Good morning, Spain, que es different
Está muy lejos de representar a la población de Estados Unidos un gobierno de hombres blancos y millonarios, cuyas fortunas suman en conjunto 14.500 millones de dólares. Lo que equivale a la riqueza de los 43 millones de hogares más pobres de Estados Unidos. (“El gobierno más blanco, rico y masculino”, Silvia Ayuso, El País, 20-1-2017).
Las mujeres y los hombres no blancos son la excepción.
Lo que dice bastante de las personas que merecen la confianza de Trump y, por
si hiciera falta, ofrece pistas sobre sus verdaderos objetivos.
Nikki Haley, gobernadora de Carolina del Sur,
representará a Estados Unidos en el Consejo de Seguridad de la ONU, donde tiene
poder de veto como miembro permanente. La Secretaria de Educación ha sido
confiada a Betsy DeVos, una millonaria de Michigan, partidaria de la educación
concertada, y la Secretaría de Transporte, a Elaine Chao, mujer de origen chino
(Taiwan), que fue Secretaria de Trabajo con G.W. Bush (jr.).
La otra excepción es el neurocirujano afroamericano Ben
Carson, que ocupará la Secretaría de Vivienda y Desarrollo Urbano. Ninguna
mujer ni persona no blanca ostentarán un cargo tan importante como la Secretaría de
Estado, que desempeñaron Colin Powell o Condoleeza Rice con G. W. Bush (jr.).
Rex Tillerson, presidente de Exxonmobil, dirigirá
el departamento de Estado. El abogado Reince Priebus, con experiencia política,
será el jefe del Gabinete, y el cargo de Jefe de Estrategia ha recaído en Steve
Bannon, autotitulado Darth Vader, un
hombre enemistado con los medios de información (deberían tener la boca cerrada; los medios son la oposición) y
fundador de la web Breitbart News, un canal que alimenta los sueños de la derecha radical.
El general James Mattis -“Perro loco”-, con
experiencia en Iraq y Afganistán, será
el Secretario de Defensa, y el general retirado Michael Flynn, conocido por su
islamofobia y su afinidad con la Rusia de Putin, Asesor de Seguridad Nacional. Mike
Pompeo, antiguo oficial de la marina y miembro del Comité de Inteligencia del
Congreso, a donde llegó apoyado por el Tea Party, es el nuevo director de la
CIA, en tanto que James Comey se mantiene como director del FBI. John Kelly,
general retirado del Cuerpo de Marines, ocupa la Secretaría de Seguridad
Interior.
Jeff Sessions, el senador que rechazó la legislación contra la tortura y no pudo ser juez
por sus chistes racistas, será
Fiscal General.
Nadie parece más indicado para dirigir la
Secretaría de Energía que el ex gobernador de Tejas, Rick Perry, el hombre que
en 2011 propuso eliminar ese departamento. El nombramiento del Director de
la Agencia de Medio Ambiente va por el mismo camino, pues el ultraconservador
Edward Scott Pruitt, niega que exista el cambio climático y ha bloqueado los
intentos de Obama de luchar contra el calentamiento. Sigue esta paradójica
línea el nombramiento de Tom Price, médico retirado contrario al aborto y
adversario de la reforma sanitaria de Obama, como Secretario de Salud.
La Secretaría de Comercio ha recaído en el
millonario y tiburón financiero Wilbur Ross, cuya fortuna se estima en unos 2.500
millones de dólares. Otro “vecino” de Wall
Street, es Steven Mnunchin, con una dilatada carrera en Goldman Sachs y un fondo de inversión propio, será el Secretario del Tesoro. Ha prometido bajar los
impuestos. Otro hombre de Goldman Sachs, Gary Cohn, será el director del Consejo
de Economía Nacional.
El
presidente de Blackstone, el fondo de inversiones más importante del mundo, Stephen
Schawarzman, estará al frente de un foro creado por Trump para asesorarle en
asuntos estratégicos. Y queda, finalmente, el puesto de asesor personal de
Trump, cargo confiado a Jared Kushner, empresario inmobiliario, con una fortuna
de unos 200 millones de dólares, y editor de The New York Observer, que ha sido uno de los cerebros de la
campaña electoral. Es el marido de su hija Ivanka.