miércoles, 15 de febrero de 2017

Françoise et moi



Tous les garçons et les filles de mon âge se promènent dans la rue deux par deux… Una voz femenina, más bien triste, desgrana tímidamente y con palabras sencillas, las cuitas de una chica acomplejada, que, paseando sola y con el alma en pena, presentía que acabaría siendo monja.  
Cuatro acordes de guitarra -do, la menor, re menor, sol7ª-, una armonización de la época, corriente pero eficaz, un ritmo lento -slow fox-, marcado por el golpe seco de la baqueta en el cerco de la caja y por un bajo vigoroso arropando una letra sincera, convirtieron una canción cándida en un himno sobre la desorientación juvenil.
Una declaración de inseguridades sentimentales -Oui mais moi, je vais seule, car personne ne m’aime-, interrogantes y esperanzas -Connaîtrais-je bientôt ce qu’est l’amour?-, que pronto tuvo éxito entre tous les garçons et les filles de l’Espagne, porque era una canción fácil de cantar, de tocar con la guitarra y además era bailable, una pieza de las que permitían acercarse (pero sin pasarse) a una chica en un guateque. Imagino que a ellas les ocurriría algo semejante con los aprendices de galanes de la época.
 
La escuché en la radio, por primera vez, un otoño -quizá del 62 o del 63-. La voz de Françoise Hardy no podía llegar en otra estación del año, tan romántica y tan parisina, con las hojas de los árboles (Les feuilles mortes, genial Montand) cayendo sobre el suelo mojado por la lluvia. El verano ya lejos, la vuelta al instituto, la rutina de las clases, los días más cortos, más grises y más fríos, sin más horizonte que las aulas y las lejanas vacaciones navideñas, predisponían a los sueños y a la nostalgia de tiempos más apasionantes, no vividos pero leídos en novelas o vistos en el cine. París era “Casablanca”, las novelas de Simenon y las películas en blanco y negro de Jean Gabin, Charles Vanel, Lino ventura, Paul Meurisse o Belmondo; y Francia era la Bastilla, la Marsellesa, y sobre todo, sus chicas y sus mujeres: Michelle Morgan, Jean Moreau, Simone Signoret, las hermanas Deneuve, Milene Demongeot y sobre todo Brigitte Bardot.
El otoño escolar y la imagen de un París idealizado también conducían a reflexiones más sombrías sobre el porvenir -Quand donc pour moi brillerá le soleil?-, que se avenían muy bien con la canción de Hardy, que era una queja en voz baja sobre la soledad del presente y la incertidumbre del futuro.
La voz y la guitarra de la chica, que podía haber sido una compañera de instituto, llevaban a interrogarse sobre el mañana, el inmediato y el más lejano: ¿qué había más allá de la rutina de las aulas? ¿Qué había más allá del bachillerato? ¿Y después? ¿Y después de después? Porque, sin un proyecto claro (la dictadura no permitía hacerse muchas ilusiones), la vida se presentaba como un camino cubierto por la niebla. Aún no había advertido Machado por boca de Serrat que se hace camino al andar. Pero en cualquier caso, con camino o sin él, el tiempo imparable obligaba a recorrer la vida como jóvenes y muy pronto como adultos, pero, ¿acompañados por quién? ¿Cogidos de la mano con alguien o tan solos como Françoise Hardy, con el alma en pena? 

Crecí, Françoise también, y le perdí la pista. No olvidé aquella primera canción ni las inmediatamente siguientes, pero luego dejé de interesarme por su evolución, buscando musicalmente algo más vigoroso y más comprometido. Ella se desentendía de la política, mientras yo empezaba a interesarme por ella. Éramos hijos de familias humildes y algo derechistas, esas que votaban por el general De Gaulle. Por ejemplo, durante el Mayo del 68, Jacques y yo nos marchamos de París porque no me gustaban sus destrozos. Se dice que esa rebelión transformó la sociedad. Yo creo que es al revés: sucedió porque la sociedad había cambiado -dice Hardy en una entrevista reciente. 
Ella se alejaba de París en mayo del 68 y yo hubiera dado cualquier cosa con tal de estar allí, levantando adoquines. De mi visita a España en los años sesenta no recuerdo nada. Lo único que sé sobre la guerra civil y el franquismo es por los libros de André Malraux, que leí mucho más tarde. En aquella época no sabía nada sobre política. Viviendo en el mundo yeyé, de la canción moderna, era fácil no saber de Franco en Francia; cosa bien distinta era soportarlo en España.

