sábado, 31 de octubre de 2015

Rumbo de colisión

   
Desde hace bastantes años, los nacionalistas catalanes han defendido, con paciencia y a conciencia, el objetivo de lograr que “Cataluña se sienta cómoda” en España, pero parece que querían decir que Cataluña se “sintiese  cómoda” al lado de España, aunque realmente lo que quieren los promotores de todo este lío es sentirse cómodos gobernando un país al lado de España, y disfrutando de una relación de buena vecindad, léase mercado español y europeo.
En septiembre de 2005, cuando el Parlament aprobó el famoso Nou Estatut, promovido por el gobierno autonómico Tripartito (PSC, ICV, ERC), pudo parecer que el problema del encaje -el “acomodo”- de Cataluña en la estructura del Estado español quedaba, si no resuelto del todo, por lo menos apaciguado por una temporada, pero no fue así.
Las reformas surgidas de la discusión en el Congreso (a lo que se opuso el PP) no satisficieron las expectativas de los nacionalistas, y mucho menos las señaladas en la tardía sentencia del Tribunal Constitucional, pero tanto CiU como ERC ya habían revelado su intención de ir más lejos.
A principios de 2003, Artur Mas, recién nombrado sucesor de Jordi Pujol, prometió que, si ganaba las elecciones, Cataluña tendría un nuevo Estatuto Autonómico con un acuerdo económico similar al del concierto vasco. Pero, celebradas las elecciones, lo que hubo fue el Gobierno Tripartito del PSC, ICV y  ERC, comprometidos en reformar el Estatut de Sau, con la esperanza de que CiU lo apoyase desde la oposición.
Lejos de eso, la elaboración del nuevo Estatut fue muy compleja por la pugna de CiU y ERC, que compitieron por elevar el techo de las demandas nacionalistas, por la deriva hacia el nacionalismo del PSC, por las imprudentes promesas de Zapatero y por la feroz campaña en contra desatada por el Partido Popular.
Los nacionalistas, hoy independentistas, atribuyen el origen de su radicalización al “cepillado” que, según expresión de Alfonso Guerra, recibió el Estatut en el Congreso y a la sentencia del Tribunal Constitucional, en julio de 2010, que lo recortó y privó de valor jurídico a Cataluña como nación, pero lo cierto es que antes habían mostrado poco entusiasmo por un estatuto de autonomía que no estaba promovido por fuerzas políticas genuinamente nacionalistas, sino por fuerzas de la izquierda, aunque lo utilizaron para desgastar al Tripartito (ERC para presionar a sus socios) y al Gobierno de Madrid (recuérdese que Carod Rovira decía que tenía la llave de los dos gobiernos).
Mas ya había formulado en 2003 su aspiración de conseguir para Cataluña un acuerdo económico como el del País Vasco. En julio de 2005, mientras aún se discutía el proyecto de Estatut, Carod Rovira advirtió: “Que no se engañe quien piense que estamos aprobando un Estatut para los próximos 30 años (...) En el momento en que haya nuevas necesidades y que se modifique la actual correlación de fuerzas, Cataluña no tiene otra salida responsable que volver a hacer un nuevo cambio institucional”. Y pocos días después, el diputado de ERC, Juan Tardá, proponía una reforma de la Constitución que recogiera el derecho de secesión, la libre federación de comunidades autónomas y que impusiera, junto con el castellano, el uso del catalán, el vasco y el gallego, como lenguas oficiales en todas las comunidades.
El Parlament catalán aprobó el Estatut en septiembre de 2005 y las Cortes españolas, después de reformarlo, lo aprobaron en mayo de 2006, y el 18 de junio siguiente se celebró el referéndum, con un resultado más bien tibio -la participación no llegó al 50% (49%), los votos afirmativos sumaron el 74% y los negativos el 21%- si se compara con el referéndum de octubre de 1979, cuando la participación fue del 59% y Estatut de Sau recibió el apoyo del 88% de los votos emitidos. Lo cual indicaba que el nuevo Estatut era más una prioridad de la clase política catalana que una demanda de la ciudadanía.
En la campaña electoral previa al refrendo, ERC solicitó el voto negativo para el Nou Estatut, lo mismo que el PP y Ciutadans.
