lunes, 29 de junio de 2015

Refrendo en Grecia

Good morning, Spain, que es different

Alexis Tsipras ha convocado un referéndum para que los ciudadanos opinen sobre las condiciones en las que se va a realizar el segundo rescate a Grecia.
Desde el punto de vista democrático, poco se puede objetar al deseo del Gobierno heleno de consultar a los ciudadanos sobre una medida de esta trascendencia, pues ellos serán inmediatamente afectados por las condiciones que imponen los rescatadores.
La decisión, políticamente necesaria y moralmente justa, es infinitamente mejor que negociar entre bastidores una apresurada reforma de la Constitución para complacer a Berlín, a París y a Bruselas, como hicieron Zapatero y Rajoy. Pero en la troika no gustan los experimentos que pueden dar lugar a dosis excesivas de democracia, pues, antes que la opinión de los pueblos, prefieren la opinión de los expertos, de los suyos, claro está.
Los partidos de las derechas y las organizaciones empresariales acusan a Tsipras de romper de modo unilateral las negociaciones, movido por un alarde de orgullo nacionalista. No parece extraño que esa sea la respuesta adecuada a la lógica que impera en la Unión Europea, donde Merkel se mueve por un orgullo nacionalista y expansivo (por no decir imperial) -la economía alemana, primero; los bancos alemanes, primero-, y el resto de miembros la secunda movido por un orgullo monetarista, donde se ha colocado el dinero por encima de las necesidades más apremiantes de las personas.  
Acusan también a Tsipras de acudir al referéndum para resolver los problemas internos de su gobierno. Lo mismo puede decirse de la Unión Europea, que carece de un gobierno legítimo, pues el poder ha sido usurpado por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo, la Comisión Europea, el Bundesbak y la Cancillera, y cuando esas sobrevenidas instancias no son capaces de ponerse de acuerdo sobre importantes problemas internos y externos, la  defensa de la usura sirve para construir una interesada y precaria unidad contra un pequeño y empobrecido país que representa el 2% del PIB europeo. 
A la vista de la cifra, la inflexibilidad de Berlín y Bruselas, jaleada por ese coro de palmeros y bufones que la acompaña, más parece que responde a la decisión política de establecer quien manda, que a un cálculo ponderado sobre lo que supondría para Grecia abandonar la moneda única y sumarse al resto de países de la Unión Europea que disponen de moneda propia. De la Unión Europea lo que llega son aspavientos y amenazas y poca información veraz.
La situación económica de Grecia pudo ser una sorpresa para los ciudadanos europeos, empezando por los griegos, pero no para los expertos de la Unión Europea. ¿A quién quieren engañar?
La Unión Europea, el Banco Central Europeo, el Bundesbank, los bancos alemanes, los franceses, etc, conocían bien cuál era la situación económica de Grecia. Lo sabía el FMI y lo sabían esos "infalibles" oráculos que son las agencias de “rating”, y actuaron en consecuencia para que Grecia se pudiera adherir al euro. 
Las cuentas se maquillaron con el disfraz de un acuerdo entre Goldman Sachs y el Banco Central de Grecia; los responsables de la operación fueron Mario Draghi, por Goldman Sachs, y Lucas Papadimos, por parte del banco griego. Mario Draghi preside hoy el Banco Central Europeo y Papadimos fue economista jefe del banco central griego desde 1985 hasta 1993, luego vicegobernador y luego gobernador hasta 2002. Desde ese año y hasta 2008 fue vicepresidente del Banco Central Europeo, entonces presidido por Jean Claude Trichet (el hombre que subió dos veces el Euribor en plena crisis). Tras la dimisión de Papandreu, por las presiones de Merkel y Sarkozy para evitar el referéndum que el primero quiso celebrar, Papadimos se convirtió en Primer Ministro de Grecia. Sorpresas pocas.  
Entre 2002 y 2011, Grecia compró armamento en la siguiente proporción: el 25% a Alemania, el 13% a Francia, el 42% a EE.UU, el 7% a Holanda, el 3% a Italia y el 2,6% a Reino Unido. Naturalmente, todos los proveedores vendían con la intención de cobrar.  
En 2010, mientras se negociaba una ayuda a Grecia de 22.400 millones de euros, Francia y Alemania presionaban al gobierno heleno para venderle armas en una situación tan paradójica como favorable, que es el viejo temor de Grecia a Turquía, curiosamente, miembro también de la OTAN y, por lo tanto, aliado.
A pesar de las medidas de austeridad, Papandreu compró submarinos a Alemania (Grecia ha sido durante años el principal destinatario de las armas alemanas) y fragatas a Francia (el 10% de sus ventas de armas van a Grecia) por importe de 6.000 millones de euros.
Entonces, Daniel Cohn Bendit denunció en el parlamento europeo que Grecia había gastado un dinero que no tenía para comprar armas que no necesitaba.
Efectivamente, el referéndum del domingo no va a resolver los problemas económicos de Grecia, pero dejará ver el respaldo del Gobierno y, sobre todo, se habrá escuchado a los ciudadanos, que quieren ser tratados como tales y no cómo súbditos de un nuevo imperio financiero en construcción.
La pequeña Grecia puede convertirse en el paso de las Termópilas, donde se estrelle la nefasta política de austeridad, y cada ciudadano griego puede emular a los 300 espartanos que siguieron a Leónidas. ¡Ahuuuuuuuuuuu! Y que tiemble Jerjes, vestido de señora.   