De tarde en tarde supe de ella, claro. Su foto aparecía en la prensa, casada con un tipo -¡maldito Jacques!-, que sólo por ese hecho no me gustó (¿son posibles los celos distantes de alguien a quien no se ha tratado?). Seguía guapa, con ese aire de chica francesa. Maduraba, yo también. Pasaban los años, y de vez en cuando comprobaba, en fotografías, que envejecía bien y me obligaba a reconocer mi propio declive. Hasta el otro día.
La encontré el domingo pasado en las páginas del suplemento dominical de un diario, en una entrevista con fotos. Estaba muy desmejorada; acababa de salir de un trance -un linfoma-, que casi le produjo la muerte, pero estaba elegante, muy francesa, con el pelo blanco y corto, pero conservando muchos rasgos de aquella chica de la guitarra.
Sigue reservada, sola y triste, casada con un marido alérgico al compromiso -¡maldito Jacques!- pero sola -y libre- como toda su vida. Desencantada de la derecha y de la política, sólo le interesan los políticos que van por libre (Michel Rocard, Raymond Barre y al principio Nicolás Sarkozy, pero le interesa Fillon); no le gustan ni Le Pen ni Melenchon, se confiesa una persona de “centro”, (de centro a la francesa, claro), defiende el aborto, la eutanasia, la igualdad de salarios, el feminismo empático y la espiritualidad sin sectarismo, sin iglesias ni clérigos.
Más volcada en la producción musical de los últimos años -que desconozco-, dice que las canciones de los años sesenta le gustan menos, pero que aún le emociona L’amitié, que también es una de mis preferidas. Recuerdo que sonaba como fondo de la secuencia del suicidio con que Rèmy Girard, rodeado de su familia y amigos, ponía fin a su vida y a su cáncer, en la película de Denys Arcand “Las invasiones bárbaras”, cuya visión recomiendo.

La amistad, la lealtad incondicional sin fisuras, y su ausencia, los olvidos y las traiciones, son temas recurrentes de la canción adolescente, y aún de muchas composiciones de adultos. Esa carencia se percibe en la mirada de una mujer de pelo blanco, cuyos ojos siguen teniendo el mismo brillo y la misma tristeza que tenían los de aquella chica, que, con cuatro acordes -do, la menor, re menor, sol-, compuso una canción pidiendo auxilio. Y creo que aún lo pide.   

Muguruza 3

Good morning, Spain, que es different

Jorge, Jorge. Que te vas. Tu buen corazón y tu empeño juvenil te llevan por caminos más propios de la lírica.
Aquí, nadie ha propuesto convertir los pensamientos en delitos; entre otras cosas, porque es imposible, pero dejando eso, vamos a lo que verdaderamente tiene interés discutir. Que el pensamiento sea libre y no deba perseguirse a quien piensa de determinada manera no quiere decir que todas las ideas deban tener las mismas facilidades para divulgarse.
Eso forma parte del tópico de lo políticamente correcto de que todas las ideas son respetables. Pues no; todas, no.
Personalmente creo que, por quedarnos en el ámbito político, hay ideas que son repugnantes y que es mejor que no se divulguen, porque si bien es cierto que las ideas no delinquen sí pueden inspirar actos que sean delictivos. Hay ideas encanalladas que inspiran conductas que son canallescas.
No me merecen ningún respeto quienes tratan de engañar a la gente con ciertos proyectos; ni me lo merecen quienes un día tras otro sueltan sandeces de a kilo; los soporto, ¡qué remedio me queda!, pero sus ideas no me merecen respeto. Ni tengo interés en que, por ejemplo, se difundan las ideas de los rapados de ultra sur, del frente atlético o de tipos de parecida ralea, porque suelen alentar actitudes que son lesivas para el resto de las personas. Como no encuentro respetable que haya ciudadanos que tengan el proyecto de meter a otros en campos de exterminio, en cámaras de gas o en hornos crematorios,  aunque sea con la “saludable” intención de mejorar la raza.
Tendré que soportar que haya quien piense así, incluso que se publiquen revistas y cosas por el estilo con tales ideas, pero no alentaría su difusión para mejorar la democracia y la pluralidad de pensamiento (suponiendo que eso sea “pensamiento”). Lo siento, pero no comparto esa visión angelical del mundo. Yo no estoy en posesión de la verdad absoluta, ni siquiera relativa, pero hay otras pretendidas verdades que, aunque sean relativas (y que curiosamente no se presentan así), me producen pavor.
Y volvemos otra vez al asunto del epígrafe -Muguruza-, en el que compruebo con preocupación como un hecho que merece justa reprobación desde un sector de la izquierda, no levanta tanta alharaca cuando se trata de lo contrario. Y es que casos como el de Muguruza, pero al revés, se producen en Euskadi mil cada día, pero sin tanta publicidad. Pero ante esa ley del silencio cotidiano, ante esa burla de la democracia y de la libertad (de los otros), ante esa imposibilidad de opinar de forma contraria al nacionalismo impuesta por los de la capucha y por sus amigos, en la izquierda decimos poco. Y esa situación no es de ahora, ni debemos echar la culpa a Aznar como coartada.
No nos engañemos, porque viene de hace muchos años atrás. Y hay que recordar que, desde el fin de la dictadura franquista, en el País Vasco sólo ha gobernado la derecha nacionalista vasca y ningún otro partido; no ha habido alternancia, así que hay que dar menos crédito "a la opresión española", porque en Euskadi gobiernan los inventores del nacionalismo desde hace décadas.  
Mi preocupación es que casi de manera natural, sin pestañear, ante casos lamentables como el de Muguruza, en la izquierda se responde de manera comprensiva o solidaria como un resorte, mientras que ante cosas y casos más graves y más frecuentes se hace un prudente mutis.
Sin ir más lejos, el sábado un grupo de energúmenos pegó fuego a la sede del PSOE en Rentería, y además ardieron unos coches que estaban aparcados delante. Es la 27ª vez que queman esa sede. Y anteayer, otro grupo (o el mismo) arrojó tres cócteles molotov contra el domicilio de un concejal del PP.
Bien, yo creo que eso es más grave -aunque todo es opinable- o al menos tan grave como la petición de que no cante Muguruza, y hasta ahora no he visto  una propuesta de ningún grupo de izquierda en favor de los socialistas de Rentería o en defensa del concejal del Partido Popular. Y si somos tan angélicos y estamos tan preocupados por la libertad de expresión, deberíamos decir algo.
Yo estoy de acuerdo en adherirnos al escrito de solidaridad que propone el Foro Social para que cante Muguruza, pero sugiero que se proponga extender la solidaridad y defender la libertad de expresión a los dos casos mencionados. Y que esperemos a ver qué pasa.
Saludos.

