente a sus responsabilidades.    

A despecho de ERC y contra la lógica, el sobrevalorado dirigente se considera el único candidato, el imprescindible, el fundamental, el ungido como un nuevo Moisés, que quiere llevar al nuevo pueblo elegido a la tierra prometida. Pero él ya ha encontrado la suya, lejos, desde donde ejerce como telelíder.        

martes, 30 de enero de 2018

Odio

La formación de la nación nacionalista, unida, uniforme, clónica, sin existencia histórica previa sino fundada ex novo a expensas de la heterogénea sociedad existente, exige la selección de los individuos adeptos por medio de intensa propaganda, victimismo, movilización y el desafío permanente con propuestas imposibles para recibir respuestas negativas que luego justifiquen el agravio, la aversión y el odio como emociones fundamentales para conseguir la separación, pues la independencia, la escisión territorial respecto a España exige la previa escisión social de Cataluña. Así está previsto y así se está ejecutando, pero hasta ahora la "desconexión" con España no se ha realizado, mientras avanza a toda máquina la desconexión interna de Cataluña. El rumbo de esta deriva fraccional lo marcan los más fanáticos, que, a fuerza de dividir, ha dividido incluso la filas independentistas, han reventado la alianza de JuntsPelSí y hasta el propio partido de Puigdemont, pero el impulso destructor sigue adelante, pues quieren que la herida sea honda y difícil de suturar.

lunes, 22 de enero de 2018

Cuarto poder

Francamente, recomendaría a ambos, y en particular a Évole, que vieran "Los archivos del Pentágono", donde hay lecciones de buen periodismo y sobre el papel que juegan los periodistas que creen que son amigos de los políticos. Los periodistas se juegan cada día la credibilidad de su papel como cuarto poder, que sólo se puede cumplir si se ponen al servicio de los gobernados, no de los gobernantes. Esa fue la reclamación de los periodistas ingleses, cuando, creo que fue en 1803, tuvieron acceso al Parlamento británico para informar en directo de los debates, que antes hacían por medio de la información facilitada por los miembros de la cámara. Desde el momento en que los periodistas juegan a "comprender" las "razones" del poder, de la clase política o del gobierno, dejan de actuar como miembros del cuarto poder para convertirse en portavoces del primero.

domingo, 21 de enero de 2018

España disuasoria

Y porque en España no hay un proyecto claro de futuro. Para mucha gente, España es un país poco ilusionante, incluso disuasorio y, eso explica, en parte, el crecimiento de esos movimientos periféricos que buscan un camino propio hacia no se sabe muy dónde, pero lo que parece claro es el deseo de soltar amarras y navegar por su cuenta.

Lo que es poco ilusionante es la administración de justicia lenta, la crónica jurídica sobre una corrupción que no cesa y alcanza a los dirigentes del partido gobernante; es poco ilusionante la edad de salida de los jóvenes del hogar paterno (33 años), la baja tasa de natalidad (dos años seguidos en los que el número de fallecidos ha superado al de nacidos), el paro (16% de índice general) más alto en jóvenes y eterno para los mayores de 40 años; los contratos basura y los sueldos de mierda; las largas jornadas laborales, la vulneración patronal de los convenios, la deuda del Estado (la administración central no ahorra, pero limita el gasto de municipios y comunidades), la vuelta al mismo modelo que explotó en 2008 (no hemos cambiado de modelo productivo), la permanencia de España en los últimos lugares de Europa en ayudas públicas y gasto social; lo que es poco ilusionante es que seamos uno de los países de Europa con el precio más alto de la luz, de que Alemania, con menos horas de sol produzca más energía fotovoltaica, que seamos el único país del mundo donde hay un impuesto que grava la luz solar para dificultar su uso en la producción doméstica; es poco ilusionante el sistema fiscal, con la presión por debajo de la media europea, un elevado fraude fiscal y, de vez en cuando, una amnistía para los más ricos; es poco ilusionante la opacidad con que se gobierna, que impide conocer las condiciones en que se han privatizado bienes y servicios públicos y se ha dilapidado dinero a espuertas... Y podría seguir otra rato, añadiendo asuntos poco ilusionantes, que están al alcance de cualquiera que lea el periódico cada día.

No he afirmado que no sea ab-so-lu-ta-men-te necesaria una reforma fiscal, que grave las rentas más altas, los beneficios de los oligopolios y de las corporaciones transnacionales, y se dote de una inspección más efectiva para perseguir el fraude fiscal, sobre todo el gran fraude que se va a chorros hacia los paraísos fiscales. Pero esto rompe la doctrina neoliberal imperante.

viernes, 19 de enero de 2018

Dudas (sobre la izquierda)

Ante lo que tenemos delante en Cataluña, que no tiene visos de desactivarse a corto plazo, aparte de movimientos tácticos de escueto recorrido, impelidos por las apremiantes circunstancias (los dichosos plazos legales para formar el Govern), lo que se precisa es un debate, largo y tendido, sobre el fondo del problema, que es la configuración territorial del país, su organización jurídica y administrativa, su proporcional representación política y la serena evaluación y organización de su diversidad, siempre exagerada por los nacionalistas.
Pero la posición actual de las izquierdas me suscita serias dudas, pues ni el “Estado multinacional” del PSOE ni la “nación de naciones” de Podemos aportan argumentación sustancial al problema, sino que parecen nuevas concesiones a los nacionalistas y vuelven a colocar el debate donde estaba hace décadas -durante la Transición-, con el peligro de alentar, a largo plazo, la fragmentación de España (y aumentar, de paso, la de la izquierda y las dificultades de Europa) con la fundación de nuevos estados sobre la base de un derecho tan misterioso como el “derecho a decidir” y de un concepto tan impreciso como el de “nación”, hasta ahora mal definido por quienes dicen entenderlo y asumirlo como base de esta reclamación política, cuando lo que hace falta es justamente lo contrario: corregir, en este aspecto, la estructura de un Estado, que, instituido bajo múltiples presiones en una situación de emergencia nacional tras la muerte de Franco, muestra una onerosa y poco funcional organización territorial, conserva elementos del régimen anterior, respeta privilegios medievales que carecen de justificación en este siglo y favorece las tendencias centrífugas de la periferia. 

jueves, 18 de enero de 2018

Irracionalismo

Santi Mondéjar: "Uno de los fenómenos pseudo-normales de este país nuestro, es la disponibilidad inagotable de un banquillo de politólogos y todólogos de cabecera que se empecinan en negarse a ver que las congregaciones exaltadas de la ANC pertenecen a la misma categoría ontológica que la procesión de la Virgen del Rocío, los tambores de Calanda, la procesión del Cristo de la Buena Muerte y los Sanfermines. Y que la legitimación política de los nacionalistas catalanes está basada en devoción, fe, fervor y tradición".

