miércoles, 31 de diciembre de 2014

Gobierno ilegítimo

Good morning, Spain, que es different
Con los Presupuestos Generales aprobados y teniendo por delante un anómalo año con tres citas electorales por delante y graves problemas por resolver, la legislatura agoniza y el Gobierno sobrevive en medio de un descrédito casi general. No da más de sí; poco se puede esperar de él que no sean las socorridas maniobras de última hora para paliar la pérdida de votos, pero a estas alturas ya le es imposible enmendar lo hecho, en el caso hipotético de que hubiera tenido intención de hacerlo.
Así que, por la contradicción existente entre los fines declarados y los medios utilizados; entre lo anunciado y lo realizado, y entre lo negado y lo realmente efectuado, este Gobierno, que actúa contra la mayoría de la población, a la que debería servir y proteger, es un gobierno ilegítimo.
En primer lugar, por su origen. El Partido Popular venció en las elecciones de noviembre de 2011 mintiendo a los electores sobre sus verdaderas intenciones y sobre las causas de la crisis económica, que, redujo a un asunto doméstico provocado por la mala gestión de Zapatero, fácil de corregir por un partido que sabía hacer las cosas como Dios manda.
Pero no sólo ocultó la parte fundamental de su programa, que era remodelar la sociedad y el Estado siguiendo sus preferencias ideológicas, su instinto y sus intereses de clase, sino que deliberadamente ofreció información engañosa con la intención de confundir a los votantes. Desde la dirección del Partido se fue desgranando un discurso destinado a suscitar la confianza de los electores, en el que, como cláusulas de un pacto implícito, se exponía un catálogo de todo lo que no harían -nos vamos a oponer a subir los impuestos, la amnistía fiscal es impresentable, no tocaremos las pensiones, no vamos a tocar la sanidad y la educación, no vamos a abaratar el despido, etc, etc-, que luego resultó ser el eje fundamental de su acción en el gobierno.
Escudándose en la herencia recibida, el Gobierno de Rajoy aceptó de buena gana los neoliberales dictados de la Comisión Europea, del Banco Central y del FMI para devolver la deuda externa de forma prioritaria, como prescribe el reformado artículo 135 de la Constitución, y sanear el maltrecho sistema financiero con fondos públicos a costa de reducir el gasto social del Estado y depreciar las condiciones laborales, que eran los objetivos perseguidos por su programa de clase.
El segundo factor de pérdida de legitimidad, es la decisión de liquidar, sin consenso parlamentario ni consulta específica a los ciudadanos, parte de los bienes y servicios del Estado del Bienestar, para entregarlos en condiciones ventajosas y no siempre claras a empresas privadas, como si el Ejecutivo de turno fuera propietario del Estado y el único actor autorizado para disponer de su patrimonio, que es colectivo; pertenece a todos los ciudadanos y en particular a las clases asalariadas, que han contribuido más que otras a financiarlo con sus impuestos. El Estado del Bienestar también forma parte de la denostada herencia recibida, y el Gobierno lo está dilapidando en beneficio de sus amistades.
Con reformas como la de la ley del aborto, ya retirada, la Ley de Educación y la atención concedida a las pretensiones de la Conferencia Episcopal en la ampliación del patrimonio eclesiástico (inmatriculación de propiedades), el Gobierno ha iniciado la vuelta al Estado paraconfesional, y con las reformas en el ámbito laboral, de la justicia y de orden público, se dirige también hacia un tipo de Estado autoritario, que le es tan grato como necesario para reprimir las protestas sociales que provocan sus antipopulares decisiones. 
Con todo ello, el Gobierno ha logrado abolir títulos enteros de la Constitución, en la que derechos laborales y sociales y derechos civiles fundamentales se han derogado de hecho abusando de un procedimiento de urgencia -el decreto-ley-, con el único respaldo de su partido y sin hallar objeciones por parte del Tribunal Constitucional o del Defensor del Pueblo. Lo cual no es extraño, ya que, en una tácita pero efectiva remodelación del Estado, el Gobierno está borrando la débil separación de poderes de nuestro débil Estado democrático, al situar personas afines a su ideario en los centros decisorios de instituciones públicas esenciales. De lo que resulta un poder legislativo y un poder judicial demasiado atentos a los deseos de un Ejecutivo omnipresente, que detenta un poder que nunca ha tenido otro gobierno desde la muerte de Franco, y que además extiende su influencia en la sociedad por medio de una extensa red de medios de información públicos y privados y de tramas clientelares por las que reparte prebendas y recaba adhesiones.
El último factor de ilegitimidad del Gobierno, pero no menor en importancia, es la acumulación de casos de corrupción -presuntos, unos, pero ciertos otros, ya juzgados o en proceso de instrucción- en que está inmerso el Partido Popular y la poca disposición a colaborar lealmente con la administración de justicia para lograr su rápido esclarecimiento y la correspondiente sanción de los culpables. Parte de las actividades ilegales han tenido como objetivo obtener financiación de forma irregular y en algunos casos financiar de manera específica campañas electorales, de modo que el Partido Popular ha ganado elecciones concurriendo con una oculta e ilegal ventaja sobre sus competidores.