10 de septiembre de 2003 
Para Colectivo Red Verde]

martes, 14 de febrero de 2017

Muguruza 2

Good morning, Spain, que es different

Paco:
Propones la independencia de Euskadi siguiendo la voluntad de los vascos. De acuerdo, pero ¿de cuáles vascos y de cuántos vascos? ¿Del 25% que sólo se considera vasco, según datos del último euskobarómetro? ¿Del 6% que sólo se considera español? ¿Del 64% que hace compatibles ambas identidades, según la misma fuente del Gobierno vasco?
Según la voluntad: ¿Del 53% de los vascos que dieron su voto a los partidos nacionalistas en las elecciones autonómicas del año 2001, con un 80% de participación? ¿O del 46% que no los votó? ¿De los 600.000 que votaron al PNV-EA, que suponen el 43% del total de los emitidos? ¿O de los 143.000 que votaron a Euskal Herritarrok, que pasó del 18% al 10% de los votos emitidos?
Estas cifras pueden hacer reflexionar sobre la inconsistencia de ese mito sobre el que se ha montado todo ese barullo ideológico, en el que una parte de la izquierda todavía está presa: la existencia, real y constatable, del pueblo vasco como una comunidad culturalmente homogénea y políticamente unida, que se mantiene idéntica a sí misma por los siglos de los siglos, amén (10.000 años de antigüedad le atribuye Arzalluz, que debe venir de una vieja familia).
Políticamente el pueblo vasco no existe, a no ser como metáfora. Lo que existe en Euskadi, como las elecciones vienen demostrando desde hace años, es una sociedad moderna, dinámica, plural y dividida en varias opciones políticas.
Desde el punto de vista de la representación política es la región más pluralista de España, y yo no sé si eso es bueno o es malo (para algunos es muy malo; quizá sea bueno por la diversidad como valor ecológico), pero es lo que hay.
Podemos pasar por encima de esas molestas realidades sociológicas y pensar que por encima de la plural voluntad política de sus habitantes existe en el País Vasco un grupo político privilegiado que representa los auténticos e históricos intereses de los vascos, aunque no todos los vascos lo sepan y en muchísimos casos lo rechacen. Y aunque este grupo selecto sólo represente al 10% de los votantes hay que darle un plus de legitimidad, porque, según dice, es el más firme defensor de la voluntad del verdadero pueblo vasco, no de los vascos corrientes, sino de los vascos “pata negra”. Y si ese grupo lo dice, ¿por qué vamos a dudar? ¿Por qué no vamos a pensar que tiene razón y que todos los demás están -estamos- equivocados?
Lo que parece haber detrás de todo ello es que, ante la imposibilidad de obtener una legitimidad moderna basada en la representación en las urnas, contable, periódicamente mensurable y renovable, HB, EH, AUB, o quien sea, se ampara en una legitimidad remota, conferida de una vez y para siempre por la historia, por el pasado glorioso de los invencibles gudaris, por un protoestado que nunca existió, etc, etc; es decir, ampara su actividad política actual, llevada a cabo en una sociedad moderna, en mitos y en leyendas (en una legitimidad literaria) como si se tratara de justificar el poder en una comunidad tradicional y predemocrática (hay un curioso texto de ETA de los primeros años sobre la democracia primigenia vasca y sobre el voto de los padres de familia). Y todo ese arcano de sabiduría popular está depositado en un selecto grupo social, que, al parecer, lo ha recibido directamente de un ser superior -¿Arana?-, como cualquier otra religión, para ser administrado a su antojo.  
El asunto no tendría más importancia si se mantuviera dentro del terreno de la confrontación política pacífica. ¿Que unos señores dicen que son los auténticos representantes de los intereses pasados y futuros del pueblo vasco? Bueno, otros dicen lo contrario y unos terceros dicen otras cosas, a veces igual de fantasiosas. Lo que tienen que hacer unos y otros es convencer de eso a más gente para que les vote, aunque no acabaría ahí el problema, porque hay malas ideas que no se hacen buenas a fuerza de votos.