En julio de 2010 se conoció la sentencia del Tribunal Constitucional, que dio lugar a una gran manifestación de protesta en Barcelona, y en noviembre de 2010, tras una Diada clamorosa, Mas ganó las elecciones y desalojó al Gobierno Tripartito presidido por José Montilla. En su discurso de investidura anunció que Cataluña iniciaba un proceso de transición nacional y que, utilizando una metáfora marinera, “fijaba un rumbo de colisión”. Lo cual habla de las intenciones  del navegante.
En septiembre de 2012, después de una Diada multitudinaria, Rajoy recibió a Mas en La Moncloa y rechazó la posibilidad de negociar un pacto fiscal para Cataluña por ser contrario a la Constitución, pero le ofreció acogerse al Fondo de Liquidez Autonómico. A partir de ahí Mas decidió apretar el paso.
Desde entonces, con la eficaz colaboración del Gobierno de Rajoy, que ha conseguido doblar el número de independentistas, el llamado problema catalán no ha hecho otra cosa que crecer y que correr. Entre trucos, fintas, argucias legales, amagos, titulares de prensa, hojas de ruta, eufemismos, declaraciones, manifestaciones, diadas y ondear de banderas, Mas, entre bromas y veras, ha ido avanzando paso a paso hacia su objetivo, aumentando el número de partidarios del soberanismo y marcando la agenda política de sus adversarios, precisando el tiempo, los temas y señalando las fechas más convenientes para sus planes. Montado sobre la ola de la indignación ciudadana contra los efectos de la crisis, las medidas de austeridad y la corrupción política, Mas ha tratado de eludir, hasta ahora con bastante éxito, la responsabilidad de su gobierno en el modelo económico fracasado, en las medidas de austeridad aplicadas y en los casos de corrupción que le salpican (financiación ilegal de CiU, 3%, caso Pujol Ferrusola, entre otros) y desviarla hacia el Gobierno de Madrid (“España nos roba”), mediante dosis exageradas de victimismo.   
Utilizando sin recato los medios de información públicos como aparatos de propaganda de CiU, además del apoyo de los privados, Mas ha logrado transmitir a la población catalana el mensaje de que Cataluña está enfrentada a España por un agravio impagable, un expolio continuo y un conflicto histórico, que, ante la negativa del Gobierno central a cambiar el marco de relaciones, tienen como única solución una separación, preferentemente amistosa.
La eficaz colaboración de organizaciones nacionalistas financiadas con dinero público para mantener enardecidos a sus muchos partidarios suscitando la animadversión hacia España (“los españoles nos odian”), ha logrado la tensión necesaria para que la movilización social haya ido respaldando los pasos dados por Artur Mas: una Diada multitudinaria en 2012, las elecciones anticipadas en noviembre de 2012, en las que CiU, con 50 escaños, perdió 12; el fracaso de una consulta pactada (carta a Rajoy) y el simulacro de refrendo el 9 de noviembre de 2014; otra Diada multitudinaria; la ruptura con su socio Unió Democrática y un simulacro de elecciones plebiscitarias el 27 de septiembre, en las que Mas concurrió emboscado en la lista “Junts pel Sí” (CDC, ERC e independientes), con un resultado poco halagüeño (48% de votos a partidos nacionalistas, 52% a los unionistas), como pasos hacia la anunciada secesión unilateral de Cataluña.
“No hay vuelta atrás, ni Tribunal Constitucional que coarte la democracia, ni Gobiernos que soslayen la voluntad de los catalanes”, aseguraba, el pasado seis de septiembre, un llamamiento dirigido a los españoles firmado por Artur Mas, Raúl Romeva, Carme Forcadell, Muriel Casals, Oriol Junqueras, Lluís Llach, Germá Bel y Josep María Forné. Decisión ratificada, a pesar del resultado electoral, por un documento acordado por Junts pel Sí y la CUP, el 27 de octubre, instando al Parlament a iniciar el proceso de fundar un Estado independiente en forma de república y a abrir un proceso constituyente, y al futuro gobierno catalán, a cumplir exclusivamente las leyes emanadas del Parlament.
El barco ha seguido el rumbo trazado y tenemos a la vista la última singladura: la colisión, que el texto propuesto llama “desconexión democrática”, se producirá el día 9 de noviembre, fecha en la que han de coincidir la discusión y aprobación de esta declaración de independencia y la investidura de Artur Mas como President del Govern de la Generalitat y presunto primer President de la nueva Cataluña independiente. Ahí queda eso.
Publicoscopia, 31-X-2015