Por todo lo dicho y porque las deterioradas condiciones de vida y trabajo de millones de personas de este país no pueden esperar ni un día más, es necesario emprender un drástico cambio de orientación política, que sólo puede venir con un adelanto de las elecciones generales y otro gobierno.

http://www.publicoscopia.com/opinion-politica/item/2902-un-gobierno-ilegitimo.html

sábado, 27 de diciembre de 2014

Taking off

Good morning, Spain, que es different

El gobernante lejano se apareció en Navidades, el telelíder dejó el plasma y lo hizo in person, true live; el gran ausente, por fin, habló.
Triste país este, en que es noticia que el presidente del Gobierno comparezca ante la prensa, dé cuenta de algunas cosas y conteste a algunas preguntas de los periodistas, no a todas. Rajoy no compareció para hablar de asuntos de poca monta sino para advertir de “cosas que generan inestabilidad, falta de progreso, retroceso y pérdida de bienestar”, con lo que dejó traslucir su aversión al cabello largo y recogido detrás de la nuca, pero, sobre todo, apareció para “vender su libro”, el relato de las maravillas de su tercer año de reinado y anunciar el venturoso futuro que nos espera, pues 2015 será el año del despegue definitivo. Despegamos.
Rajoy recurrió a algunas grandes cifras en apoyo de su tesis, pero se dejó en el tintero los saldos de la cuenta de la vieja, ya se sabe: la diferencia entre lo que había y lo que hay, lo que tenía y lo que tengo, lo que debía y lo que debo. Y visto así no hay justificación para tanto triunfalismo, si nos atenemos a la justificación que dio nada más llegar al Gobierno para justificar los recortes: que había que pagar la deuda, como ordenaba el reformado artículo 135 de la Constitución, que parece ser que es el único que hay que respetar.
Bueno, pues la deuda, cuyos intereses nos han costado 36.590 millones de euros en 2014, no sólo no se ha reducido sino que es mayor que la que dejó Zapatero. A finales de 2011 la deuda pública era de 744.000 millones de euros y en el tercer trimestre de este año es de más de un billón de euros (1.020.000 millones de euros), el 96% del PIB. La deuda también está despegando.
Y el paro también despega. Es otra cifra que debería rebajar los humos a una persona sensata: hoy, a finales de 2014, hay registrados 140.000 parados más que a finales de 2011, parados reales hay más. Dice Rajoy que se ha creado empleo. Bien, pues en términos absolutos, no; y en términos relativos, tampoco, lo que se ha hecho es repartir en varios empleos puestos de trabajo que ya existían; se ha destruido empleo de calidad y se ha creado empleo temporal, precario y barato.
En cambio, el poder adquisitivo de los salarios se hunde, y las prestaciones por desempleo, y las pensiones, las becas, las ayudas a la dependencia, y, en general, todo lo que depende del gasto público se deteriora, se privatiza, se suprime. España es el país de Europa donde más ha crecido la desigualdad y donde el 20% de la población vive en el umbral de la pobreza y tres millones en la pobreza severa, es decir, con menos de 307 euros al mes, 6 millones sufren de pobreza energética y más de un millón y medio sufren cortes de luz por no poder pagar la factura.
La destrucción de la economía del país ha sido brutal, y eso por no hablar de otras cosas que también se han destruido. Pero para Rajoy, despegamos. Y hay que huir de aquellos que pueden generar inestabilidad y poner en peligro el definitivo despegue.
En los años sesenta, el término taking off era “colocarse” con algún sicotrópico, principalmente LSD; despegar y emprender un viaje sicodélico hacia un universo de luces y colores. ¿Qué habrá tomado Rajoy?
 