Por ahí va la cosa, y que me corrijan los filósofos, si el mantenimiento de simultáneo argumentos contradictorios, la apelación a los mitos, la fe inquebrantable en la causa y en los dirigentes, la búsqueda de la adhesión, la dificultad para discutir de manera coherente con los no conversos, el olvido de la razón, el choque constante con la realidad sin que este obligue a corregir el rumbo, el desprecio por la investigación y el método y su reemplazo por la intuición, la emoción como un saber genuino e inmediato de la realidad y la leyenda como conocimiento de la historia, la explicación de la realidad mediante lemas, consignas y aforismos, la sustitución de los conceptos por los símbolos, no son signos propios del irracionalismo, como escuela filosófica de los "indepes".

lunes, 15 de enero de 2018

El estilo militar

Una muestra más de la debilidad de las fuerzas de la burguesía democrática en España es la existencia del Partido Popular, partido político, biológica e ideológicamente heredero directo del franquismo y del pensamiento católico reaccionario; un partido jerárquico, autoritario y caudillista, sin democracia interna y donde la vida partidaria transcurre entre sórdidas intrigas de gente movida únicamente por el interés a corto plazo y por situarse lo más cerca posible de la cúpula dirigente para tener acceso a las prebendas derivadas del expolio del patrimonio común del país. Sus dirigentes y afiliados actúan como militares con traje de paisano (y no pocos con sotana) y su manera de proceder en el ámbito de la política es más propia del estilo militar y eclesiástico que del civil y democrático.
Después de haberse mostrado como una oposición bronca y desleal, para la que no existe nada en el Estado que no pueda ser utilizado de manera crispada contra el Gobierno legítimo (del PSOE), llegan al poder sin respetar las reglas -financiados con dinero negro- y ocupan las instituciones del Estado como se ocupa un territorio conquistado, que se somete al mandato del nuevo ocupante, el cual dispone a su antojo de los bienes y servicios públicos confiados a su custodia y gobernando de modo descarado para los suyos -clientelismo, políticas de clase-, ejerciendo un poder opaco -gobernar sin rendir cuentas-, que tiende a desbordar los límites de lo permitido con la abusiva interpretación de leyes y reglamentos y la instrumentalización de las instituciones del Estado según su conveniencia. Su cambiante interpretación de las reglas del juego y de la Constitución, capturada por leguleyos afines, es la única verdadera y la que vale según sea la ocasión, pero interpretada siempre a su favor.
El país entero es tomado como el botín de un ejército victorioso, que se arrebata a los ciudadanos tenidos como adversarios y se reparte según convenga a la estrategia del Partido y a los intereses de las clases sociales mejor situadas, y el patrimonio común ciudadano se convierte en el patrimonio privado de los políticos que detentan el poder del Estado. España es como un cuartel, mandado por bandoleros, regido por el orden público y la disciplina laboral; de sus habitantes se espera colaboración o al menos silencio y obediencia.   


Según Vidal Beneyto (“Resistencia crítica”, El País, 5-I-2008): La derecha no ha tenido nunca problemas con su identidad. Nostalgia por el orden; proclividad por la compañía de la Iglesia y del uniforme. Querencia inagotable por la eficacia y el éxito, en primer lugar económico; fervor por las esencias del pasado; culto a la seguridad y el control; añoranza por el autoritarismo como régimen y como práctica, sin olvidar a alergia a la crítica y la redentora invocación de la ética y otras coartadas curalotodo destinadas a compensar la acumulación de beneficios. De ahí su conflictiva relación con la democracia.

Competencia

Respuesta a un debate suscitado por Luis Roca Jusmet

La competencia como principio está sobrevalorada, pues, es una pieza clave en el edificio ideológico del liberalismo y aún más del neoliberalismo, que es más falaz. El capitalismo, hoy, no funciona con la competencia, más que en parte, sino sobre el esfuerzo por superarla. 
No estamos en un capitalismo de libre competencia, como pudo serlo y no del todo en sus orígenes, sino en un capitalismo muy evolucionado y articulado, un capitalismo de organización, como indica Habermas, o un capitalismo de Estado (es decir influido por decisiones políticas), donde la competencia está articulada y mediatizada (o incluso anulada) por grandes grupos económicos y financieros nacionales y por organizaciones regionales y mundiales; por asociaciones patronales, sindicales y ciudadanas, por foros y ONGs, que interfieren de alguna forma en un capitalismo muy dinámico que busca superar la competencia a través de monopolios cada vez más poderosos. 
El mercado libre (que nunca lo fue) queda para la producción y el comercio a pequeña escala, pues las grandes corporaciones, formadas por fusiones, opas, joint ventures, etc, no quieren someterse a las leyes del mercado, sino dominar los mercados para burlar la competencia. La tendencia es a formar grandes monopolios mundiales, que dominen un sector productivo o un área comercial. Lo vemos en la reducción de fabricantes de coches, de telefonía, la concentración de grupos editoriales, de industrias de ocio, productoras de cine y tv, de logística (Amazon) o transporte, de energía eléctrica, etc, etc.
Echemos la vista atrás y veamos a dónde ha conducido la cooperación y cual ha sido el resultado de la competencia, que llevada al grado máximo es la guerra.
El quid del asunto, como indica Luis, está en el equilibrio de las tendencias y deseos humanos: en combinar el interés personal con el colectivo; en la cooperación y la competencia; en el interés privado y el interés público; en las aspiraciones del individuo y las de la comunidad. Y tengo la impresión de que, hasta ahora, la humanidad ha ido dando bandazos de un extremo a otro.

domingo, 14 de enero de 2018

El capital también avisó

Antes de la fuga de empresas de Cataluña en otoño e invierno de 2017, los empresarios ya habían advertido sobre los riesgos que entrañaba el proceso independentista.
Ahí va una muestra.  

29/5/2014. Artur Mas inaugura la XXX reunión del Círculo de Economía. Su presidente, Antón Costas, solicita a Mas que retome el diálogo con el Gobierno y postula una reforma constitucional para mejorar el encaje de Cataluña en España.

21/7/2014. José Luis Álvarez (profesor de Política de Empresa de ESADE ) en La Vanguardia: “No habrá un choque de trenes, sino una fricción -abrasiva, caótica y prolongada- que impedirá a generaciones de catalanes, ya que así será de largo el conflicto de alta intensidad que se avecina, la construcción de un país abierto y globalmente competitivo”.