jueves, 29 de octubre de 2015

Lledó

 ¡Ah! Lledó. Eso son palabras mayores. Aquí, en unas oposiciones, le dejamos en la calle para dar la plaza de catedrático a un joven recomendado. En la Universidad Libre de Berlín le acogieron bien y disfrutaron de su saber. Poco puedo decir, salvo recomendar la lectura del capítulo V. De Universidad y Educación, en "Imágenes y palabras" (Madrid, Taurus, 1998), que recoge textos suyos de diversas épocas, en los que propone: "La necesidad de abordar con cierta urgencia estas cuestiones se debe, sobre todo, a que, en nuestros días, se pretende estar llevando a cabo algunas de estas modernas reformas, apoyándose en unas terminologías absolutamente pedantescas y vacías, tras las que se esfuma, se disimula y se maltrata cualquier empeño pedagógico verdadero. Sería interesante analizar las razones que han llevado a esta auténtica mistificación educativa. Después de años, casi siglos, tal vez de abandono, las urgentes reformas pedagógicas han caído bajo esa telaraña terminológica, que frena cualquier intento de salir al modesto y luminoso camino donde nos espera nuestra más importante revolución pendiente" ( pg 512).

Independencia

A propósito de la declaración de independencia de "Junts pel Sí" y dela CUP.
Entiendo la rebelión, no el derecho a rebelarse, que no existe en parte alguna, lo que no entiendo es la rebelión conjunta de nobles y plebeyos, de dominantes y dominados, de empresarios y trabajadores, de honrados y corruptos. No sé qué cuentas debe haber hecho la CUP (y las otras fuerzas de izquierda que van detrás) para apostar por la independencia, porque algún proyecto estratégico tienen que tener.

Decía lo de la CUP et alii, porque en algún momento deberán plantearse dar paso a la reclamación social, hasta ahora pospuesta, y dar rienda suelta al anticapitalismo, lo cual les habrá de enfrentar al bloque nacional "burgués", digámoslo así, que es hegemónico y que tras una hipotética independencia lo sería todavía más. Y presumo que habiendo perdido aliados en España para la causa social.

Bueno, pero infiero, quizá ingenuamente, que en la CUP se verán impelidos por sus votantes a aplicar al programa social anticapitalista. El 8% de votos que han sacado no es un voto independentista sin más, porque dado el amplio espectro del nacionalismo, hay muchos matices para elegir, el voto a la CUP es un voto muy decantado hacia las opciones radicales. La CUP ha apretado el acelerador y se muestra muy impaciente con el proceso, y ha querido sobrepasar al mismo tiempo a los partidos y coaliciones de la izquierda (ICV, EUiA, Podemos, etc) y a ERC, o sea que es el máximo exponente del nacionalismo y del anticapitalismo. Y eso es una combinación explosiva.

viernes, 23 de octubre de 2015

Autoridad

Comentario a un texto de Luis Roca Jusmet sobre la autoridad (Gerad Mendel).

Interesante. Yo, por deformación profesional y por vocación política, suelo huir de los argumentos psicológicos y religiosos y prefiero pensar en las instituciones desde el punto de vista de las necesidades colectivas. Y la autoridad es una necesidad práctica de la vida compartida, una institución consustancial con la comunidad y, por tanto, con el orden social. Desde este punto de vista, y yendo ya al final del texto, el 68 fue un movimiento de insubordinación contra el padre, si en la figura del padre metemos al Estado (último garante de la autoridad patriarcal, según W. Reich) y, en general, a la generación de los adultos, no digamos ya de los viejos, que son despojados de cualquier utilidad (la senectud es una etapa a evitar, lo que se consigue viviendo a tope y logrando una muerte temprana). 
Lo joven se presenta como una valor positivo y decisivo para renovar la sociedad y los jóvenes como el sujeto capaz de realizar esa transformación (luego se verá en qué queda todo). En las sociedades occidentales, donde el capitalismo está más avanzado, los jóvenes se presentan también como un nuevo segmento consumidor, como un público cuyas necesidades y deseos el mercado debe atender. Detrás de la actitud iconoclasta está el peso del número, la masa juvenil producto del baby boom (y del Estado de bienestar). Por otro lado, está el mal ejemplo de las figuras políticas y religiosas que han representado la autoridad en su forma más extrema (dictadores o los últimos papas). Y finalmente, como consecuencia de la democracia, del régimen político de opinión y del papel de los medios de comunicación, está la doxa, que iguala a todos los opinantes y desplaza o devalúa el saber y la erudición. Así no hay opiniones más respetables que otras, ni, por tanto, autoridad, en el sentido de respetar el esfuerzo por lograr un conocimiento más certero.