viernes, 26 de diciembre de 2014

Sorprendente unanimidad

Good morning, Spain, que es different

Razón tenía el mensaje de “Palinuro” de esta madrugada al sorprenderse por la  unanimidad que había suscitado el discurso del Rey, el día de Nochebuena, en la prensa y en los partidos políticos. Era de esperar en los grandes medios de información y en los dos grandes partidos dinásticos, el PP y el PSOE, y también en casi todos los demás, no tanto en Podemos, que en breve nota matizaba sus diferencias. La excepción fue Izquierda Unida, pues para Cayo Lara el discurso fue decepcionante y continuista.   
¿Dónde está el origen de la unanimidad? Pues, muy sencillo: en el diagnóstico, que casi todos comparten. El Rey señaló en su discurso algunos de los graves problemas del país, con lo cual mostró dos cosas: una, que está al día, por lo menos a grandes rasgos, de la marcha el país, lo cual es de agradecer aunque sea parte de su trabajo, y dos, que sabe cómo ganarse a la audiencia con un poco de populismo; regio populismo, claro está.
En el rápido diagnóstico que el Rey hizo de la situación, se olvidó de citar un factor tan importante en la situación como el papel jugado por la Casa Real en la crisis del vigente régimen político y en la desafección de la ciudadanía respecto a las instituciones. Por un lado, por la lejanía mostrada respecto a la difícil vida cotidiana de la gente corriente, en esta etapa de crisis económica, y por otro, porque está tocada por una corrupción, que, por el rango y la función de la Casa Real y por la magnitud de las cifras y la organización de la trama, es difícil de equipar con otras, de las muchas y muy graves que hay en el país. En lo que respecta al cumplimiento de la ley, lo que acontece en la Jefatura del Estado debe desempeñar una función ejemplar. Pero volvamos a la causa del éxito del discurso real.
Hacer un diagnóstico de algunos graves problemas, o de los principales problemas del país, no implica compartir ni las causas ni los posibles remedios. Las diferencias podrían venir al señalar los distintos grados de responsabilidad en lo ocurrido, que en el caso de la crisis se atribuye en exclusiva a la inmoderada pretensión de los ciudadanos de vivir por encima de sus posibilidades, o en el dictamen sobre un modelo económico que se ha mostrado incapaz de ofrecer  empleo, es decir una forma estable de vivir, a la población carente de otras rentas y propiedades; quizá también podría haber desacuerdos en el dictamen sobre un sistema financiero excesivamente orientado hacia la especulación.
De mismo modo, podrían surgir discrepancias al señalar unos u otros factores en el deterioro de las instituciones y la vida pública, pero no había en el discurso real mayor concreción. Tampoco la había al señalar las líneas de actuación, las prioridades, los frentes de atención preferente; simplemente se enunciaban y se instaba a todo el mundo a ponerse manos a la obra para llevarlas a cabo, según el albedrío de cada cual.
Instar a todos sin distinción, gobernantes y gobernados, empresarios y trabajadores, dirigentes y dirigidos, rentistas y asalariados, oligarcas y marginados, empleados y parados, hombres y mujeres, honrados y corruptos, ricos y pobres, centralistas y periféricos, creyentes y descreídos, instalados y marginados, sirve de poco, pues hay personas y grupos que no apoyarán jamás esas medidas correctoras, porque, tal como van las cosas, les ha ido y les va bien; tampoco los corruptos se prestarán a luchar contra la corrupción, ni muchos de los que tienen puestos sus intereses en la continuidad del sistema aceptarán reformarlo.
No es esa la función de la Corona, argüirán los monárquicos, porque en las modernas monarquías parlamentarias, el Rey reina, pero no gobierna. Ni, por lo visto, tampoco orienta, así que su existencia se revela de escasa utilidad. Tan escasa, que los discursos de la Corona son acordados con el Gobierno de turno, con lo cual cabe preguntar por la verdadera función de una institución, que, al tener un origen y una legitimidad que desbordan el marco del juego democrático, podría ser más independiente en sus opiniones.
Resulta, entonces, que la Corona es otro poder del Estado sometido al Ejecutivo, con lo cual la independencia del Jefe del Estado puede ser tan ficticia como la del Fiscal General del Estado, el Presidente del Tribunal Supremo, el director General de Televisión Española, el Presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores o el gobernador del Banco de España.