31/12/2014. Según “Expansión”, en 2014, 446 empresas catalanas se han trasladado a Madrid.

16/9/2015. El Círculo de Economía rechaza la vía unilateral, pero exige al Estado una consulta legal y acordada si los independentistas vencen en las elecciones (“plebiscitarias”) del 27 de septiembre. Estos deben “respetar la pluralidad social y las reglas del Estado de derecho”. Una decisión unilateral tendría “consecuencias para la economía, las finanzas, las inversiones y la presencia de sedes empresariales en Cataluña”.

9/10/2015. El mayor grupo agroganadero de España, Vall Company, traslada su sede central de Barcelona a Madrid.

14/11/2015. Suez Environnement, propietaria de Aigües de Barcelona (Agbar) centraliza sus servicios en Madrid.

19/11/2015. Derby Hotels (propiedad del empresario Jordi Clos, presidente del Gremi d’Hotels de Barcelona)) traslada su domicilio social a Madrid, por razones fiscales, no por la situación política de Cataluña.

13/6/2016. Asamblea General de Foment del Treball. Gay de Montellá, presidente: “El pulso de la vida pública española y catalana está dominado por el desconcierto”. Hay asuntos “que no registran las estadísticas”, “como empresas que se marchan por razones fiscales; empresas que tienen un plan de contingencia y alternativo por si el proceso independentista sigue hacia delante o bien empresas que han previsto el cambio de sede. Esto es una realidad”. “Hacen falta estabilidad política y seguridad jurídica para facilitar las inversiones”. “Reclamamos la aprobación de los Presupuestos de 2016, cosa que en la política catalana no ha sido posible” (por el veto de la CUP).
Puigdemont, presente en la Asamblea, responde en la clausura: “España es un país que no sabe a dónde va, que no tiene proyecto y que no sabe dar respuesta a los desafíos que tiene sobre la mesa”. “Cataluña tiene un proyecto de país, una narrativa compartida y una amplia base democrática que sustenta al Govern”. “Cataluña expresa ambición, respeto y estima por ella misma”, lo cual la hace “más atractiva que España” para las inversiones extranjeras.

3/10/2017. El Círculo de Economía expresa “su máxima preocupación” ante una posible declaración unilateral de independencia. En noviembre de 2015 había solicitado una mayoría parlamentaria estable y respetuosa con la legalidad.

Frente a ello, un par de “tranquilizadoras” opiniones de los timoneles del “procés”. No hace falta aludir a las de sus socios más radicales.
27/1/2015: Ante un grupo de empresarios, Junqueras insiste en que puede paralizar la economía catalana y que eso afectaría a los acreedores de la deuda española (como si Cataluña no tuviera una deuda que depende de financiación española). El gobernador del Banco de España le contesta diciendo que la independencia podría desencadenar “un corralito”.


5/5/2016. Puigdemont sugiere que Cataluña utilizará la vía de Kosovo: “¿Sabe a quién recibió hace una semana el señor Juncker? -contestó a García Albiol- Al primer ministro de Kosovo. ¿Sabe por qué es primer ministro el señor Mustafá? Después de una declaración unilateral de independencia”.

Habían avisado.


Mayo 2014: Mitin. Forcadell: “¡No acataremos las imposiciones del Gobierno español! No acataremos la ley Wert. No la acataremos”.
Agosto 2014. Entrevista Catalunya Radio. Forcadell: “En un momento u otro tendremos que romper la legalidad española”.
Septiembre 2014. Oriol Junqueras. “Ha llegado la hora de saltarse las leyes españolas. Ha llegado la hora de prescindir de la legitimidad española para crear la nuestra propia".
Septiembre 2014. Irene Rigau. Consejera de Educación: “No aplicaremos estrictamente la LOMCE, le damos una vueltecita y la esquivamos”.
Septiembre 2014. Artur Mas: “El adversario al que nos enfrentamos es mucho más poderoso que nosotros, pero David no venció a Goliat porque fuese más fuerte, sino porque era muy astuto y muy hábil”.
Octubre 2014. Artur Mas: “Tenemos que engañar al Estado” (para burlar la suspensión de la convocatoria del referéndum realizada por el Tribunal Constitucional). El President acata la suspensión cautelar de la consulta pero plantea convertirla en un proceso de participación ciudadana contando con voluntarios.
FB. 10/1/2018.

Turcos

Muchas personas han quedado sorprendidas por la fuerza que ha adquirido en poco tiempo el movimiento independentista catalán, en particular por los jóvenes que se han sumado a él, pero hay que recordar que el impulso viene de tiempo atrás y que la siembra de ideas y opiniones que hoy están al cabo de la calle, así como la colonización de entidades artísticas, deportivas, recreativas y culturales por políticos nacionalistas, se pusieron en marcha hace mucho tiempo. Un ejemplo.
En octubre de 2007, en la 59ª Feria del Libro de Francfort, la cultura de Cataluña fue la invitada de honor de esa edición. La organización encargada de preparar el programa de actos y elegir a los autores fue el Instituto Ramón Llull, dirigido entonces por Josep Bargalló, persona de dilatada trayectoria política: teniente de alcalde de Torredembarra, diputado en el Parlament, portavoz de ERC, Consejero de Educación de la Generalitat, Conseller en Cap, y filólogo, y el dato no es baladí, porque Carod Rovira y Carme Forcadell son también filólogos; Joan Tardá es profesor de Lengua y Literatura.
Entre los fundadores de ETA también había varios filólogos, lo cual no sorprende, porque los terroristas vascos son los que han llevado más lejos el proyecto de utilizar la lengua como instrumento político para escindir la sociedad y hacer de ello una causa para separar a las personas.  
El caso es que en la lista de escritores catalanes que debían acudir a la Feria de Francfort no había autores catalanes cuya obra estuviese escrita en lengua castellana. El Instituto Ramón Llull, considerando que la cultura de Cataluña estaba únicamente representada por el uso de la lengua catalana, decidió invitar a la Feria sólo a autores que escribiesen en catalán. Pero criticado, después, por el sesgo de la selección, acabó por invitar también a los que escribían en castellano, pero estos, en su mayoría, declinaron la invitación.
Pocos días antes de la inauguración, el vicepresidente de la Generalitat, Josep Lluis Carod Rovira, justificó la ausencia de tales escritores con estas palabras: “Si la cultura alemana fuera invitada a una feria del libro, tampoco permitirían que acudieran autores alemanes que escriben en turco”. “Es una polémica imbécil. Una discusión como ésta no se produciría en ningún otro país”. Y en esto último tenía razón, pues sólo los nacionalistas mantienen la separación de lenguas y personas con tanto escrúpulo. Además, Carod debía pensar que el turco era la lengua franca de Alemania, como aquí lo es el castellano, o ya entonces se mostraba como un precursor del grupo xenófobo Pegida.
En una entrevista explicaba las razones profundas de su opinión, que hoy repetiría de carrerilla cualquier mozalbete portando una estelada: “España, como Estado, nos impide cualquier personalidad nacional propia en condiciones normales. Por eso exigimos nuestro propio Estado. A fin de cuentas, Cataluña ya ha sufrido durante los 40 años de la dictadura de Franco un intento de genocidio cultural. Y esta historia aún está fresca”.
Con el veto a los catalanes que escribían en castellano, se trataba, por tanto, de evitar o paliar el efecto de un “genocidio cultural”, si es que puede existir semejante engendro conceptual, y en todo caso aprovechar el momento para hacerse la víctima, porque la realidad de lo ocurrido mostraba precisamente lo contrario: en “condiciones normales”, un organismo público controlado por su partido había tenido la intención de vetar la presencia (y lo había conseguido) de escritores catalanes que cometían el imperdonable pecado de no escribir en catalán, por lo cual, merecían el castigo de ser tratados como turcos en Alemania.
No sabemos el grado de conocimiento que tenía Carod sobre el trato que recibían los otomanos por parte de los tudescos, pero le sacaría de dudas leer “El periodista indeseable” y “Cabeza de turco”, dos libros del periodista alemán Günter Walraff, que, en los años ochenta, realizó una investigación sobre el tema haciéndose pasar por turco.