Aquella colonización catalana 1

Good morning, Spain, que es different

Cuando oigo o leo opiniones de independentistas catalanes asegurando que les odia el resto del país o aludiendo a la conquista y colonización de Cataluña por España desde hace siglos, recuerdo mi niñez y mi adolescencia, no ya de infante catalán residente en Madrid, sino de simple jovenzuelo entregado horas y horas, como tantos otros colegiales y bachilleres, a leer ávidamente libros y tebeos, que curiosamente llegaban de Barcelona.
La Ciudad Condal, como decía el narrador del NO-DO, era entonces, y creo que  lo sigue siendo, una potencia editorial, que, no sé si con ánimo de colonizar al resto del país y neutralizar la cultura de los emigrantes, que, según un bulo que circula con cierto éxito entre las almas más crédulas del nacionalismo, enviaba Franco a Cataluña para desnaturalizarla, o por simple afán de hacer negocio (la pela es la pela) distribuía periódicamente toneladas de papel impreso en forma de historietas y de novelas baratas.
Salidos de los lápices de Cifré, Vázquez, Ayné, Peñarroya, Escobar, Ibañez, Conti, Benejam, Jorge, Coll, Estivill, Nadal, Raf, Panella, Muntañola o Enrich, entre otros, las bodegas de Editorial Bruguera, de Toray, de Cliper, de Hispano Americana de Ediciones o de Editorial Juventud volcaban semanalmente la abigarrada turbamulta de los personajes habituales de revistas ilustradas como TBO, Pulgarcito, El DDT, Tío Vivo, Yumbo o Pinocho, y los jóvenes lectores se deleitaban con las aventuras y desventuras de La familia Ulises, Morcillón (amito Mochilón) y Babalí, El profesor Franz de Copenhague, cuyos inventos han servido de inspiración a muchos políticos, Las hermanas Gilda, El repórter Tribulete, Zipi y Zape, Carpanta, Don Pío, Doña Urraca, El loco Carioco, El doctor Cataplasma, Petra, criada para todo, Pascual, criado leal, Mortadelo y Filemón, Anacleto agente secreto, 13 Rue del Percebe, La familia Cebolleta, Pepe Gotera y Otilio, Blasa, portera de su casa, Mi tío Magdaleno, Apolino Tarúguez, hombre de negocios (y su secretario Celedonio), Don Berriche, Ángel Siseñor, La familia Churumbel, El botones Sacarino, El caco Bonifacio y tantos otros, además de las colecciones de los llamados cuentos de hadas (Azucena, Alicia, Graciela) y de las revistas Sissí, Blanca, Lily y, sobre todo, Florita, para las chicas.  
Del mismo caladero procedían El cachorro (y su fiel Batán), El jabato (y el forzudo Taurus), El capitán Trueno (con Crispín y Goliat), El sheriff King, Tarzán, Dick Norton, Flash Gordon (con Dale Arden y los chicos del espacio), El hombre enmascarado (el duende que camina) y los personajes de los relatos situados en la II Guerra Mundial y la guerra de Corea ofrecidos en Hazañas bélicas, donde gobernaban los lápices de Boixcar, Alan Doyer y Alex Simons.
Todos ellos debían disputar las preferencias infantiles con héroes como Jeque BlancoDoc SavageMendoza Colt, Aventuras del FBI (de tres agentes: Jack, Sam y el joven Bill), de la madrileña Editorial Rollán, con Diego Valor (de los cielos caballero, de malvados el terror), el Coyote y Dos hombres buenos (Guzmán y Silveira) de José Mallorquí, para Editorial Cid, también de Madrid, y con El guerrero del antifaz y Roberto Alcázar y Pedrín, de la Editorial Valenciana.
Para la gente menuda y para los bachilleres de toda laya, los tebeos y novelas baratas (del Oeste, policíacas, de piratas y de aventuras en general), junto con los programas de radio y las sesiones dobles de cine de barrio, suponían la necesaria alternativa a los deberes escolares y a las plúmbeas tardes dedicadas a memorizar, que no a entender, el hermético mensaje del dogma católico y el no menos abstruso de la Formación del Espíritu Nacional, que compendiaba el ideario político franquista.
La verdadera patria es la infancia, decía Rilke, y puede que sea cierto, porque en la infancia se configura la personalidad, se adquieren los códigos que insertan al individuo en determinada cultura y se adquieren los valores morales que, en buena parte, van a guiarle el resto de su vida. En este aspecto, miles, millones de niños y jóvenes españoles, chicas también, naturalmente, fueron educados durante años no sólo por sus familiares, maestros y los inevitables curas y monjas, sino por los tipos humanos y los estereotipos sociales suministrados por unos relatos elaborados en Barcelona.
¿Cómo sería posible odiar a los catalanes sin renunciar a una parte de la infancia?  

lunes, 19 de octubre de 2015

Pablo, Pablo,

Good morning, Spain, que es different

Pablo, Pablo, ¿por qué nos defraudas?