viernes, 26 de junio de 2015

Privatización

La privatización más que un programa de gobierno -lo más claro que tiene el PP- es la filosofía de vida de una clase parásita: apropiarse pronto y sin mucha ceremonia de la mayor parte de la riqueza producida por el trabajo de varias generaciones y acumulada en el patrimonio de los bienes y servicios del Estado. La idea de atesorar la riqueza sin riesgo, quitándosela a los que la han producido, es muy propia de la burguesía española, más dada a la vagancia que a la inversión, al robo que a la producción, al beneficio inmediato que a la previsión, a la acción cotidiana que a la planificación, al despilfarro del beneficio que a la capitalización y al ahorro; más dada a mandar que a dirigir y a arrebatar que a crear. Al fin y al cabo eso fue lo que hizo en julio de 1936, al recurrir a una forma brutal de privatizar mediante un golpe de Estado, que resultó fallido por la resistencia popular a la expropiación que perseguía, pero que fatalmente llegó en 1939 y entonces comenzaron 40 años de expolio. La dictadura fue la forma que adoptó el gobierno de los ricos para privatizar a mansalva y la democracia reducida en derechos y silenciada por la ley mordaza es la forma que han elegido sus herederos para seguir haciendo lo mismo.

viernes, 19 de junio de 2015

Mujeres al poder

Good morning, Spain, que es different
In illo tempore, un viejo maestro chino, de nombre Mao Tse Tung (Mao Zedong, según el sistema de transcripción fonética “pinyin”), dijo que las mujeres eran la mitad del cielo por el papel que cumplían en las transformaciones de una sociedad tan sometida a las tradiciones como es la china, según han contado Pearl S. Buck o en fecha más reciente Amy Tan.
Con una mano sostienen la mitad del cielo y con la otra la mitad del mundo, tal era la idea del viejo maestro de escuela o más bien viejo poeta, que de eso o de artista, dicen las lenguas de doble filo, tenía más que de político. Puede ser, porque, chino o europeo, americano o catalán (hay que citarlo, porque si no se enfada Artur Mas) ¿quién no lleva un poeta dentro, que saca a relucir en cuanto se enamora, para ser merecedor de una mirada de la idolatrada con una composición de ripios vengonzantes? Que levante la mano quien no haya intentado escribir un soneto a una gachí (o a partes de ella, que le hayan servido de inspiración). El mismo Marx admitía haber escrito versos, supongo que dedicados a la joven Jenny Von Westfalen, su “princesa fascinante”, aunque reconocía que eran malos, porque no era un poeta sino sólo un rimador. Ella no se lo tuvo en cuenta, porque se casó con él y le colmó de dicha, como reconoció siempre el propio Moro.
Para Marx, las mujeres también eran la mitad del cielo -y Jenny el cielo completo- y eso que, salvo el incidente con Lenchen, tuvo un vida conyugal dura pero de lo más normal, burguesa, diríamos.
La vida amorosa o pasional de Mao es otra cosa, pues, según dicen las lenguas de doble filo, hizo uso de su inmenso poder para rodearse, incluso en la vejez -viejo pero verde-, de jovencitas, con enfado de Chiang Chin, su segunda esposa,  según cuenta Roxane Witke en “Camarada Jiang Quing” (en la nueva fonética).
Jovencitas militantes que aceptaban someterse a los deseos del jerarca por el honor de compartir el catre con el Gran Timonel o por el temor de no hacerlo y verse luego obligadas realizar la reglamentaria autocrítica ante un comité de disciplina del Partido, ser expuestas al escarnio público en un “dazibao” o  deportadas a la Mongolia ulterior o al desierto de Gobi a reeducarse en una aldea campesina, después de haberse declarado culpables de profesar desviaciones burguesas siguiendo la línea traidora de Liu Sao Chi, Teng Siao Ping y Lin Piao. Claro que acceder a la alcoba de Mao conllevaba el peaje de soportar los efluvios de su particular noción de la higiene. 