"El Obrero", 13/1/2018.

jueves, 11 de enero de 2018

Giner. Religión civil

“Como religión civil, la catalana resulta harto interesante. Se fraguó, como tantas otras, en la época romántica de la afirmación nacionalista europea. Se fue formando al socaire de la elaboración doctrinal de los primeros catalanistas. Estos no limitaron sus desvelos a reconstruir a su manera la historia de Cataluña -y a enmendar con ello la de España-, sino que muy particularmente se esforzaron por resaltar aquello que después vendría en llamarse “fet diferencial” del país, como clave interpretativa de la identidad catalana y legitimación de su autonomía.
Los ingredientes de la doctrina constituyente de la primeriza religión civil catalana soslayaban cuidadosamente la pujante Cataluña empresarial e industrial que se abría paso, y más aún la contracultura obrera y libertaria que empezaba a florecer. Se confinaban al ruralismo, a un mundo preindustrial imaginado, al catolicismo, al derecho consuetudinario, a ese localismo y conservadurismo que queda resumido bajo el nombre de pairal” (solariego)


Salvador Giner: “La religión civil catalana”, El País, 10 de mayo de 1988.

lunes, 8 de enero de 2018

Fechas

Lo habían dicho, sabían lo que hacían; estábamos advertidos.
“Hemos de hacer realidad los sueños de nuestros antepasados. Nuestra generación podrá decidir si queremos continuar viviendo dentro del Estado español o si queremos ser un estado libre dentro de Europa”.
“Los procesos de independencia son siempre fruto de la injusticia, de la humillación y del menosprecio. Y España hace muchos años que nos menosprecia, desde la Edad Media, y lo continuará haciendo”.
“Qué clase de pueblo seríamos si en vez de escoger la libertad quisiéramos continuar siendo esclavos. No seríamos un pueblo, ni seríamos una nación, seríamos un grupo de personas que viven juntas, porque los pueblos y las naciones siempre quieren su libertad. Si somos un pueblo, si somos una nación debemos querer nuestra libertad y la hemos de conseguir ahora, ahora; ahora es el momento”.
“La Asamblea Nacional Catalana ya ha decidido: nosotros no queremos continuar siendo una comunidad autónoma de España, no queremos seguir viviendo dentro de un Estado que nos explota y nos humilla, se ríe de nuestras aspiraciones nacionales, no queremos; queremos ser un estado libre, que defienda nuestra lengua, nuestra cultura, nuestros intereses y nuestra identidad. En la Asamblea Nacional Catalana tenemos el propósito de trabajar para conseguir la independencia de este país y no pararemos hasta conseguirlo. Sólo pararemos cuando Cataluña sea un estado de Europa, pero antes no”.
“Nosotros pretendemos hacer un referéndum, para que el pueblo de Cataluña pueda decidir si quiere continuar formando parte de España o si quiere ser un estado libre. Y haremos este referéndum”.
"Hemos perdido muchas oportunidades, la perdimos el año 1898, que tuvimos la oportunidad de ser libres y no lo fuimos, porque siempre que un país se ha querido independizar ha sido cuando la metrópoli ha estado débil, y ahora la metrópoli está débil, ahora España está débil; ahora es el momento".
"Ahora sí lo conseguiremos, porque ahora lo quiere nuestro Govern, yo sé que en el fondo lo quiere, porque no tiene otra salida, porque después del pacto fiscal, no hay nada más; después del pacto fiscal, que además no nos lo darán, sólo queda la independencia. Este es el momento, no podemos perder otra oportunidad histórica”.
“Os pido, os animo a ir el 11 de septiembre a Barcelona a pedir la independencia. Es lo único que queremos”.
Carme Forcadell, agosto de 2012.

sábado, 6 de enero de 2018

Patufets (2)


Jordi: sin contar el dinero público invertido en llevar adelante "el procés" (embajadas, viajes, promoción exterior del proyecto, propaganda, estructuras de Estado, subvenciones a organizaciones independentistas, etc) los mayores recortes de España en educación, sanidad, dependencia, etc, los ha aplicado CiU estando en el Govern (apoyado por ERC). Y de prevaricación y corrupción poco puede hablar el partido que hoy hegemoniza el impulso independentista; el partido del 3%, del caso Palau, Prenafeta, Bagó, Prats, Padrosa, Huguet, Millet, Pallerols y de la familia Pujol, todo ello cocido en torno a la Generalitat durante años, que ha configurado en régimen político en Cataluña tan corrompido como el del PP aquí.
Respecto a la presunción de inocencia, de ¿quién? ¿De quienes, desde hace cinco años y estando en minoría (el 35% del censo y el 48% de los votos), vienen anunciando que iban a cometer un delito -iremos más allá de la ley, aseguraba Artur Mas-, aunque disfrazado para la gente de actividades festivas, y al final lo han cometido? ¿O es que no sabían que lo que intentaban estaba fuera de la ley? Y eso que estaban advertidos. A mí me parece que muchas personas se han tomado alegremente esto de dividir España. ¿Estarían dispuestas a dividir Cataluña con la misma alegría?
Te doy la razón en que los catalanes sufrirán las consecuencias de esta locura, pero fuera de Cataluña también las sufriremos, porque la "caja" es común y el PIB y la deuda son de todos. Estamos en el mismo país.
Un abrazo.