Me defraudó anoche Pablo Iglesias en el debate con Albert Rivera, moderado e incentivado por Jordi Evole. Me dio la impresión de que Iglesias siguió a Rivera en algunos de los tópicos más manidos del neoliberalismo, en vez de desmontárselos. Le faltó artillería pesada en temas que eran importantes.
Por ejemplo, en el tema de los sueldos, del salario mínimo interprofesional, de la renta mínima garantizada y de los impuestos, Rivera aludió a la eficaz muletilla de que primero hay que crear la riqueza y luego repartirla. Estuvo de acuerdo con Iglesias en repartirla mejor, pero defendió que lo prioritario era crearla.
La respuesta apropiada hubiera sido:
A) Hay ya mucha riqueza creada, pero muy mal repartida. Y no sólo eso sino que el Gobierno, por medio de las privatizaciones, está entregando riqueza acumulada durante años, que son los bienes y servicios del Estado, patrimonio común de todos los españoles, a grandes grupos empresariales y a chiringuitos de parientes y amigotes. Hay mucha riqueza en España y cada vez más concentrada; ha aumentado la desigualdad, hay transferencia de rentas desde las clases bajas hacia las altas, ayudas de fondos públicos a monopolios y oligopolios y a sanear bancos y cajas de ahorros mal gestionadas (auténticos desfalcos); hay nuevos millonarios con la crisis mientras crecen la pobreza y la marginación. La política del PP ha sido concentrar la riqueza en menos manos, favorecer a quienes ya eran ricos y hacer ricos a los que estaban cerca de serlo. Digo yo que con esa riqueza habrá que contar, no sólo con la que se genere en el futuro.
B) Hay que rescatar parte de esa riqueza creada y ocultada al fisco, hacer aflorar el dinero negro, perseguir el fraude fiscal, subir los impuestos a las grandes fortunas y a las grandes empresas, para que paguen al menos como las pequeñas.
C) No malgastar la riqueza existente de manera legal, con el despilfarro público en obras inútiles, edificios emblemáticos, instalaciones infrautilizadas, infraestructuras faraónicas (líneas del AVE y supresión de trenes ordinarios, autovías de peaje sin coches, aeropuertos sin aviones, bibliotecas sin libros, centros culturales sin cultura, polideportivos sin deporte, hospitales inaugurados y abandonados, etc, etc.). Y de manera ilegal, persiguiendo, de verdad, la corrupción política y empresarial.
D) ¿Hay que crear riqueza? Claro. De acuerdo con Rivera en esto, pero no como él lo concibe. Rivera defendió un capitalismo de mercado, que sólo existe en su imaginación.  
Hay que crear riqueza, pero ¿en qué condiciones? ¿Sobre la base de hacer continuas reformas del “mercado laboral” y ninguna del “mercado gerencial”? ¿De hacer que la productividad descanse sólo en los bajos salarios, en los contratos temporales, en empleos que son basura, en facilitar el despido, en largas jornadas laborales, en la desprotección de los trabajadores, en facilitar que las empresas se descuelguen de los convenios y así sucesivamente?
Hay que crear riqueza, sí, pero sin trampas; hay que producir con dignidad para los trabajadores y exigiendo responsabilidad a los empresarios, porque las empresas tienen una función social que no es sólo generar dinero a sus directivos y propietarios.
E) Iglesias no combatió el discurso sobre la competitividad de Rivera. Competitividad es una palabra engañosa que encubre trampas, fraudes, ayudas del Estado, pactos bajo cuerda y condiciones de trabajo vejatorias para niños y adultos. Competencia es una palabra mágica, que se utiliza como credencial de ser razonable y sensato en materia económica, pero en realidad es algo que nadie desea: las pequeñas empresas son proteccionistas por naturaleza, porque no pueden competir con las grandes; y las grandes empresas a lo que aspiran no es a competir, sino a dejar de competir y a controlar el mercado por medio del monopolio. La meta no es competir sino dominar.

G) En esta sociedad sobra competitividad y falta cooperación.