Mao era un timonel de tierra adentro. Había nacido muy lejos del mar, en la provincia de Hunan, en el centro del vasto Imperio del Centro, y era poco amigo del agua, además de tenerle manía al jabón, por lo que sus costumbres higiénicas eran las habituales de los campesinos; en eso era tradicional, aunque de donde yo vengo, que no es China, le calificarían de espeso y donde yo vivo le llamarían directamente guarro.
Pero el propósito de este cuento (chino) no era hablar de China sino de España, que no es la mitad el cielo, ni siquiera la cuarta parte, aunque para la derecha gobernante haya sido, y siga siendo, pero menos, el paraíso del latrocinio, de los pelotazos, de los negocios montados al amparo del poder y del dispendio de dinero público.
Pero desde el 24 de mayo, las cosas están empezando a cambiar y gran parte del cambio se debe y se deberá a las mujeres, porque llegan las mujeres y se van las señoras.
Llegan las mujeres de verdad, no ese prefabricado modelo de señoronas de la derecha, producidas en serie, todas iguales, por dentro y por fuera. Llegan las mujeres plebeyas, mujeres valientes, féminas feministas, mujeres trabajadoras, mujeres titánicas por la tarea que tienen delante al frente de instituciones importantes, como Manuela Carmena en Madrid, Ada Colau en Barcelona, Mónica Oltra en Valencia, Teresa Rodríguez en Cádiz, Uxue Barkos en Navarra, Amparo Marco en Castellón, además de Susana Díaz en la Junta de Andalucía, que esperemos esté a la altura de las anteriores.
Y se van las señoras finolis -Esperanza Aguirre, Dolores de Cospedal, Rita Barberá, Luisa Fernanda Rudi, Teófila Martínez, Yolanda Barcina o Ana Botella-, ayer poderosas y figuronas, que han sucumbido al maremoto purificador de los votos.
Se van las reinas del pijerío, las señoras de fulano, señoras de misa y mantilla, de Hermés y Vuitton (regalado), de la derecha bien y carca, piadosas y a la vez inmisericordes con los que no son de su clase, displicentes señoras de sueldo alto y gustos caros, de coche oficial para ir a la “pelu” a hacerse unas mechas (rubias, of course) en horario laboral, que abandonan la poltrona ofendidas y se van con el gesto adusto y la frente muy alta, sorprendidas de que, por fin, mucha gente se haya dado cuenta de que han tenido la cara muy dura y la mano muy larga.

jueves, 18 de junio de 2015

Artur Mas maoista

Revolución cultural en Cataluña
¿Artur Mas seguidor de MaoZedong?

“El modo en que Mao Zedong movilizó y utilizó a los guardias rojos es muy semejante al que utilizó la emperatriz viuda Ci Xi para manejar a los boxers: desvió contra sus enemigos el descontento popular producido por su propio régimen, descontento, que, de haber sido más lúcido, se habría vuelto contra él. Los guardias rojos, como los boxers de antaño, estaban movidos por un ardiente patriotismo y un dinamismo revolucionario poderoso y auténtico, pero estaban igualmente desprovisto de experiencia política y de cuadros educados e informados. Su misticismo ingenuo y primitivo se prestaba magníficamente a los manejos de un viejo político experimentado, que, una vez conseguido su objetivo, no tuvo escrúpulo alguno en desembarazarse de tan inocentes auxiliares”.   


Simón Leys: Los trajes nuevos del presidente Mao. Crónica de la revolución cultural, Barcelona, Tusquets, 1976, p. 73.

