¡Vaya! Con la aprobación en
el Congreso, por fin salió adelante la medida contra el desempleo que realmente
deseaba aplicar el Gobierno. Por fin, quienes se encuentren en la triste situación
de estar en paro y sin prestación desde el 1 de enero de 2009 podrán cobrar
durante seis meses la ayuda extraordinaria de 420 euros mensuales.
Muchos malpensados han
acusado al Gobierno de improvisar por haber fijado, inicialmente, en el 1 de
agosto la fecha para cobrar esta ayuda. Otros -el mundo está lleno de canallas-
habrán llegado a creer que al Gobierno le importaba poco la suerte que pudieran
correr quienes estuvieran parados y desasistidos desde fechas anteriores a la
fijada en el decreto. Pero todos se equivocan, no se trata de una (otra)
ocurrencia en agosto, puesta en marcha y propagada con poca cavilación, sino de
una estrategia para suscitar el consenso y repartir los méritos, pues el
Gobierno desea que las medidas para salir de la crisis económica o para paliar
sus efectos correspondan a todos, pues, en un alarde de generosidad, ha deseado
diluir entre todos lo partidos sus mejores ideas y dar la impresión de las
soluciones brotan de una clase política eficaz.
En
realidad se ha tratado de un ardid que Zapatero ha puesto en marcha a escala
nacional para comprobar, en primer lugar, quienes estaban atentos y vigilantes
en el mes de agosto y no dormidos en los laureles, y en segundo lugar, para ver
quienes tenían ideas y deseaban aportarlas para mejorar la solución propuesta
inicialmente por el Gobierno. Ha sido simplemente el deseo de desatar una
tormenta de ideas para obtener la mejor solución y un pretexto para lograr un
acuerdo y que parezca que hay consenso en algo más que en hacer frente a la
gripe A. Este ZP es un zorro.
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