El problema surge cuando se pretende conseguir por la fuerza lo que no se consigue con la persuasión. Ése es el verdadero problema del País Vasco: que unos señores quieren obtener réditos políticos de una violencia que aplican sobre la población no afecta a sus postulados, no que haya una opción política independentista que no consigue expresarse por la dominación española o francesa. En este aspecto, en el País Vasco, hoy ya no existe el sometimiento de la expresión política o cultural euskalduna, y mucho menos económica, a los dictados de otros estados que justifique las demandas nacionalistas por medio de la lucha armada. Lo que hay es la pretensión de los partidos nacionalistas de conseguir el máximo grado de poder político, a ser posible de una vez y para siempre.
Claro, que si se acepta como un método adecuado que unos señores utilicen la violencia para compensar esa falta de votos, nosotros tendríamos que ir pensando en algo parecido. Que estaría mucho más justificado porque aún tenemos menos votos. A menos votos, más bombas para compensar. A no ser que se piense que este método es válido para todo el mundo, porque todos los partidos aspiran a tener más votos de los que tienen y, por tanto, todos podrían aspirar a tener su cuota de tiros para lograr imponerse. Pero si cada partido administra su propia violencia para conseguir votos, cada ciudadano está legitimado para hacer lo mismo para defenderse de las opiniones armadas de sus adversarios, y con ello llegamos al estado de naturaleza hobbesiano de la guerra de todos contra todos. Es decir a una fase previa al Estado o a la extinción del mismo, que es a donde nos conduce esa consigna final, que es una exaltada muestra de la libertad de expresión. 
Comparto tu indignación con la gente del PP, pero, para mal nuestro, de la gente de la izquierda, quienes matan y quienes extorsionan en el País Vasco no son del PP, sino tipos que se dicen de izquierda, gentes que defienden ¡el socialismo!  (a saber qué quieren decir con eso), gente que está contra el PP en ¡nombre de la izquierda! ¡Dios santo!, pero que al menos no está conmigo, que también soy adversario del PP y modestamente también me considero de izquierda.
No me gusta la España del PP, como no me gustaba la de Franco; ni soy partidario del GAL, cuyos miembros están o deberían estar en la cárcel, como otros matarifes abertzales, a los que no les reconozco ningún heroísmo.
No me gusta la España única, pero tampoco me convence una secesión no justificada racional ni políticamente, aunque sí mitológicamente, ni veo grandes ventajas en hacer de España un país más pequeño cuando Europa se hace más grande.
Y que cante Muguruza, lo repito, pero no nos podemos escandalizar porque otros digan lo que piensan sobre él; aunque, en esto, como en otros casos, habría que ver lo que pasaría en el caso inverso. Recuerdo que Miguel Ángel Blanco, era concejal, como Muguruza, y tocaba la batería en un conjunto, y está muerto porque lo mataron los correligionarios de este último. Yo no votaría a ninguno de ellos, pero tampoco puedo entender que se mate a alguno de los dos; esa es mi postura.
¿Qué hacer con Muguruza? Bueno, no está mal que, además de cantar, tenga que oír otras cosas, como otros las oímos a diario de los nacionalistas aunque no nos gusten. ¿O es que sus oídos, como los de otros nacionalistas, no pueden soportar opiniones contrarias? 
¿Qué hacer con Muguruza?, preguntas. No censurar; ya lo he dicho, pero sí opinar y discutir, y sobre todo, razonar. Razonar sin miedo, sin temor a perder las referencias; a meterse en otros campos, a ser heterodoxo, en definitiva; sin miedo a pensar a la intemperie, aunque eso sea muy incómodo y le puedan acusar a uno de enemigo -¿enemigo de qué?- o de intelectual orgánico de la derecha.
Y eso sí, mucha libertad de expresión, pero no equiparación de las opiniones, porque no todas valen ni política ni moralmente lo mismo. Defiendo incluso la libertad para decir tonterías o para propagar mitos, pero también defiendo que nadie me obligue a creerlos por las buenas y mucho menos por las malas.
Saludos.