miércoles, 17 de junio de 2015

Stalin 2

Comentario al post de Aleix R-P a propósito del artículo de J. Alvarez Junco en Infolibre (16-6-2015) en respuesta a las objeciones al suyo sobre sobre Stalin (El país,) 
Si colocamos a Marx en su época y a los padres fundadores de EE.UU. en la suya, las cosas se ven mejor. La independencia de las 13 colonias británicas, guerra por medio, la instauración de la república, los principios de la Declaración de Independencia y luego de la Constitución de 1787, son un avance respecto a la Inglaterra de Jorge III, el rey loco. Como la Revolución Francesa y la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano lo fueron respecto a la monarquía de Luis XVI. Y la Constitución española de 1812 era mejor que el absolutismo de los Borbones. Marx, mediado ya el siglo XIX, percibe los límites de los derechos del ciudadano y critica la formalidad del sistema representativo burgués. No obstante apoya los movimientos democrático burgueses donde se produzcan: "En Francia los comunistas se suman al Partido Socialista Democrático... En Suiza apoyan a los radicales....Entre los polacos, los comunistas apoyan al partido de la revolución agraria... En Alemania, el Partido Comunista lucha de acuerdo con la burguesía, en tanto esta actúa de manera revolucionaria contra la monarquía absoluta... Los comunistas trabajan en todas partes por la unión y el acuerdo entre los partidos democráticos de todos los países " ("Manifiesto del PC"). A lo largo de su vida, Marx fue muy crítico con el Estado burgués y con la restrictiva democracia de entonces como forma política del capitalismo, pero salvo algunos principios generales no hizo una aportación positiva de la democracia real, no formal, ni del futuro Estado obrero, o no burgués, tarea que dejó aplazada hasta terminar El Capital, que finalmente quedó inconcluso. Ambas cosas, la crítica a la democracia formal (o burguesa) y la ausencia de una teoría sobre la democracia no formal (obrera, o como se la quiera llamar) dejaron el camino preparado para que germinaran muchos de los errores de la izquierda posterior. Dicho lo cual, no veo mal que se rinda homenaje a los padres fundadores de la Revolución Americana, a los de la Francesa, a los constituyentes de Cádiz y al mismísimo Pericles, pues apoyándose los unos sobre los otros hemos llegado hasta aquí y podemos plantearnos metas más ambiciosas. Aunque tal cómo está las cosas, bastante trabajo hay por delante para conservar lo que tenemos, que de ellos procede.

lunes, 15 de junio de 2015

Artesanía política

Good morning, Spain, que es different

La constitución de ayuntamientos a partir de candidatos y programas surgidos o apoyados por plataformas ciudadanas es un hecho nuevo en la historia reciente, que aún alcanza más relieve por tener como escenario ciudades como Madrid, Barcelona, Zaragoza, La Coruña, Cádiz, Castellón o Santiago.
La conjunción de la recesión económica y la crisis institucional ha generado como reacción el interés de la ciudadanía por la política, considerada como algo propio. La mal llamada desafección política de los ciudadanos era en realidad la desafección hacia los políticos profesionales y los partidos burocráticos encastrados en el Estado, que, persiguiendo sus intereses, habían olvidado que su papel en las instituciones era defender las demandas de los ciudadanos.
Las plataformas abiertas, plurales, incluyentes, horizontales y participativas son los instrumentos que una parte de los ciudadanos y algunos partidos políticos han montado para enfrentarse a las maquinarias electorales de partidos de corte tradicional, en particular frente a los dos grandes, que funcionan de manera vertical, jerárquica, a golpe de chequera y de crédito bancario para contratar agentes de imagen, expertos en sondeos, campañas de marketing, medios de información afines y periodistas serviles. En ese modelo, los resultados políticos dependen del dinero invertido en promocionar a los candidatos, si se tiene, o en pedirlo prestado a los bancos, con la obligación de devolverlo en dinero o en especie, o ambas cosas a la vez, cuando los partidos se ponen a gobernar.
Ahora Madrid, Barcelona en Comú, Zaragoza en común, Marea Atlántica, Por Cádiz sí se puede, Castelló en moviment, Guanyar Alacant y un largo etcétera  han ofrecido con bastante éxito un modelo participación política basado en la ilusión, las aportaciones voluntarias, el trabajo sin remunerar, la capacidad para sumar multitud de iniciativas, el derroche de imaginación y recursos caseros, surgido directamente de abajo, de la calle, de la participación vecinal. Lo más cercano al modelo democrático rousseauniano ha sido esta política artesanal.
La nueva gestión municipal empieza con caras nuevas, programas nuevos y formas políticas nuevas. No está nada mal.