miércoles, 14 de octubre de 2015

Tramposos

Good morning, Spain, que es different

Llegaron haciendo trampas y se despiden igual. Llegaron al Gobierno mintiendo -no tocaremos las pensiones, no subiremos el IVA, no subiremos los impuestos, no bajaremos los salarios, no abarataremos el despido, crearemos empleo, bla, bla, bla para sacar España de la crisis (de Zapatero) y regenerar la vida política, etc, etc- y así han seguido. 
Por conveniencias políticas, pues estaban por medio las elecciones autonómicas en Andalucía, los Presupuestos Generales del Estado de 2012 se aprobaron el 28 de junio.
Ahora, por conveniencias también políticas, el Gobierno ha presentado de prisa y corriendo los Presupuestos de 2016 antes de que se celebren en diciembre las elecciones generales.
La oposición ha criticado los Presupuestos por fantasiosos y presentado más de 4.000 enmiendas, que han sido rechazadas por el PP, como ya es habitual. Serán unos presupuestos sólo del PP que este Gobierno deja al siguiente como herencia.
Pero hete aquí, que en Bruselas no han gustado. La Comisión Europea dice que incumplen el déficit señalado (en realidad, el Gobierno ningún año lo ha cumplido) y que hay que revisarlos, porque bajar los impuestos y aumentar los gastos deja un descuadre de 10.000 millones de euros que han de salir de alguna parte: o recaudar más o gastar menos, con lo cual el gobierno que salga de las urnas el 20 de diciembre se verá abocado a efectuar un recorte por esa cifra o a buscar los ingresos correspondientes.
Bruselas ya ha avisado y los efectos se conocen, pero aún así el Gobierno los presentará la semana que viene para aprobarse, a sabiendas de que se deben corregir. Serán un fardo que Rajoy deja a su heredero en la Moncloa, como sus conmilitones los han dejado a los suyos en los gobiernos autonómicos y locales de los que fueron desalojados en mayo. Y mucho me temo que en ese pleno del Congreso, los partidos de la oposición aguanten tal parodia en vez de marcharse y dejar solos a Rajoy y a los suyos votando a su engendro. El abandono del hemiciclo es el gesto que se merecen como colofón de esta aciaga legislatura.

Anales de la Corona de Aragón

Curiosidad. 
Algunos nacionalistas afirman que España no existe, que lo que existe es el Estado español, y que las naciones, la catalana y, por supuesto la vasca, que es diez milenaria, existían antes de España, la cual empieza a existir a partir de 1808.
Pues, bien: transcribo los párrafos finales del libro Cuarto de los Anales de la Corona de Aragón, de Jerónimo Zurita, en donde se celebra la unión de los reinos de España.
“El regocijo que se hizo por toda España fue tan general como la causa y beneficio de ella lo requería, considerando haberse puesto fin a una tan perpetua y terrible guerra, y que se acababa de extirpar la fuerza y Reyno de los Moros, que por tanto discurso de tiempo se habían defendido de Príncipes muy poderosos, y guerreros, que con increíble obstinación la continuaron siempre, y pusieron sus personas y Reyno, y gran parte de las fuerzas y riqueza de Berbería por sustentarla. Pero estaba reservado el loor y merecimiento de tanta gloria, al primero que puso en tan gran unión los Reynos de España, sin la cual, no parecía poderse sojuzgar el Reyno que sustentaban en ella los Infieles, pues hasta el fin se defendieron con tanta fuerza y resistencia, que si no se siguiera la división que hubo entre los mismos Moros, por cuya causa sellaron los socorros que les venían de África y Berbería, y con estar las fuerzas de los Reynos de España unidas, la conquista de aquel Reyno fuera harta más peligrosa y difícil”.
FINIS.
Epígrafes: General regocijo en España; 1492; La unión fundamento de la victoria.
“Crónica del Rey Don Hernando II el Católico” en "Los cinco libros postreros de la segunda parte de los Anales de la Corona de Aragón". Compuestos por Gerónimo Zurita cronista de dicho Reyno. Tomo Cuarto.
Con licencia y privilegio: impreso en Zaragoza por Diego Dormer, Impresor de dicha Ciudad y del Hospital R. y G. de N. S. de Gracia. Año: MDCLXVIII. A costa del Reyno.

Cobardes

Veo que las instituciones, ya denigradas, se deterioran cada día más por el uso de ellas que hacen dirigentes cobardes. El Gobierno de Rajoy azuza a los jueces para que actúen contra Mas y los independentistas para resolver un problema que es político, al que elude hacer frente por miedo. Y veo, que Mas, Irene Rigau y Joana Ortega se escudan en los otros, en la masa, en los movilizados, en esa Cataluña que "espontáneamente" se ha puesto en marcha por sí misma. Quieren escribir una página épica en la historia de la Nueva Cataluña, pero el proceso avanza con trampas, desmentidos, trucos y enredos propios de un vodevil, o mejor de un sainete, que es lo nuestro. 
Hacen falta héroes para que exista la épica, pero hasta ahora nadie ha dado el paso adelante de plantarse y decir aquí estoy yo, con todas las consecuencias: yo dí la orden a las organizaciones independentistas, yo organicé el refrendo, yo dí instrucciones a los colegios, yo mandé elaborar el censo, yo controlé el escrutinio, etc, etc, etc. Asumo esa responsabilidad y que caiga sobre mi el peso de la ley, si es que existe tal ley. Ningún dirigente independentista arriesga ni el sueldo ni la poltrona y todos están a sueldo del Estado opresor. Es una revuelta de altos cargos, utilizando a la gente. Es Francia en 1848.

miércoles, 7 de octubre de 2015

Cupo vasco

A propósito de un comentario de Luis Roca Jusmet sobre el concierto económico vasco.