viernes, 5 de enero de 2018

Lengua y economía

Los "intelectuales" del nacionalismo buscan sólo motivaciones políticas (persecución, opresión, dominio de Castilla o de España sobre Cataluña, etc, etc), y olvidan, por ignorancia o maldad, dos aspectos que son esenciales: uno es la demografía, que muestra la desigualdad demográfica de los reinos. Superadas varias epidemias de peste, en 1591, la Corona de Castilla contaba con algo más de 6 millones de habitantes; la Corona de Aragón con 1.335.000, Cataluña, 400.000. España no llegaba a los 8 millones de habitantes. Esa desigualdad se habría de notar en todo, tanto desde el punto de vista político, por el imperio, que tendrá al castellano como lengua dominante, como desde el punto de vista económico y comercial, porque el castellano nio será sólo la lengua del poder, de la Corte, de la administración, sino la de los negocios. ¿O es que alguien cree que las sábanas, camisetas y calzoncillos, camisas y camisones, calcetines, jerseis y géneros de punto, etc, etc, que en Cataluña se han fabricado por toneladas, sus agentes comerciales los han vendido por toda España hablando en catalán?

"Cabalgata de reinas 2018"

"Cabalgata de reinas 2018. Orgullo vallekano"

La pluralidad de la sociedad no está ni tiene por qué estar siempre representada en todas partes y en todos los actos, en primer lugar porque tal pluralidad no puede ser expresada democráticamente, pues los grupos sociales no están, ni de lejos, cuantitativamente próximos y algunos, desde el punto de vista del número son poco relevantes.
En segundo lugar, porque intentar tal representación crearía unos problemas tremendos de protocolo, si se quisiera poner en evidencia en todos los actos públicos y en cualquier representación social. Imaginemos que los gobiernos (central, autonómicos, locales), la magistratura, la jefatura del ejército, las fuerzas de orden público, la Curia, la CEOE, las agencias gubernamentales, las empresas públicas y privadas, los sindicatos, los partidos políticos, los colegios profesionales, los clubes de fútbol, etc, etc, tuvieran que representar adecuadamente la pluralidad social y, en caso, de corresponder (que lo dudo, por su número), que tuvieran que contemplar su cuota correspondiente de drag queens... Qué locura, ¿no? Entonces, no veo por qué razón tengan que estar presentes en una cabalgata destinada a los niños, cuando parecen más bien un gusto de los padres y de las madres.

Una cosa, no quita las otras, ni hay que añadir a todo lo dicho una representación de parados, ni de malpagados, ni de ninis ni de adictos al botellón, que son una buena caterva. Estamos hablando de una fiesta religiosa, aunque secularizada en parte, fruto de una tradición, que, por supuesto, no es democrática, pero así son las tradiciones.
Si se quiere ser verdaderamente transgresor, rebelde, revolucionario, incluso, lo que hay que hacer es denunciar al Concordato con el Vaticano, dejar de subvencionar con fondos públicos a la Iglesia católica y a otras religiones que se han añadido o pudieran añadirse, suprimir los colegios concertados, mucho más si son religiosos, sacar del currículo escolar la asignatura de religión (la catequesis, en las parroquias), sacar las capillas de las universidades y suprimir las referencias religiosas en los actos civiles.
Hecho todo eso, yo no tocaría la cabalgata de reyes, ni trataría de convertirla en una batalla política ni de adoctrinar a los niños con alternativas aparentemente audaces y reservaría las fuerzas laicas para las batallas ideológicas que verdaderamente importan.

“Patufets” en el “procés”

Ahora resulta que eran los niños catalanes, los que, en los colegios, querían hablar de nacionalismo y estaban interesados en lo ocurrido en el refrendo del 1 de octubre. Deseo que los profesores atendieron con diligencia y mostrando el máximo respeto hacia todas las opciones. Lo cual intenta desmentir las quejas de algunos padres, el adoctrinamiento escolar emprendido desde hace años por la conselleria de Educación y el clima de apasionamiento e intimidación de los adversarios que los independentistas han ido mostrando a medida que se acercaban los momentos decisivos del “procés”.
El camino hacia la independencia mantenido a largo plazo y sin desmayo, diseñado, alentado y financiado desde CiU, ERC, la CUP, la Generalitat y organizaciones anejas, es decir desde la élite nacionalista y sus soportes morales y financieros (empresas y grupos afines), los nacionalistas lo quieren presentar como emergido de forma espontánea desde la base, desde la sociedad, desde la imaginaria nación catalana en movimiento (un sol poble), demanda a la que ellos sólo han dado forma asumiendo el mandato social –servir al pueblo (¿se habrán hecho maoístas?)-, con lo cual, en caso de venir mal dadas, como era previsible, salvo para fanáticos, que ocurriera, las responsabilidades se descargan hacia abajo, hacia los voluntarios del 14-N, hacia los niños, hacia los escolares, hacia los papás y las mamás, hacia los portadores de banderas y camisetas, hacia la gente en general, hacia la nación, porque es sabido que un gobierno, por muy autoritario que sea, no puede castigar a toda una nación cuando ésta busca en el mundo el lugar que le corresponde.

Los nacionalistas, carentes del espíritu "viril y martirial", que según Jordi Canal (“Historia mínima de Cataluña”), animaba a Companys, han querido jugar con fuego pero sin correr riesgos, tirar la piedra y esconder la mano. Lo que ha sucedido es que no les ha salido bien la jugada, pero aún lo siguen intentando.