sábado, 13 de junio de 2015

Nuevos ayuntamientos

Good morning, Spain, que es different

Después de muchas negociaciones, algunas con resultados sorprendentes, se están constituyendo los nuevos ayuntamientos.
Lo primero a destacar es la gran diferencia respecto a 2011, cuando el PP, ante un PSOE en agonía y el resto de la izquierda en postración, obtuvo las mayores cuotas de poder local y territorial de las que ha dispuesto un partido político en toda la etapa democrática. Situación que completó con la aplastante victoria en las elecciones generales de noviembre, con lo cual, Rajoy ha dispuesto durante casi cuatro años de un poder personal por nadie igualado. 
A pesar de la diversa entidad y composición de las fuerzas locales (partidos, plataformas ciudadanas, alianzas, etc), lo que aparece como objetivo general es desalojar al PP del poder institucional, allá donde lo tuviere. El PP sigue siendo la lista más votada, pero eso no quita que haya sido el partido más castigado en las urnas. 
Los nuevos ayuntamientos se constituyen sobre tres ejes principales: regenerar la vida pública, representar mejor a los ciudadanos y revertir los peores efectos de la crisis y de las medidas de austeridad. Es decir, lo opuesto de lo que ha hecho el PP, que con mala gestión, corrupción y despotismo, ha llevado a cabo una rigurosa política dictada por intereses de clase y de partido (para forrarse ellos y permitir que se forren sus allegados). 
En la mayoría de los casos, los nuevos concejos surgen de diversos acuerdos (esperemos que sean duraderos) entre partidos que no han logrado la mayoría suficiente para gobernar en solitario. Se abre, pues, una nueva etapa, inédita por lo general en nuestro país, en la que debe predominar la negociación, la sensatez, el compromiso y la cooperación entre las fuerzas políticas; una cultura política de la que estamos bastante necesitados. 
En el PP, sorprendidos por un resultado electoral inesperado, han tratado por todos los medios de mantener su hegemonía con variados argumentos, pero, en realidad, han entendido poco de lo ocurrido, lo cual es una muestra de lo distantes que están de las demandas de la sociedad, en particular de las clases sociales económicamente más débiles. 
Han creído que bastaba exhibir machaconamente las grandes cifras de la selectiva recuperación económica para mantener la hegemonía como premio a su gestión. El atribuir la derrota a un “problema de comunicación” y al “martilleo de la corrupción” efectuado por la prensa, reconocen varias cosas: A) que las cifras que afectan a las condiciones de vida y trabajo de la gente son peores de las que dejó Zapatero (más paro, salarios más bajos, más empleo precario, más pobreza, y que la deuda, que era la coartada de los recortes, no ha dejado de crecer): sube el PIB, pero también la pobreza y la desigualdad. Estos negativos efectos de su programa de gobierno debían quedar sepultados por la comunicación, es decir por una propaganda que, al final, ha sido insuficiente (hay que aumentar la dosis). B) Están cegados por su propia situación: viven en una burbuja proporcionada por su cerrada ideología y por el estrecho círculo de intereses en el que se mueven. Lo cual es una muestra de que la ideología de la clase dominante sirve antes que a nadie a la fracción de esta clase que la elabora; la ideología no es sólo una visión deformada de la realidad para las clases dominadas, sino una perspectiva deformante para la clase dominante. 
C) En el PP han quedado sorprendidos de que la reacción social haya surgido precisamente cuando lo peor de la crisis, que era la prolongada recesión, ya había pasado. Lo cual indica la ceguera de sus expertos y asesores, porque, aparte de que los efectos benéficos de la recuperación se han quedado en las franjas sociales con rentas más altas, ignora que una agresión tan brutal como la realizada a las clases subalternas debía tener una respuesta. Y la respuesta se ha dado, no de manera inmediata pero sí de manera progresiva y bastante general, pues las clases más perjudicadas por las medidas de austeridad han tardado tiempo en pasar de la sorpresa, al recibir los primeros golpes por el gobierno de Zapatero, a la indignación, a la protesta y la movilización y, finalmente, a dotarse de un discurso crítico y de una alternativa política, gracias al cauce abierto por Podemos en enero de 2014. 
La situación creada era tan grave y tan distinta de todo lo anterior, que para intentar modificarla precisaba instrumentos políticos también diferentes. Y esto es lo que tampoco ha logrado percibir Izquierda Unida, ni por supuesto el PSOE y los sindicatos. La situación de emergencia social exigía ver las cosas de otra manera y actuar en consecuencia. Y el resultado de este cambio de percepción en la ciudadanía ha sido el clima de opinión que ha rodeado las elecciones y la constitución de los nuevos ayuntamientos: donde hace cuatro años había apatía, sorpresa, perplejidad, pasividad y sobre todo abatimiento, ahora hay ilusión, exigencia, esperanza y una moderada sensación de triunfo. Y eso es lo que espanta a la derecha.