8 de septiembre de 2003

Colectivo Red Verde

Muguruza 1

Good morning, Spain, que es different
El síndrome del prisionero
He leído la columna de Félix de Azúa, en El País, sobre la entrevista que Eduardo Madina hace al cantante vasco Fermín Muguruza para la revista Jot Down, y después de leer la entrevista, no puedo estar más de acuerdo en la conclusión de Azúa: ¿Por qué quieren suicidarse los socialistas?
Los socialistas, y otros, parecen afectados por virus que ataca mortalmente a los partidos de la izquierda, que a la larga les incapacita para gobernar un país entero, al creer que llegarán a hacerlo si convencen a la gente de que es mejor trocearlo y luego sumar los trozos.
 El virus también afectó a los verdes. Parece mentira que quienes defienden con razón que ni el clima, ni el aire ni el agua tienen fronteras, cedan tan fácilmente ante los argumentos de los nacionalistas. Adjunto unas intervenciones mías sobre el mismo personaje y el mismo problema, en una polémica mantenida entre el sector rojizo y jacobino y el sector verdoso y periférico, de los verdes en Madrid, porque veo que en este asunto hemos avanzado poco. Y la evidencia más palmaria de lo que digo está en Podemos. Ahí va el primer texto.
Paco (nombre supuesto):
Sobre el caso de la denuncia del boicot a la actuación del cantante Fermín Muguruza, no me vale la comparación de la trayectoria de este músico con lo que pudieran hacer los verdes.
Lo que haga un miembro de Los Verdes, o incluso alguno de sus dirigentes, podemos pensar entre nosotros que no compromete al resto (aunque ante la opinión pública no lo tengo tan claro), porque esos hipotéticos casos aislados de crimen o matonismo a los que tú aludes no formarían parte de la práctica habitual del colectivo verde. Pero los conocidos métodos de amedrentamiento civil no son casos particulares en Herri Batasuna, sino que forman parte una meditada estrategia política, que se convierte en una praxis colectiva aplicada rigurosamente (el totalitarismo de HB empieza con los de dentro). La llamada "socialización del sufrimiento", promovido por la ponencia “Oldartzen” de ETA, es un proyecto violento contra la sociedad civil no nacionalista, y quienes han apoyado un programa político que la comparte, creo, en mi ingenuidad, que se han comprometido con ella, y más, en el caso de un cargo público, como es Muguruza.
Seguramente el ex Kortatu Muguruza será un buen chico, tendrá buen corazón y le gustará tocar la guitarra, cantar, reír y tomarse unos zuritos con los amigos, como tantos otros buenos chicos y chicas vascos, que creen a ciegas en los mitos del carlista naviero Sabino Arana, y que con su mejor intención y bondad de corazón están ayudando, por activa o por pasiva (en este caso por activa), a convertir en un infierno la vida de quienes no piensan ni sienten como ellos. Y esa es su responsabilidad, ni más ni menos. No tendrán las manos manchadas de sangre, ni podrán ser procesados por delitos, porque no los han cometido, pero su responsabilidad por haber apoyado ese estado de cosas no se la quita nadie. Como nadie se la quita a quienes apoyaron la dictadura de Franco, ni a los que ahora apoyan a Aznar. ¿O es que vamos a defender que los individuos no son responsables de las decisiones políticas que adoptan, aunque no sean delictivas? ¿O es que creemos que sólo los dirigentes o los gobernantes contraen responsabilidades políticas? ¿O es que, como el voto es secreto, el ciudadano ya no es responsable de lo que vota? ¿O es que el candidato Muguruza, militante y candidato abertzale, no se comprometía con el programa para el que pedía el voto?
Me parece que deberíamos ir, precisamente, en sentido contrario y hacer que la gente se sintiera responsable no sólo de sus acciones privadas sino también de las decisiones tomadas sobre lo público, sobre lo que afecta a los demás; esa es, al menos para mí, la noción más auténtica de ciudadanía. Si no aceptamos eso jamás comprenderemos la estabilidad de regímenes que nos parecen infectos, pero que reposan en una serie de factores poco visibles y, si quitamos el apoyo explícito y manifiesto, uno de ellos es el apoyo social conferido tácitamente por una serie de responsabilidades en cadena basadas en intereses y también en debilidades humanas como la supervivencia a costa de lo que sea, la comodidad, la búsqueda de seguridad, el miedo, la ignorancia, el dogmatismo, el pavor a la verdad, la defensa de lo que se tiene, el temor a que los cambios lleven a una situación peor, etc, etc.
Y que cante, si quiere, Muguruza, pero eso no evita que pertenezca, haya pertenecido o colaborado con un partido o coalición que no permite opiniones, habladas, leídas o cantadas, distintas de las suyas.
Viva Euskadi independiente, dices. Bueno, pero, ¿independiente de qué? ¿Independiente de quién? Si alguien me lo aclara, a lo mejor me apunto a la independencia y hasta me hago ciudadano vasco, si en ese futuro Estado vasco independiente voy a vivir mejor y a tener más libertad. Pero ni las teorías ni las prácticas de sus patrocinadores van en esa dirección.
Saludos.

7 de septiembre de 2003
Colectivo Red Verde

domingo, 12 de febrero de 2017

Ideologías

Respuesta a Luis Roca Jusmet

De acuerdo, Luis, pero no estoy muy conforme con que el problema de los partidos políticos no sea también ideológico. Creo que lo es, aunque de modo distinto para cada partido, si aceptamos que la ideología es dinámica, está en movimiento. 
La ideología, algo más complejo y elaborado que la mentalidad, nos proporciona los instrumentos para entender la realidad con el amparo de algunas líneas maestras dadas por valores religiosos, culturales, de costumbres, o políticos, por muy rudimentarios que sean. A veces, o mejor dicho muchas veces, la ideología se reduce a simples tópicos o frases manidas, pero que proporcionan un punto de vista y ciertos elementos de juicio por simples que sean; es un sistema de ideas, unas veces elaboradas y otras rudimentarias. 
La ideología ayuda a pensar y a entender y a actuar aun cuando no se haya investigado sobre el asunto en cuestión. La ideología, dice Martín Santos, permite actuar como si se tuviera la ciencia que no se tiene. Lamento ser pesado, pero este rodeo es necesario. Vayamos a los partidos: IU está penetrado de una ideología desfasada, que además le impide renovarse y ponerse al día. En este sentido es una fuerza conservadora, de izquierdas, por sus vínculos con cierto principios de clase y de historia, pero conservadora. El PSOE, por el contrario, desde una débil ideología socialdemócrata ha pasado, influido por la estancia en el poder, a asumir un neoliberalismo casi de forma entusiasta (recordemos a Boyer y a Solchaga). Es decir, se ha modernizado sin reservas, y de modo acrítico; ofrece social-liberalismo moderno para falto de sustancia. Podemos es un caso distinto: son completamente postmodernos, en el fondo y en las formas, porque han aceptado, casi con ansia, todo lo que ofrecen los mercadillos más vanguardistas en materia de ideas y actitudes, que en muchoss casos son contradictorios entre sí. De ahí viene su ambigüedad programática: hasta ahora la solución era el catálogo de Ikea, donde se ofrecían muebles y enseres políticos para todos los gustos y combinaciones, pero eso parece que se ha acabado. 
Otro caso distinto es el del PP, cuyo fondo ideológico está formado por el franquismo, el catolicismo y la moral tradicional, en las generaciones más viejas, a las que se suma el neoliberalismo conservador de los más jóvenes. No hay renovación ideológica, revisión crítica de la ideología (lo cual es difícil, y además, por ahora les va bien), sino adición de valores (o desvalores) nuevos ofrecidos por el pensamiento dominante, pero sobre todo lo que queda es un partido que, en su praxis cotidiana, se mueve más por el interés y por  conservar el poder a toda costa.

