Siguiendo
el mandato de los insaciables mercados financieros, el FMI ha emitido un nuevo informe en
el que confirma sus viejas recetas: percibe el exiguo crecimiento de algunas de
las grandes cifras, pero para no poner en peligro la presunta recuperación económica,
recomienda facilitar el despido de trabajadores en empresas con
dificultades, rebajar los salarios y subir el IVA hasta los tipos medios de la
Unión Europea, como si en otros capítulos estuviéramos también en la media
europea.
Así
no se recupera la economía española, eso está claro y lo saben, pero ese no es
el objetivo buscado, sino la coartada para acabar de destruir el actual sistema
de redistribuir la riqueza entre individuos y clases sociales, ya bastante
desequilibrado, y fortalecer la hegemonía del gran capital sobre el resto de la
población, especialmente, de la población asalariada.
En
una situación de gran debilidad de las organizaciones sindicales y de los
partidos políticos de izquierda, el FMI pretende modificar la ya desigual
relación entre capital y trabajo hasta donde sea posible. Bajo la cobertura de
emplear criterios económicos objetivos, el Fondo actúa en realidad como un
agente político del capital, pues el objetivo es obligar a los trabajadores a someterse
a los dictados de las patronales.
Por
un lado, facilitando el despido aumenta la enorme bolsa de parados (6 millones)
y el empleo se vuelve escaso y, por lo tanto, valioso, y por otro, una vez reducidas
las prestaciones sociales del Estado por los recortes y las privatizaciones, y
mermado el subsidio de desempleo, los trabajadores y sus familias quedan a la
intemperie. Entonces FMI utiliza las necesidades de las familias, de los hijos, de los
mayores y de los enfermos a su cargo, para que las personas en edad de trabajar
acepten empleos en las condiciones que quieran imponer los empresarios. Es
decir, les coloca en una situación donde la única salida es trabajar en
cualquier lugar, con cualquier horario y por cualquier salario, y estar
dispuestos a perderlo y a reciclarse las veces que haga falta.
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