Zizek y Beauvois


Comentario sobre un texto de Luis Roca Jusmet sobre un lubro de Michael J. Sandel

No conocía a Sandel, pero es oportuna la alusión a Beauvois ("Tratado de la servidumbre liberal"), porque es muy esclarecedor de lo que dices. Zizek, en el prólogo dice que la libertad de elegir es el centro nervioso de la ideología liberal, en un sistema que genera inseguridad y que presenta la coacción de los acontecimientos como oportunidades para elegir. "¿Tiene usted que cambiar de trabajo todos los años, dependiendo de contratos de corta duración en lugar de un puesto estable y duradero? ¿Por qué no considerarlo como una liberación de las restricciones que impone un trabajo fijo y como una oportunidad para reinventarse una y otra vez, para captar y comprender los potenciales ocultos de su personalidad? ¿Ya no puede confiar en un plan de salud y enj el plan convencional de jubilación, de modo que tiene que optar por una cobertura adicional que debe pagar? ¿Por qué no percibirlo como una oportunidad adicional de elegir: bien una vida mejor ahora o bien seguridad a largo plazo? Y si este planteamiento le provoca ansiedad, el ideólogo posmoderno le acusará inmediatamente de ser incapaz de asumir una libertad plena y de apegarse con inmadurez a las viejas formas estables..."

domingo, 7 de junio de 2015

El poder de Stalin

Respuestas a comentarios en FB al artículo de Álvarez Junco sobre Stalin ("El otro monstruo", El País, 7-6-2015). 

Marx pensaba en la experiencia de la Comuna parisina, no en que un agente de la Ojrana zarista pudiera hacerse con el poder soviético después de liquidar a todos sus compañeros del Comité Central del Partido Bolchevique.
El poder de Stalin fue resultado de su personalidad, de la estructura del partido y del Estado, de la propia revolución en el marco de la guerra mundial, de la posterior guerra civil y de la intervención extranjera, de la tradición autoritaria rusa, de la pérdida de cuadros comunistas durante la guerra y la intervención extranjera, de la industrialización acelerada, del poder de los técnicos, de la pérdida de poder de los soviets, de la burocratización del partido que tendió a fundirse con el Estado, de la afluencia de miles de oportunistas hacia el Partido cuando ya gobernaba y del aburguesamiento de sus cuadros, que llevó a fundir a parte de la vanguardia soviética con la burguesía, formando el germen de la nueva clase zarovique (creo que así la llama Enrique Palazuelos, que de esto sabe mucho). Y sí, finalmente, hay que reconocer que en el marxismo hay notables carencias en teoría del Estado y del Partido, y en consecuencia, de la representación democrática, que es despachada con excesiva frecuencia como democracia burguesa o liberal, y del funcionamiento de los parlamentos (cretinismo parlamentario). El marxismo es sobre todo una teoría crítica del modo de producción capitalista y de su representación política, el Estado burgués, que, como es sabido, Marx pensaba abordar después de la parte económica para concluir "El capital", que, como también es sabido, dejó inconcluso.

Creo que la Constitución americana es de 1787, no 1789, pero este es asunto mínimo. Comparto el análisis y la idea del gulag para la población de color (ver "Nación negra.Poder Negro") y añado la persecución y exterminio de la población amerindia, pero el articulo olvida un asunto importante: la cultura política de las 13 colonias sobre la que se erige la revolución americana, una democracia de grandes propietarios pero también de pequeños y de comerciantes, pero procedente de usos asentados en Inglaterra desde mucho antes (1648, 1688), el asentamiento de principios liberales (influencia de Locke) y la ausencia de una nobleza de sangre. Esta cultura política es muy distinta de la rusa que hereda la revolución de Octubre del zarismo, que es la propia de una monarquía absolutista, de una nobleza numerosa y poderosa, de grandes propietarios rurales, del poder de la Iglesia ortodoxa, de la de la tardía abolición de la servidumbre (Alejandro II, en 1861 coincidiendo con la Guerra de Secesión americana) y de inveterados usos autoritarios, propios de uno de los últimos imperios absolutistas europeos, que no admite comparación con ni con el tamaño ni con la morfología social y económica de las Trece Colonias.