Tópicos y lugares comunes

Good morning, Spain, que es different
En este fin de semana se han celebrado tres eventos políticos importantes, de distinta entidad: el congreso del partido que gobierna, y un acto y el congreso de dos partidos que se disputan la hegemonía en la oposición, pero los tres con un rasgo común: han sido tres miradas a tres ombligos, pues en ninguno de ellos se ha hablado de política. Se ha aludido, con circunloquios y dando mil vueltas, al poder; a conservarlo, a ampliarlo, a conquistarlo o a compartirlo (si no queda más remedio), pero hasta ahora no se ha hablado de política; de los problemas de este país, ni siquiera de los más acuciantes, y cómo afrontarlos; no se ha hablado de un modelo económico devastador, del ocaso de Europa, de la deriva del mundo, de Trump, de Putin de los populismos, del fundamentalismo, de las guerras, de la marginación de minorías étnicas, religiosas y sexuales; del tráfico de seres humanos; de la lacerante desigualdad y de la insultante acumulación de riqueza en cada vez menos y poderosas manos, del expolio de la naturaleza, del cambio climático, que ya está aquí, o de la impotencia de las instituciones internacionales para hacer frente a todo ello de manera concertada; no se ha hablado de ideas, de valores, de proyectos, de sueños. De todo lo que comporta, e importa, de la actividad política, si es que sigue siendo una actividad necesaria para vivir en colectividad.

El congreso de PP, de continuidad (el eje estratégico), ha sido en realidad un homenaje a Rajoy, que ha sido elegido presidente del partido por cuarta vez, con un respaldo superior al 95%, a la “búlgara” o al estilo franquista, con la probada lealtad inquebrantable de sus compañeros, que se mostraron muy contentos de haberle conocido y de haberse conocido. Unidad y seguir gobernando, y a lo que caiga, que será mucho.
¿Qué ha dicho Rajoy, que mereció tal premio? Pues lo de siempre: muletillas, lugares comunes, recalcó lo bueno que es el PP (por lo inútiles que son los  otros), recordó que lleva muchos años en la política (toda la vida adulta chupando del erario público), que lo había dado todo y que podía dar mucho más (ojalá no lo haga). Y que va a seguir trabajando por este país, España, que es el mejor. 
Y ahí sigue, sin otro proyecto que aguantar y ofrecer más de lo mismo (expolio del país y tapar la corrupción). La corrupción de algunas personas es un accidental episodio del pasado, que no se va a repetir ni a consentir. Vale. 
    
Un caballeroso Abel Caballero, le ha montado a Susana Díaz -“lo mejor que tenemos”- un acto electoral en Madrid, en el que la agasajada no desveló si iba a presentar su candidatura a la Secretaría General -“tengo ganas, tengo fuerza, tengo ilusión…”, pero no aclaró más-. Ha sido un paseíllo.
La Sultana está realizando por provincias una gira artística donde va repitiendo “ni sí, ni no”, copla que tiene mucho éxito entre su público, aficionado a las palmas y al suspense. En Madrid también ha repetido esa grandiosa muletilla, que recita en cuanto le ponen un micrófono delante: que “quiere un partido ganador”. Pues, claro. ¿Y qué político o qué futbolista no lo quiere?
La frase, que debe tener un contenido cuya profundidad se me escapa, ha merecido el aplauso de los concurrentes, seguramente aficionados al fútbol y al PSOE, por este orden, porque, si Susana Díaz, una persona con un limitado repertorio argumental con el que suple malamente la carencia de ideas políticas, es lo mejor que tiene el PSOE, entonces auguro larga vida al fútbol y muy poca al socialismo español.