Parto, en principio, de dos consideraciones: a) los ciudadanos como sujetos de derechos; b) la mayor igualdad posible entre los ciudadanos, lo cual choca con las excepciones estamentales, económicas, fiscales, electorales, etc. 
Soy contrario a la existencia de privilegios territoriales y mucho más a que se extiendan; los privilegios hay que suprimirlos, no multiplicarlos, porque eso abre un camino muy peligroso (una carrera por aumentar la desigualdad a costa del resto), que abunda en la lógica neoliberal de fomentar la competencia en todos los ámbitos. Al menos dentro de España y como principio general, hay que competir menos y cooperar más. 
Soy contrario, por tanto, a mantener privilegios heredados de la Transición, calificados de históricos o de lo que sea, y partidario de llegar a un punto cero mediante un nuevo pacto para reordenar o refundar el Estado, sobre una base federal lo menos asimétrica posible, aunque sé que eso es difícil, más cuando tienen tanta fuerza las tendencias centrífugas.

Rajoy y la corrupción

Good morning, Spain, que es different

Rajoy atribuyó el descalabro del Partido Popular en las elecciones municipales y autonómicas del pasado mayo a que la corrupción (de su partido) había estado muy presente en los medios de información, sobre todo en las televisiones. Ahora, ante otro revés electoral en ciernes, Rajoy se lamenta con la boca pequeña de que en el PP no han sido suficientemente rápidos y diligentes en actuar contra la corrupción. 
Es la disculpa que toca exhibir, con gesto falsamente contrito, a dos meses de las elecciones que le pueden echar de la Moncloa; otra mentira, a ver si hay alguien que se la crea.
La verdad de lo sucedido en estos cuatro años de Gobierno es muy otra, que no agota, además, el tema. Las sospechas de corrupción empiezan mucho antes, en 1989, con Aznar recién llegado a Secretaría General del Partido y Rosendo Naseiro como tesorero, implicado en un caso de presunta corrupción, que fue sobreseído a pesar de la abundancia de pruebas por un (presunto) defecto de forma en la instrucción del juez Manglano, lo cual abrió al Partido Popular un camino de impunidad para financiarse ilegalmente.
Aznar coronó esta primera victoria de la corrupción sobre la administración de justicia, a la que seguirían otras, con la rotunda frase “el Partido Popular es incompatible con la corrupción”, sobre la que se construyó la leyenda del PP como un partido de personas honradas y profesionalmente bien preparadas, que, a diferencia del PSOE, estigmatizado con la muletilla de “paro, despilfarro y corrupción”, les habilitaba como buenos gestores. Pretensión que, como se ha visto después, era pura propaganda, pues ni son ni han sido buenos gestores para los intereses de España, aunque sí han trabajado a fondo para los sectores más ricos de la población, para los oligopolios y las grandes empresas (son el partido del Ibex 35), ni desde luego han sido honrados, pues están salpicados de casos de corrupción en todos los niveles de la administración -local, central, insular o autonómica-, aunque las maniobras dilatorias y la lenta y viciada administración de la justicia puedan haber ayudado a difuminar esa impresión.
Pero han sido muy diligentes en elaborar instrucciones para ocultar la corrupción que se han aplicado de forma jerárquica en todo el Partido y en todos los lugares donde han tenido responsabilidades de gobierno, y han sido ágiles y rápidos en gobernar con opacidad, mentir, insultar y acusar a quienes se la han señalado, negar información, simular que legislan contra ella, guardar silencio, utilizar eufemismos y desmentidos, hacerse los tontos, eliminar pruebas, evitar registros, amparar corruptos, mantener imputados, rechazar preguntas, vetar comparecencias, impedir comisiones de investigación, presionar a magistrados, cambiar jueces y mandos de la policía y poner a trabajar a los plumillas de su aparato de propaganda, formado por medios de información públicos y privados.
Esperemos que, a la hora de votar, la gente no olvide todo ese esfuerzo realizado para evitar que resplandezca la verdad.

martes, 6 de octubre de 2015

Andrea (II)