jueves, 4 de enero de 2018

Nuevas cabalgatas

Vivimos en un país pendular, que va de bandazo en bandazo respecto a las tradiciones. Y con unas autoridades que no saben muy bien qué hacer. 
En el caso de Madrid, ayuntamiento, juntas municipales y entidades anexas están impulsadas por una gavilla de activistas movidos por el afán de transgredir hábitos y costumbres de una sociedad que les parece conservadora. No son rebeldes ni revolucionarios, sino transgresores en cosas pequeñas y simbólicas. 
Las instituciones públicas, por principio, no debería apoyar tradiciones que son religiosas, ni quitar belenes ni de promover procesiones de Semana Santa como hacía Álvarez del Manzano. Las tradiciones son eso, tradiciones, y carece de sentido reformarlas desde fuera, desde el ámbito político. Si son tolerables, se toleran y si no lo son, como el caso de algunas fiestas con malos tratos a animales, se prohíben y listo, pero carece de sentido tratar de modificarlas con aditamentos extraños. 
En el caso de los Reyes Magos, la tradición dice que fueron tres, que viajaban sin sus esposas o parejas, es decir sin el 50% obligado de cuota femenina, y sin la correspondiente cuota de razas y colores. ¿Por qué dos eran blancos y sólo uno era negro? Qué afrenta para los negros, pero ¿y los chinos, y los indonesios, y los quéchuas y los mapuches, los aleutinos y los maoríes? ¿Habían algún gay entre los reyes? ¿Les gustaban las corridas de toros? ¿Alguno de los magos era vegano? ¿Y por qué le regalaron oro al niño Jesús, que es el símbolo de la riqueza y excita la codicia humana? El oro está en Fort Knox y representa el imperialismo americano. ¿No era mejor haberle regalado un juguete educativo?¿Y por qué tres reyes y no tres presidentes de república o tres comisarios políticos? ¿Y por qué no reemplazarlos por tres reinas, como señal de empoderamiento femenino? 
La tradición dice que eran tres reyes magos que venían de Oriente, si es que se quiere mantener la tradición. Una cabalgata de hoy día, según el pensamiento políticamente correcto no llevaría menos de 300 figurantes, si se quisiera representar toda la diversidad social para que nadie, por su género, sexo, condición, profesión, afición o religión pudiera sentirse marginado. Pero eso sería otra cosa, un desfile para sociólogos, etnólogos o antropólogos, no la cabalgata de los Reyes Magos para los niños.

Psicópata o capitalista?

El capitalismo premia los rasgos del psicópata
Lo dice John Ronson, periodista de The Guardian, en el libro ¿Es usted un psicópata? En él determina 20 rasgos del psicópata, entre ellos, no tener remordimientos, carecer de empatía, ser un manipulador, tener un ego inflado, mentir de modo patológico (si se cumplen 16, se es un psicópata). El sistema capitalista premia ese comportamiento, que muchas personas siguen aunque no sean psicópatas, sino que se adscriben a los valores dominantes, que son los valores que premian el éxito a toda costa.

miércoles, 3 de enero de 2018

Depresión (2)

No soy contrario a la prescripción de fármacos ni a la atención médica de la depresión, pues hay que salir adelante como sea. Y me parecen escasos los recursos públicos destinados a atender las enfermedades mentales y las dolencias morales desde la infancia hasta la senectud, que deben ser defendidos dentro del derecho a la salud. Mi primera intervención iba contra el intento de medicalizar en exceso para afrontar la frustración al no alcanzar las expectativas que el modelo económico nos ofrece. Vivimos en sociedades montadas sobre el continuo estímulo del deseo, donde todo parece posible de alcanzar, y que sólo basta con proponérselo y trabajar con eficacia para lograr cualquier meta u objetivo. Y eso no es posible, ni es real, porque ese discurso sobre la igualdad de oportunidades esconde la existencia de barreras estructurales que la impiden. Si esas barreras no se advierten y se tiene fe en los presuntos "valores" dominantes, el fracaso de las expectativas no se atribuye a esas barreras sino a incapacidad personal, a la falta de méritos, de motivación, de tesón, de formación, de ambición, de adaptación, etc, etc, y se asume como un fracaso personal, no como una consecuencia inexorable del sistema, y puede acabar en una sensación de culpa, por no saber, por no entender, por no haberse esforzado más, que requiera atención sicológica e incluso medicación. Pero el problema no está en los individuos, sino en el modo de vida que tenemos, en el que fuerzas desconocidas, alejadas no sólo de nuestra acción, sino de nuestra percepción, toman decisiones pensando en su exclusivo interés que afectan a millones de personas.

martes, 2 de enero de 2018

Clase laboriosas, clases peligrosas en Cataluña

“Un motivo más de preocupación para las élites locales -y de nuevo uno con obvia base clasista- era los “otros catalanes”, los inmigrantes económicos sin cuyo esfuerzo la rápida industrialización y enriquecimiento de la burguesía hubieran sido imposibles. A finales de la década de 1920, los trabajadores inmigrantes, junto con sus homólogos catalanes, estaban concentrados en una serie de guetos proletarios. Estos espacios eran los causantes de las pesadillas distópicas de una burguesía obsesionada por la amenaza de la ciudad proletaria sobre su ciudad. En un intento de debilitar a esta primera y de revestir los privilegios capitalistas de simbolismo popular nacionalista, los ideólogos burgueses envilecían a los <forasteros>, acusándoles de importar ideas extrañas perjudiciales para la estabilidad social y los principios tradicionales (cristianos) de la sociedad catalana. Inspirándose en un discurso racista, socialdarwinista y colonialista, presentaban a los inmigrantes –y en ocasiones también a los trabajadores autóctonos- como seres moralmente inadecuados que vivían en un estado de naturaleza o barbarismo primitivo y que formaban el corazón criminal de la oscuridad en la ciudad. El tono de estas denuncias hizo posible la exteriorización de los problemas urbanos; por ejemplo, las primeras comunidades de chabolistas de Poblenou fueron bautizadas con el nombre de <Pekín>, mientras que unas décadas más tarde, tal y como hemos visto, <barrio chino> quedó equiparado en el léxico conservador con la degeneración urbana y el crimen. Además, nuevas formas de ocio como el cabaret, el flamenco y el tango pasaron a ser identificados con la inmigración. Esta evocación de un <otro> exótico y ajeno estaba acompañada de un discurso médico decimonónico que definía la normalidad y estabilidad social mediante la yuxtaposición de la salud y la enfermedad. Incluso la opinión liberal y reformista acostumbraba a identificar a los inmigrantes con problemas de <comportamiento antihigiénico>, reforzando los argumentos de aquellos que vilipendiaban el <contagio> de los <malsanos> y <enfermos> como amenaza a la gobernanza del país y a la libertad de todos. Sin embargo, estos temas alcanzaron su apoteosis con la denuncia del discurso de los pensadores conservadores catalanistas sobre una plaga de la “femte forana” (heces extranjeras) que iba a infectar los principios fundamentales de la nación y la familia, y llevar a la descatalanización. Quizás el ejemplo más extremo de esta tendencia se encuentre en los escritos abiertamente racistas y xenófobos de Pere Rosell, que hacía hincapié en el abismo sicológico, moral y religioso existente entre catalanes y castellanos, y destacaba los riesgos de los matrimonios mixtos (aberraciones mentales, degeneración biológica y resquebrajamiento moral).”

Chris Ealham: “La lucha por Barcelona. Clase, cultura y conflicto 1898-1937”, Alianza, 2005.      