El tercer evento presuntamente político es el congreso de Podemos, Vistalegre II, o Vistachunga, porque las cosas tienen mala pinta, pues el partido-movimiento, o el partido-organización o el partido-comunión, llega dividido y enfrentado, con una larga siembra de agravios por un debate bastante crispado y trufado de advertencias (o amenazas) sobre la estructura de la organización y las funciones y límites del liderazgo; es decir enfrentado por el poder y su ejercicio. Pero, detrás de todo ello, hay dos problemas de diferente entidad -uno afecta al pasado y otro al futuro- que merecen ser atendidos de manera distinta.
El primero es el balance de los resultados electorales, que, como en los partidos de la casta, se saldó con una faena de aliño. No hubo dimisiones, como hubiera sido preceptivo a tenor de los principios de la nueva política, ni explicaciones convincentes por parte de quienes habían pronosticado unos resultados que, siendo buenos, estaban lejos de ser los anunciados. 
El mantra esgrimido en su día contra IU -“sabemos cómo ganar”-, no se cumplió, y tras las cuestionables actuaciones del Secretario General, en la primavera de 2016, el lema podría invertirse en “sabemos cómo perder”, que se confirmó en junio, con la pérdida de un millón de votos, el “sorpasso” desinflado y Rajoy en la Moncloa desde el mes de octubre.  
El otro asunto es la ambigüedad programática, que tiene que ver no sólo con la acotación de un espacio electoral, sino con la identidad del partido y con los objetivos que persiga. Según sean los propósitos, así serán los seguidores, o al revés, según sean los seguidores, así serán los objetivos. 
Hasta ahora Podemos ha sido ambiguo, pues no ha dejado claro si deseaba ajustar su programa a los electores, confirmado tantas veces en esa tópica respuesta “lo que diga la gente”, lo cual responde más a un partido pragmático o incluso conservador, que se adapta a los gustos de la mayoría de los votantes (un partido atrapalotodo), que al proyecto de un partido de izquierda, que selecciona a los electores más adecuados a su programa y educa a los que le faltan para acometerlo. 
En el primer caso, el impulso reformista se atenúa a lo que decide el sector políticamente más atrasado de los votantes, mientras que en el segundo, cuando es necesario un nuevo sujeto político -una nueva fuerza motriz- para llevar adelante una nueva política, el paso lo marcan los votantes más adelantados, pues, teniendo en cuenta la inercia dejada por la derecha tras largos de años de ejercer el poder (el asunto siempre vigente de la hegemonía), no hay reformas, por muy tibias que sean, si no hay un bloque significativo de ciudadanos radicalmente comprometidos con ellas. Pero eso, hoy, está reñido con la prisa por llegar al poder, que es lo que Podemos ha mostrado: prisa, mucha prisa.
Mezclado con ello, está la discusión sobre la democracia y la representación, la estructura orgánica, la jerarquía y el liderazgo y, además, la disputa personal entre Iglesias y Errejón, dos gallos de pelea en el mismo corral. Un corral grande, dicho sea de paso, con gallos (y gallinas con agallas) locales.
En unas horas sabremos en qué ha terminado todo, y si en algún momento han hablado de política en el amplio sentido de la palabra, no sólo en la noción de Weber, de aspirar a ejercer el poder por el prestigio que confiere.

viernes, 10 de febrero de 2017

Proceso al 9-N-2914

Proceso judicial a los responsables del “refrendo” del 9-N-2014
Hagamos un poco de memoria.

11-9-2012. Organizada por la Asamblea Nacional Catalana se celebra en Barcelona una gran manifestación bajo el lema: “Cataluña nuevo estado de Europa”.
27-9-2012. Por 84 votos a favor de CiU, ERC, ICV-EUiA, y Solidaritat Catalana por la Independencia (de Joan Laporta), 21 en contra, de PPC y C’s y 25 asbtenciones (PSC), el Parlament aprueba realizar un referéndum de autodeterminación durante la X Legislatura autonómica.
25-11-2012. Se celebran elecciones autonómicas anticipadas. CiU presenta una consulta sobre autodeterminación en el programa electoral.
19-12-2012. ERC apoya la investidura de Artur Mas como President de la Generalitat. CiU y ERC firman un pacto de gobierno que incluye una consulta sobre el futuro político de Cataluña.
12-12-2013. El President Mas anuncia que tiene previsto convocar un referéndum el 9-N-2014, con una pregunta con dos apartados: ¿Quiere que Cataluña sea un Estado?, en caso afirmativo, ¿Quiere que este Estado sea independiente? El Gobierno advierte que tal decisión es contraria a al Constitución.
16-1-2014. El Parlament aprueba pedir al Congreso autorización para convocar y celebrar un referéndum consultivo sobre el futuro de Cataluña. Votan a favor de CiU, ERC, ICV-EUiA y 3 diputados del PSC. En contra, PPC, PSC y C’s. La CUP se abstiene, “porque no hay que pedir permiso a Madrid”.
8-4-2014. El Congreso rechaza conceder la petición. Votan contra la petición PP, PSOE, UPyD, UPN y FA, y a favor: CiU, ERC, IU-V, Izq Plural, PNV, BNG, Amaiur, Compromís y Geroa Bai. Abstención: Coalición Canaria.
Julio 2014. La Ponencia del Parlament acaba la redacción del proyecto de ley consultas, que debe amparar la convocatoria del 9 de Noviembre.
22-8-2014. Por 5 votos a favor (de juristas propuestos por CiU y ERC) y 4 en contra, el Consejo de Garantías Estatutarias de Cataluña avala la legalidad de la Ley de Consultas Populares no Refrendarias y Participación Ciudadana.     
19-9-2014. El Parlament aprueba la ley de consultas por 106 votos a favor (CiU, ERC, PSC, ICV-EUiA, y CUP) y 28 en contra (PPC, C’s). El PSC apoya la ley pero dice que no ampara la consulta del 9-N.
27-9-2014. El Diario Oficial de la Generalitat publica la Ley de Consultas. Al día siguiente, Artur Mas firma el decreto de convocatoria de la consulta.
28-9-2014. El Gobierno español, que había sometido la actuación del Parlament a consulta del Consejo de Estado, interpone un recurso de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional.  
30-9-2014. El Tribunal Constitucional admite a trámite los recursos y deja en suspenso cautelarmente la Ley de Consultas y el decreto de convocatoria de la Generalitat.
13-10-2014. El President Mas acata la suspensión cautelar de la consulta pero plantea convertirla en un proceso de participación ciudadana.
14-10-2014. Mas anuncia la intención de realizar la consulta utilizando recursos de la Generalitat pero contando con la colaboración de voluntarios. El Gobierno impulsa, sin dejar constancia escrita, el proceso participativo, ofrece sedes públicas para efectuar la consulta y solicita a la Consellería de Educació que los funcionarios colaboren voluntariamente en la consulta.
9-11-2014. Se celebra la consulta.
21-11-2014. El fiscal superior de Cataluña, por orden del Fiscal General del Estado, presenta una querella por desobediencia contra Mas, Ortega y Rigau.
22-12-2014. El juez del caso decide investigar el 9-N y tramitar la querella.
13-10-2015. Ortega y Rigau declaran como investigadas.
15-10-215. Declara Artur Mas.
2-2-2016. La fiscalía decide investigar a Francesc Homs
28-6-2016. La investigación excluye la malversación, pero mantiene la acusación de desobediencia.
15-12-2016. El tribunal desestima los escritos de la defensa.
23-12-2016. Se fija la fecha de inicio del juicio para el día 6-2-2017. 

