Good morning, Spain, que es different
Por el lado negativo, el Gobierno sigue
mostrando sus preferencias como enemigo declarado de los económicamente más débiles.
Asistimos al publicitado espejismo de la
recuperación de la economía, cuyo crecimiento se reparte de manera desigual -la
brecha entre ricos y pobres, que separa el 20% de personas con los ingresos más
altos del 20% que los tiene más bajos, ha crecido el 28% (en la eurozona la
media ha sido del 5%)-, que muestra un modelo productivo muy vulnerable a las
variables exteriores, asistido por las muletas del Estado y el esfuerzo de los
asalariados; un capitalismo de bajos salarios, elevada tasa de paro, horas extras
no retribuidas, largas jornadas, precariedad laboral, rebaja de impuestos al
capital (el 84% de la recaudación procede de las familias; sólo el 13% procede
de las empresas) y tolerancia con la evasión fiscal.
Las medidas de austeridad -sigue el recorte en
los Presupuestos- no buscan tanto rebajar la deuda pública (que sigue igual) como
la privada y sobre todo rebajar los niveles de vida y consumo de esos españoles
que tanto preocupan a Rajoy e instaurar un capitalismo aún más salvaje, en el
que la precariedad y la pobreza sirvan para disciplinar a los trabajadores (que
también son españoles) haciendo del empleo una precaria pero apetecible meta,
un premio aleatorio en manos patronales, que puede ser concedido o arrebatado
según la voluntad del empleador, al interpretar de modo unilateral los leoninos
contratos salidos de la reforma laboral de 2012. Con ellos, siete millones de
trabajadores están bajo el umbral de la pobreza, que el INE sitúa en una renta
de 8.000 euros anuales (666 euros al mes).
El ministro de Economía asegura que desde el
19% de la población activa en 2016, el paro descenderá al 11% en 2020 (ya
veremos). Recordemos que en 2007 era el 8%. Con una tasa de temporalidad del
26% (entre los jóvenes, del 73%), España es el segundo país de la UE con la
tasa más alta; la tasa media europea de temporalidad es del 14 por ciento.
La renta media de las familias ha pasado de
28.000 euros al año en 2007 a 22.000 en 2013, una pérdida del 20% en seis años.
El 62% de los asalariados tiene unos ingresos inferiores a 22.400 euros anuales
(14 pagas de 1.600 euros).
Según los niveles de renta, en 2007, el 60% de
la población pertenecía a la clase media, el 27% a la clase baja y el 13% a la
clase alta. Seis años después, la clase alta era el 9%, la clase media era el
52% (había perdido 8 puntos y estaba en 24 millones de personas) y la clase
baja había pasado a representar el 39 % de la sociedad en 2013. Casi 3,5
millones de personas han dejado de pertenecer a la clase media para descender en
la escala social, mientras una parte importante de la clase trabajadora, la
peor formada profesionalmente, se ha precipitado en las simas de la precariedad
y la exclusión como permanentes condiciones de vida. España sufre un rápido
proceso de proletarización y precarización.
Entre 2009 y 2015, la renta media de los
hogares se redujo un 13%; hay 1.400.000 hogares con todos sus miembros en paro,
720.000 hogares carecen de cualquier ingreso (en 2007 eran 400.000, según
Intermon); 500.000 sufren pobreza severa y uno de cada diez sufre pobreza
energética. Entre 2008 y 2015, el 20% de los hogares más pobres, tras hacer
frente a los gastos de vivienda (hipoteca, alquiler, crédito), ha perdido el
44% de la renta disponible. El 50% de los parados carece de subsidio de
desempleo. Según la red Europea contra la pobreza y la exclusión (EAPN), tres
millones y medio de personas sobreviven con menos de 350 euros al mes. Casi dos
millones de niños pasan hambre o reciben una nutrición insuficiente y 580.000 estarán
solos en casa este verano, por los horarios laborales de sus padres y la falta
de ingresos para buscar una alternativa.
El mismo gobierno que ha provocado el desastre
y que se ofrece ahora como la solución, ha introducido en el Estado el sesgo
autoritario necesario -ley mordaza (10.000 multas en 6 meses), criminalización
del sindicalismo, reforma del Código Penal- para proteger al Partido Popular de
la acción de la justicia por la corrupción que le afecta y para provocar en la
sociedad española una brutal recomposición, producto de un diseño de ingeniería
social de inspiración financiera, sin que eso haya suscitado hasta ahora una
correlativa reacción por parte de los grupos sociales afectados, ante lo cual
cabe preguntarse por qué.
¿Cuáles son las causas de la templada respuesta
a la agresión perpetrada? ¿Cuáles son las causas de la pasividad ciudadana? ¿Por
qué razones la creciente polarización económica y social se ha trasladado tan
débilmente a la representación política?