Deprisa, de PRISA

Good morning, Spain, que es different


El periódico global, y sin embargo parcial, exhibe hoy en primera plana, en cabecera y a 5 columnas, el siguiente titular: "Pedro Sánchez dimite y deja un PSOE más dividido y derrotado", que se aleja bastante de lo ocurrido. Para comprobarlo basta con seguir la trayectoria del diario alentando (y quizá algo más) a la facción disidente. 
En realidad, el titular debería decir: "Hemos conseguido que Pedro Sánchez dimita y deje un PSOE más dividido y derrotado".
Acompaña la tropelía informativa un farisaico editorial -"La hora de la unidad"- alineado con la facción susanesca, que certifica la legitimidad del golpe palaciego y aboga, tras el éxito alcanzado, por restablecer la unidad del partido -ahora sí- con generosidad. 
Pero sabe el editorialista que la unidad no se restablece en una hora, ni en un mes ni en un año, y que el desaliento producido en sus militantes, seguidores y votantes socialistas será duradero, porque en política, y más en momento como este y en como se ha producido la "operación Mariano president", cosas como esta tienen consecuencias duraderas. 
El PSOE, para partidarios y detractores, era uno de los pilares más firmes del sistema, y una de las dos columnas más vigorosas del régimen de partidos, hoy seriamente agrietado. 
Es difícil de entender como un diario que ayudó a fundar, a popularizar y a defender el régimen político de la Transición (recuérdese la valiente edición de la noche del 23-F) y tan volcado después en mantenerlo, se ha podido prestar a una maniobra de este tipo, de la misma manera que es igualmente difícil de entender el propósito de quienes la han promovido desde dentro del propio PSOE.
A corto plazo, el efecto inmediato es la investidura de Rajoy, pero a largo plazo las consecuencias pueden estar muy lejos de los propósitos de los conspiradores.

Berlin. Lobos




La libertad y la igualdad figuran entre los objetivos primordiales perseguidos por los seres humanos a lo largo de muchos siglos; pero la libertad total para los lobos es la muerte para los corderos, la libertad total para los poderosos, los dotados, no es compatible con el derecho a una existencia decente de los débiles y menos dotados.
Isaiah Berlin: “La persecución del ideal”, en El fuste torcido de la humanidad,

Depresión

No niego el carácter biológico de la depresión, cuyo origen puede estar en la carencia de ciertos elementos en nuestro organismo o en la alteración del equilibrio entre ellos (litio, sodio, potasio, hierro), pero cuando se alude a esa extensión estamos hablando de una enfermedad social, hablando de insatisfacciones, de frustraciones de miles de personas, que nos remiten no a una epidemia sino a un tipo de sociedad que promete mucho, que incentiva continuamente nuestros deseos, que destruye los lazos sociales y familiares, que carece de racionalidad en la producción y en el consumo, que muestra una increíble capacidad para mutar, que dificulta ponerse al día tras una incesante innovación tecnológica, que ha sustituido valores humanos como el amor, la solidaridad, la igualdad, la cooperación por el afán de lucro, la competencia a todas las escalas, el culto al dinero, al poder y a la fama conseguidos pronto y del modo que sea, por el egoísmo y el trato interesado, o usando un término ya pasado de moda, una sociedad que genera alienación, enajenación, no sólo mental, sino social; es decir personas sometidas a una condiciones sociales de existencia cuyo origen escapa a su comprensión, de ahí que no se perciban salidas colectivas, sino individuales, pues el malestar social se percibe primero de manera personal.
El remedio, por tanto, al alcance y comprensión de la mayoría será individual: libros de autoayuda, visitas al sicólogo o al siquiatra, fármacos... o melancolía. Hay un dicho antiguo que dice que el trabajo inútil produce melancolía. Somos una sociedad de Sísifos.

Agravios y mentiras

A propósito de un post de Félix Ovejero.

Si se trata de "obtener" artificialmente la "nación catalana" a partir de la sociedad real existente, el agravio y la mentira son dos instrumentos fundamentales. Para construir una nación (nueva) opuesta a otra (ya existente) se necesita delimitar un "nosotros" frente a "ellos" y eso, cuando las diferencias son mínimas, necesita los agravios para "crear" las grandes diferencias que justifiquen una separación. El hacerse la víctima necesita de actos que justifiquen la autocompasión continua, el lamento permanente, y esos actos se pueden multiplicar según las necesidades políticas mediante provocaciones, bien pretéritas (manipulando la historia, para que sea una historia de agravios y opresión), bien actuales, como la comisión de actos deliberadamente ofensivos (pitadas el rey, pitadas al himno nacional, quema de banderas, matonismo, etc, etc), bien con iniciativas políticas que choquen con la legalidad vigente para acumular victimismo y justificar la secesión (no nos dejan gobernar, el Estado rechaza nuestras iniciativas, España rechaza el diálogo, no nos dejan votar, etc). Hay que agraviar para sentirse agraviados y, con ello, mantener el movimiento en tensión y enardecido.
No importa que todo esto repose en mentiras, grandes o pequeñas, porque la mentira es absolutamente necesaria, pues su admisión sin reservas muestra el grado de madurez del movimiento, es decir, el convencimiento de los adheridos. La mentira separa a los críticos -el enemigo (así lo señalaba Forcadell)- de los creyentes, los amigos y compañeros de viaje.