viernes, 3 de febrero de 2017

7 falacias eléctricas

Siete falacias de las compañías eléctricas.
1.La mejor manera de administrar el sistema eléctrico en España es mediante el mercado libre.
2 El mercado incentiva las tecnologías más eficientes y garantiza el precio mínimo de generación.
3.El mercado garantiza el precio mínimo a los consumidores.
4. El mercado es la solución a las ineficiencias propias de una gestión centralizada y pública.
5.Las primas a las energías renovables constituyen la razón principal del aumento del coste de la electricidad y deben por tanto ser eliminadas.
6. La energía nuclear tiene el coste de generación más bajo y debe, por tanto, ser promovida.
7. El mercado eléctrico funciona de manera transparente transmitiendo al consumidor el coste real de la electricidad.
Algunas de estas falacias están desmentidas en la práctica por las propias compañías, pero todas lo están por el El observatorio crítico de la energía, en “Entiende el mercado”.

Empleo en USA


Al cabo de dos días de “buscar trabajo” había encontrado, en teoría, cinco empleos que me hubieran servido para ir tirando; así comprobé, mucho mejor que callejeando, cuánto espacio, cuántas posibilidades ofrecía aquel joven país a alguien con ganas de trabajar, y eso me impresionó. Por otro lado, todas esas idas y venidas de una agencia a otra, mis visitas de presentación a las empresas, me permitieron formarme una idea de la excelsa libertad que reinaba en el país. Nadie me preguntó por mi nacionalidad ni mi religión ni mi origen, y eso que había viajado sin pasaporte (algo inimaginable para nuestro mundo actual, un mundo de huellas dactilares, visados e informes policiales). Pero allí había trabajo esperando a las personas; eso y sólo eso era lo determinante. 
El contrato se firmó en pocos minutos, sin la enojosa intervención del Estado, sin formalidades ni sindicatos, en aquellos tiempos de libertad ya legendaria. Gracias las gestiones para “encontrar trabajo”, en aquellos primeros días aprendí más de América que en todas las semanas posteriores, durante las cuales recorrí, en calidad de turista despreocupado, Filadelfia, Boston, Baltimore y Chicago.

Stefan Zweig: El mundo de ayer, Acantilado, 2004, p. 245.

Vascuence en Navarra

"Según los datos recogidos en la 'Encuesta sociolingüística' de 2016, tres de cada cuatro ciudadanos de Navarra mayores de 16 años (el 76,7%) no saben euskera. Quienes dominan el idioma representan el 12,9% mientras que los vascoparlantes pasivos, considerados aquellos que “saben algo de euskera pero no llegan a hablarlo con soltura", suponen el 10,3%. La encuesta refleja que, si bien el conocimiento del euskera ha aumentado en todas las zonas de la Comunidad Foral en los últimos 25 años, especialmente entre los más jóvenes,“el uso general del euskera apenas ha variado” durante este tiempo, al pasar del 6 al 6,6%. A este respecto, ha sido en el último quinquenio cuando se ha registrado el crecimiento más significativo" (del texto)
"La pretensión de fortalecer la escolarización en euskera desde el primer ciclo, de cero a tres años, se llevará a cabo a través de una “estrategia duradera de comunicación” que implicará a los agentes sociales, tanto públicos como “de iniciativa social” (del texto)
El confidencial, 26-1-2017. "El Gobierno navarro se reunirá con las familias para estimularlas a que eduquen y socialicen a los menores en la lengua vasca". 

Identidad de la izquierda

Tras el ocaso de la URSS y la deriva derechista de Rusia y los países de su órbita, la transubstanciación de China y el hundimiento de la socialdemocracia, las izquierdas españolas andan perdidas buscando con prisa una identidad política, y la han encontrado, o eso creen, en el nacionalismo étnico, en el remedo prepolítico (o sea, presuntamente natural) que, como un caramelo envenenado, les han ofrecido sus adversarios. Y lo están chupando golosamente.