viernes, 5 de junio de 2015

Pasaban por allí

Good morning, Spain, que es different

La forzada dimisión de los dos consejeros de la Comunidad de Madrid, Lucía Figar y Salvador Victoria, imputados por el juez que instruye el caso de la trama de corrupción montada por el exconsejero de Presidencia, Francisco Granados, ha sido presentada por ambos dimisionarios como una renuncia efectuada voluntariamente para facilitar, en la negociación con Ciudadanos, el acceso de Cristina Cifuentes a la presidencia de la Comunidad de Madrid..
Ambos pertenecen a la cuadra de Aguirre y forman parte de las huestes de relevo del Partido Popular, de los jóvenes cachorros y cachorras de la derecha, en particular Figar, miembro del clan Becerril, el sector más unido al Liderísimo, por su ejemplo y sus valores, pero son nuevas “bajas” de la guerra Púnica que se libra en el seno del PP madrileño para destronar a Esperanza Aguirre.
Salvador Victoria, abogado, tiene una larga data en la mamandurria como buen neoliberal conservador (“talibán neoliberal”, según sus adversarios) partidario del Estado mínimo, pero viviendo a su costa. Letrado de la CAM en 1997, en los primeros años de la década del 2000 fue asesor parlamentario de los ministros de Justicia (Acebes y Michavila), en 2003 Secretario General Técnico del grupo popular de la Asamblea de Madrid, diputado de la Asamblea desde 2009, Consejero de Asuntos Sociales con Esperanza Aguirre, Viceconsejero de Presidencia y Secretario General del Consejo de Gobierno de la CAM, responsable desde 2008 del aparato jurídico del PP en Madrid y desde 2012 Presidente del Comité Electoral, y Consejero de Presidencia, Justicia y Portavoz con Ignacio González y además Presidente del Canal de Isabel II.
De la trama de sus colegas de partido nada sabe, pasaba por allí.
Lucía Figar, de antigua familia franquista, está casada con el también olvidadizo en sus obligaciones fiscales, Carlos Aragonés, diputado en tres legislaturas y director del Gabinete de Aznar cuando fue Presidente de Castilla y León y luego del Gobierno español. Ha sido Secretario de Estudios y Programas del PP y desde 1993 miembro de la Ejecutiva Nacional.
Figar cursó la carrera de Empresariales en la rama de capitalismo depredador pero beato, léase neoliberal conservador. Empezó su carrera política en 1998, al lado de Alejandro Agag (el yernísimo), como asesora del Departamento de Asuntos Institucionales del Gobierno Aznar. En 1999, directora del Gabinete del Secretario General del PP europeo, que era Agag.  En el año 2000 volvió a la administración como directora del Gabinete del Secretario de Estado de Organización Territorial del Ministerio de Administraciones Públicas, Gabriel Elorriaga. Fue consejera de Inmigración y luego de Educación y Empleo con Esperanza Aguirre y de Educación, Deportes y Juventud con Ignacio González. Es Secretaria de Comunicación del Comité Ejecutivo regional del PP, cargo del que también piensa dimitir.
Al frente de la Consejería de Educación ha aplicado con rigor las medidas clasistas del neoliberal mandato de Aguirre para deteriorar la enseñanza pública y dar apoyo político y financiero a la enseñanza privada y confesional: privatización, precarización del profesorado, reducción del número de profesores y personal de apoyo, reducción del servicio de transporte escolar, rebaja del papel de las asociaciones de progenitores, despido de profesores interinos y amortización de plazas de profesores jubilados, cesión de colegios y de suelo público a empresas privadas, aumento de horas lectivas, supresión de becas, subvenciones a colegios privados y confesionales, enseñanza bilingüe (inglés), introducción de pruebas de evaluación del rendimiento de los colegios, programa de excelencia, que selecciona los mejores alumnos y los mejores colegios, y eliminación de las zonas escolares para crear un distrito único en el que los padres puedan elegir el centro más adecuado para sus hijos.
De la trama de Granados, nada sabe. También pasaba por allí. Ha dimitido, pero dice que tiene la conciencia tranquila. Eso es lo malo. 

miércoles, 3 de junio de 2015

Si yo tuviera un “martini”