No soc aquí

Otra vez los acontecimientos políticos vienen a recordar un conocido comentario de Marx sobre la aparente repetición de hechos y personajes en la historia.
En el capítulo primero de “El 18 Brumario de Luis Bonaparte”, Marx alude a una frase del oscuro filósofo de Stuttgart en estos términos: “Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal se producen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y otra vez como farsa”.
En España el comentario se cumple como esperpento, porque en nuestra historia los hechos dan tantas vueltas como los cangilones de una incansable noria y, como en una rutinaria representación teatral, los sucesos, a medida que se repiten, van perdiendo su apariencia dramática, y los actores, cada vez menos convencidos de su papel, van dotando a sus personajes de una expresión paródica y la gesta que pretendían representar degenera en sainete. Y Cataluña no escapa a este fatal destino hispánico.
En 1926, Francesc Maciá, junto con una partida de voluntarios armados, intentó invadir Cataluña desde Francia para provocar una rebelión general y proclamar la república catalana. El suceso se conoce como el “complot de Prats de Molló”, que es el lugar donde la gendarmería francesa detuvo a los conjurados. Maciá fue detenido y tras residir unos meses en Bruselas viajó a América.
En 1931 regresó a España, fundó ERC y el 14 de abril proclamó la república catalana, ocupando el cargo de presidente en funciones. La república duró tres días. Tras un acuerdo con el gobierno de la República española, la república catalana se convertiría en un gobierno autónomo y se llamaría Generalitat de Cataluña; Maciá fue su presidente hasta su muerte, acaecida en 1933.
El 6 de octubre de 1934, Luis Companys, a la sazón President de la Generalitat,
como reacción al gobierno de la CEDA, acusado de ser partidario del fascismo y de la monarquía, y teniendo como telón de fondo la huelga revolucionaria convocada en diversos lugares del país, proclamó el Estado Catalán, con la intención de invitar a las izquierdas a formar una República Federal Española con capital en Barcelona. Esta vez el Gobierno no se avino a negociar, decretó el estado de guerra y acabó con la ilusión en pocas horas. Hubo medio centenar de muertos y unos siete mil detenidos, el régimen autonómico fue suspendido y Companys y el Govern fueron condenados a 30 años de cárcel por rebelión. Fueron liberados en 1936, tras la victoria del Frente Popular en las elecciones de febrero.
El último intento de proclamar la república catalana ha sido “el procés”, puesto en marcha por Artur Mas con la intención de crear una situación como la de Maciá y obligar al Gobierno de Rajoy a negociar un concierto económico para Cataluña similar al del País Vasco, pero ha sido desbordado por la radicalidad de sus socios en la empresa, ERC y la CUP, dispuestos a proclamar de modo unilateral la independencia, sin mediar negociación alguna.     
Sin embargo, el recuerdo de la reacción gubernamental al intento de 1934 ha pesado en la conciencia de los independentistas, pues pocos han estado dispuestos a emular la actitud de Companys, “populista, viril y martirial”, según la “Historia mínima de Cataluña” de Jordi Canal, y la proclamación, este otoño, de la república catalana fue un acto vergonzante y confuso, que llevó la duda y el desconcierto a sus seguidores.
Desbaratado el intento con la aplicación del artículo 155 de la Constitución, parte de los responsables están en la cárcel, pero algunos consellers, con el President a la cabeza, que ha huido casi como Dencás, consejero de Gobernación en 1934, han buscado asilo en Bélgica.   
Como si no hubiera ocurrido nada, el ex honorable Puigdemont, ha tenido a bien dirigir, desde Bruselas, el tradicional discurso de fin de año a la ciudadanía catalana, como si aún fuera el President de la Generalitat, abolida por él mismo en los primeros días de septiembre, o el presidente de la republica proclamada, asumida o firmada de modo vergonzante y por lo bajini, y no un político español huido de la justicia por el delito de secesión.  
Con un lazo amarillo en la solapa y la bandera oficial de la Generalitat detrás, Puigdemont ha ignorado las propias responsabilidades, ha descrito el mundo fantástico de la arcadia catalana desbaratado por la aplicación del artículo 155, ha animado al Gobierno español a reconocer el resultado de las urnas y empezar a negociar, y ha repetido la cantinela de considerarse el legítimo President de la Generalitat y además reclama el cargo en el futuro gobierno catalán, por ser el primero de la lista independentista más votada (21,65% de votos frente a 21,39% de ERC), sin explicar cómo será posible hacerlo sin pasar por el juzgado, si es que pone un pie en España, y acabar, probablemente, en la cárcel.
Puigdemont anda por Bruselas como un pollo sin cabeza, pero creyendo que aún la conserva sobre los hombros, discurseando aquí y allá, contando su vida a quienes quieran escucharle, pues parece que son muchos los que tienen pocas cosas que hacer, y tratando de evitar que los suyos le olviden. De ahí vienen los gritos de socorro -encara estic aquí, lluny però viu-, como este episodio del discurso “oficial” de fin de año, que más parece un divertimento televisivo para después de tomar las doce uvas, compitiendo con el refrigerado atuendo de Cristina Pedroche y las caricaturas políticas de José Mota. Puigdemont promete volver, como McArthur, el general norteamericano en Filipinas, pero él emulando a Tarradellas, en 1977, y decir, como el honorable Josep: Ja soc aquí.
Imagina que, a su regreso, será recibido con el clamor que faltó al proclamar la republiqueta, y podrá decir a sus seguidores: Ya estoy otra vez aquí. No os preocupéis, que está todo arreglado.
Este sainete hace recordar otra frase Marx, en la misma obra, referida al golpe de Estado del sobrino de Napoleón -“La lucha de clases creó en Francia las circunstancias y las condiciones que permitieron a un personaje mediocre y grotesco representar el papel de héroe”-, al que calificó de Napoleón el pequeño, porque el grande había sido su tío.
Hoy, las circunstancias políticas han permitido que en Cataluña haya surgido un pequeño Tarradellas. Él reconoce su tamaño y teme convertirse en el increíble hombre menguante. 

lunes, 1 de enero de 2018

Dion. Secesión

El ideal democrático alienta a todos los ciudadanos de un país a ser leales entre sí, más allá de las consideraciones de lengua, raza, religión o pertenencia regional. En cambio, la secesión pide a los ciudadanos que rompan este lazo de solidaridad que les une y que procedan así, casi siempre, sobre la base de pertenencias específicas a una lengua o a una etnia. La secesión es un ejercicio, raro e inusitado en democracia, por el que se elige a los conciudadanos que se desea conservar y a los que se desea convertir en extranjeros.
Una filosofía de la democracia basada en la lógica de la secesión no podría funcionar, ya que incitaría a los grupos a separarse en vez de entenderse y acercarse. La secesión automática impediría a la democracia absorber las tensiones propias de las diferencias. El reconocimiento del derecho a la secesión cuando se solicite invitaría a la ruptura desde el momento en que se planteasen las primeras dificultades, según divergencias que podrían crearse en función de atributos colectivos, como la religión, la etnia o la lengua.
Ello no significa que un Estado democrático deba rechazar cualquier solicitud secesionista que se produzca en él. Ante la voluntad clara de secesión, el Estado puede llegar a la conclusión de que aceptar dicha secesión es la solución menos mala. Pero un gobierno democrático tiene la obligación de asegurarse de que esta voluntad de secesión sea verdaderamente clara, que no contenga ninguna ambigüedad y que se proceda a ella no de manera unilateral, sino conforme a derecho y con ánimo de justicia para todos.

Stephane Dion (ex ministro y diputado federal canadiense): Párrafos finales de la conferencia impartida en el Real Instituto Elcano, el 9/4/2013, publicada como “Secesión y democracia: una perspectiva canadiense”, en la revista Página Abierta nº 241, noviembre-diciembre, 2015.