lunes, 26 de mayo de 2014

Amarga victoria del PP.

Good morning, Spain (que es different)

A pesar de haber sido el partido más votado, con 4,055 millones de votos y 16 diputados, no había más que ver anoche las caras de Cospedal y de Cañete anunciando los datos que les daban la victoria, para imaginar que en el Partido Popular la procesión iba por dentro. Rajoy no salió a decir esta victoria es mía, pues tuvo bastante con aparecer, anteayer en Lisboa, en el partido final de la Champions, como buen lector del “Marca”. Tampoco salió a la palestra la marisabidilla de la Vicepresidenta, pues no convenía asociar al Gobierno con la imagen de un retroceso electoral importante, así que dejaron el lance a Cospedal y a Cañete, que cumplieron como pudieron recitando la consabida jaculatoria de que, a pesar de la herencia recibida, su política ha traído la recuperación y eso ha merecido la confianza de quienes les han votado. Triste consuelo.
El partido más votado ha perdido la tercera parte de sus escaños, 8, y 2,6 millones votos. Aún así, para el daño que ha hecho y el que le queda por hacer, los 4.055.000 votos recibidos son muchos votos, porque exceden el número de millonarios, empresarios, banqueros, altos cargos, clientes, amigos y parientes agradecidos, presuntos, corruptos, mangantes y afanantes, que le han votado. Cuenta con una bolsa fiel de voto muy ideológico, en parte popular y de la pequeña burguesía del interior, de la España profunda y católica, poblada por gente de orden, muy mayor y escasamente instruida y, por tanto, fácilmente manipulable por párrocos y demagogos.
Junto con el PSOE, que es su gran cómplice y adversario en el desgastado modelo canovista, suma el 49% de los votos emitidos (atesoraban el 81%), pero el 26% obtenido, comparado con el censo, que es de 36.546.000 electores, representa el 11%. En este momento el Gobierno tiene el respaldo electoral explícito del 11% de los electores. Ni por lo que ha hecho, ni por lo que dijo que iba a hacer y no hizo, este gobierno es legítimo. Y ahí está la prueba contable.

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