Good morning, Spain, que es different

El Presidente del Gobierno achaca la pérdida de votos del Partido Popular al “martilleo de la prensa con la corrupción”. La culpa, según él, la tienen los medios de información, los periodistas, no los abundantes casos de corrupción en los que está inmerso su partido. El presidencial lamento y las medidas del Gobierno para reducir la libertad de expresión y el derecho a la información recuerdan las alusiones a la prensa canallesca en tiempos de Franco. Hoy, como ayer, la culpa es del papel impreso, que, para Rajoy, pesa tanto como un martillo, y de la reiterada obligación de la prensa de informar, que desbarata su empeño en ocultar las cosas.
¿Por qué será que en ayuntamientos gobernados hasta ahora por el PP se estén destruyendo documentos a toda velocidad? Pues para evitar que el papel tenga, para el PP, tanto peso como un martillo, según la metafórica expresión de Rajoy, que no ha visto un martillo ni en pintura, pues su condición de pululante en Cortes desde hace lustros no le ha permitido tener contacto con esa herramienta propia del trabajo manual y símbolo, con la hoz, del gobierno de los trabajadores en una bandera roja (Vade retro, Wladimir!).
Para Rajoy, salvo la alusión de Menéndez y Pelayo a España como martillo de herejes (luz de Trento y espada de Roma), lo más aproximado a la palabra martillo es la palabra “Martini” (seco, con aceituna), tomado tranquilamente los domingos después de asistir a misa. ¡Ay! Si yo tuviera un “martini” en vez de tanto martilleo con la corrupción, otra urna cantaría…
Nombrar el martillo en un país con cuatro millones y medio de trabajadores sin empleo es como nombrar la soga en casa del ahorcado. Lo cual revela a Rajoy como un Presidente-registrador (y viceversa) con poco tacto. Pero no se pueden pedir peras al olmo, ni a un jefe de gobierno de derechas atisbos de conocer los símbolos del trabajo y lo que representa el martillo en la cultura obrera y reivindicativa.
El martillo ha tenido un papel importante en las viejas canciones del movimiento obrero y sindical, en canciones de trabajo y carretera, de penitenciaría y ferrocarril, de emigración, de vida dura y pobre; en canciones sobre el jornadas de trabajo agotadoras, duras, extenuantes, en las que es tan fértil el folclore americano desde los tiempos del sindicalista “woblie” Joe Hill y aún antes.
En esa tradición, Pete Seeger, trovador de las luchas sociales, utilizando el martillo, el martillazo más bien, como un golpe de advertencia, escribió en 1949 “Si yo tuviera un martillo”, popularizada por el trío Peter, Paul y Mary en el festival de Newport en 1963, y luego, por otros muchos cantantes, fue convertida en uno de los himnos de los agitados años sesenta.
Merle Travis, compositor de música country nacido en una zona minera de Kentucky, compuso en 1951 la balada “Martillo de nueve libras” -“This nine pound hammer is a little too heavy/For my size, honey, for my size/Just to get a little booze, just get a little booze. /Somebody stole my nine pound hammer”-, en la que se aludía a John Henry, preso afroamericano, que trabajaba en la construcción del ferrocarril y que desafió con un martillo y la fuerza de sus músculos a una moderna máquina de vapor, con que la compañía quería reemplazar a los obreros. “John Henry” es otra de las canciones tradicionales, que se puede encontrar en el repertorio de cantantes comprometidos con las causas sociales.
“Dieciseis toneladas” (“Sixteen tons”) es quizá una de las composiciones más célebres de Travis, y seguramente la que ha conocido más versiones, entre ellas las de Tennessee Ernie Ford, Johnny Cash, Frankie Laine y la de Herb Reed, el bajo de los Platters, entre las mejores. La balada habla del trabajo duro y del bajo salario cobrado en vales únicamente canjeables en el almacén de la compañía: descargas 16 toneladas y consigues ser más viejo cada día y tener una deuda mayor en el almacén de la empresa -“You load 16 tons/and what do you get/ another day older and deeper in debt./ Saint Peter, don’t you call me/ cause I can’t go/ I owe my soul to the company store”-.
En España, en los años cincuenta, Antonio Molina, templado el corazón con pico y barrena, también enarbolaba un pesado martillo mientras emitía por la radio su orgullo de currelante: “al compás del marro quiero repetirle al mundo entero, yo, yo soy minero”.
Ya en los años sesenta, la España desarrollista que empezaba a ser moderna, tenía en Los Sirex la reivindicación del pop con una herramienta más ligera: “Si yo tuviera una escoba, cuantas cosas barrería”.
Y eso es lo que hace falta ahora: barrer y, si es posible, cantar porque la ocasión lo merece. Trabajar con alegría era la recomendación del coronel Saito (Sesue Hayakawa) a sus prisioneros en la célebre película de David Lean sobre la construcción de un ferrocarril en Birmania.
Hay que barrer, pues hay mucha guarrería acumulada debajo de las alfombras, tanta que ya es imposible taparla. Y hay que seguir con el martilleo -a Dios rogando y con el mazo dando, dice un refrán castellano-, mientras sigan saliendo a la luz casos de corrupción. Y en esas estamos, a ver si de una puñetera vez limpiamos la casa.