A propósito de Andrea.
La cordura, por medio de una decisión judicial, se ha impuesto y la niña Andrea Lago podrá esperar la muerte serenamente y sin dolor.
La constancia de sus padres por hacer valer sus derechos como paciente (Ley 41/2002), el apoyo del comité de ética del hospital, la decisión del juez, el cese de la Consejera de Sanidad de la Xunta, que respaldaba a los médicos, y la consiguiente repercusión en la prensa -¡el qué dirán!- han llevado al equipo médico a aceptar lo inevitable y lo razonable y a retirar los artificios que la mantenían con vida y sedarla, esperando que la naturaleza decida el momento de morir.
En esta época, cuando se alardea tanto de patriotismo, sería conveniente que muchos ciudadanos, incluidos bastantes de los que gobiernan, consideraran cuál es su verdadera patria, si es España o es el Vaticano, y sopesaron a quién deben su lealtad, si a las leyes del Estado o a los dogmas de la Curia. Y sería muy bueno para la convivencia, que una vez aclaradas estas cuestiones y decantados por una opción sincera en cualquiera de los dos sentidos, los que se consideraran antes miembros de la Ciudad de Dios que de la Ciudad de los Hombres, por expresarlo en términos agustinianos, abandonaran los cargos públicos, regidos por normas civiles, y se entregaran a la defensa de la fe con el fervor de cruzados, si ese es su deseo, pero emprender o continuar cruzadas desde un cargo público no es de recibo.

sábado, 3 de octubre de 2015

Todo es nacionalismo

Good morning, Spain, que es different.
Buscando otra cosa (tengo que arreglar el archivo, que genera tanto "ruido" como "silencio"), me he topado con esta cita, que está un poco atrasada, cierto, pero lo que afirma es pertinente en estos días.
"Mira hacia donde quieras: por todas partes verás nacionalismos. Y hablo en plural, porque el nacionalismo no existe. Hay nacionalismos de derechas y hay nacionalismos de izquierdas. Y los movimientos de liberación nacional surgen por doquier, bajo los signos y por las vías más diversas (...) Y esto es válido para Europa. Solo que, lo admito, en estos momentos la correlación de fuerzas a nivel europeo nos es adversa. Pero vamos con la historia. Las naciones bretona, sarda, irlandesa, friuliana, jurasiana, baldostana, galesa, escocesa, gallega, catalana, vasca, etc, forcejean -unas más; otras comienzan a hacerlo- por salir al mundo rompiendo las estructuras, ya arcaicas, con que las encierran los estados actuales (...) Se inicia un proceso revolucionario, en Europa, en el que liberación nacional y socialismo, consecuentes, son inseparables".
M. Castells (miembro de la Mesa Nacional de HB), entrevista en El viejo topo nº 48, sept, 1980, p. 13.

viernes, 2 de octubre de 2015

"Casta"

 Apropósito de una opinión sobre "Podemos".

Ni siquiera son los "inventores de la casta", sí que han utilizado el término con éxito, pero ya había sido utilizado antes. Entre otros, por un servidor, en el capítulo "Muerte de la pasión política" de la obra colectiva: "Imaginación democrática y globalización" (La catarata, Madrid, 2001). 
Dice así: "con harta frecuencia la clase política ha dado muestras de ser una casta con intereses propios, distintos de los del resto de los ciudadanos, y de regirse por normas morales y jurídicas también distintas (y a veces contrarias) de las generales, cuando en buena hora, y viniendo de donde venimos, debiera ocurrir todo lo contrario: que la clase política diera claro ejemplo de estricta observancia de las normas, sobre todo de las legales, del que pudieran aprender los demás ciudadanos. 
Muy al contrario, los múltiples resortes para burlar la vigilancia ciudadana que ofrece una administración del Estado lenta, compleja y opaca en todos sus niveles, sirven de pantalla para encubrir una práctica morosa, viciada y autoritaria del servicio público y de valladar tras el que se ocultan los desafueros de la clase gobernante, la molicie de la burocracia y el ejercicio negligente de sus cometidos".

Ahí va otra cita sobre el mismo tema: "Una de las características más paradójicas de la generación que protagonizó la transición democrática y que, sobre todo, llevó a cabo su consolidación a lo largo de los años 80, era precisamente su ausencia de un concepto radical de democracia. La generación de los sesenta era revolucionaria, nunca fue una generación democrática. Su santo y seña eran las vanguardias, no un concepto empírico de pedagogía social. Sus estrategias predilectas se centraban en acciones ejemplares, emblemáticas y violentas. Jamás crearon modelos imaginativos de participación social. Su filosofía de la vida estaba más cerca de renovados símbolos y de discursos heroicos, que de una ética del diálogo y la construcción. Su discurso político fue radical y totalizador, incluso allí donde tuvo que asumir su postrer gesto de investidura y claudicación de principios: el abandono de facto de las doctrinas sociales carismáticas que les legitimaron primero como élite socialista y más tarde como casta política. (E. Subirats: "Después de la lluvia", 1993, p. 57).