jueves, 25 de diciembre de 2014

Real discurso sobre irreal país

Good morning, Spain, que es different

El primer discurso del nuevo rey de España aportó pocas novedades: hizo un discurso tecnocrático en el que dijo lo que se esperaba que dijera "en estas fechas tan entrañables que propician el encuentro de las familias", aunque me parece que esta frase es de su señor padre (se la hemos oído tantas veces...). Poco hubo de nuevo en el regio mensaje navideño.
Siguiendo las encuestas de opinión, Felipe VI dio un rápido repaso a la actualidad del país aplicando el método DAFO (debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades) para señalar los principales problemas y las soluciones, los retos que tenemos que afrontar y los muchos valores y capacidades que tenemos para hacerlo bien. Nada nuevo. Describió un país ideal, lleno potencialidades democráticas, con la crisis económica superada y con una corrupción en vías de corregirse, como lo demostraba la acción de la justicia.
Eso mismo lo podría haber dicho cualquiera y con los mismos efectos, es decir, con ninguno, porque ese es el llamado papel simbólico de la monarquía, contar cosas, apelar a unidad, al diálogo, a los valores reales o presuntos, a superar los retos, etc, etc, pero poco más, y dejar que se interprete su mensaje y que luego cada cual haga de su capa un sayo.
Después de la intervención del rey sobre la corrupción no es de esperar que la infanta Cristina renuncie a sus derechos dinásticos y acepte su responsabilidad en el caso Noos, ni que los Pujoles, Narcís Serra, Todó, Rato, Blesa, Castedo, Costa, Cospedal, Baltar, Mato y toda la recua de perceptores de sobres, sobornos, comisiones, trajes, confetti, relojes, automóviles y mamandurrias se encamine, en fila india y con el carnet de identidad en la boca, hacia los juzgados para poner en claro sus actividades. Ayer el Rey cumplió con las tareas de su oficio y a partir de hoy la vida sigue igual, como cantaba otro gran patriota español, que reside en Miami para demostrarlo.        
Sin embargo, hubo algo que sí me gustó, aunque pueda sonar a frase retórica: que “la economía debe de estar al servicio de las personas”. Una vez dicha, inmediatamente pensé que esa frase perdida entre otras era un subrepticio mensaje enviado a alguien, pero ¿a quién? ¿Quizá a los de “Podemos”? ¿O quizá a los superpatronos del Ibex 35?
A lo mejor recomendaba a los más selectos representantes del gran capital que corrigieran algo su “modus operandi” como Scrooges de la economía, para que aflojaran un poco el dogal con el que tienen cogido al país. Pero me temo, que como los otros, no le harán ni pizca de caso.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

No hay tregua en Navidad

Good morning, Spain, que es different

Este gobierno inmisericorde no da tregua ni en Navidad. En estos días de fiesta, no se aminoran las medidas de austeridad, no se suavizan las leyes, no se devuelven los empleos, ni se suspenden los despidos ni los embargos ni los desahucios, ni se restauran los sueldos y las pensiones; ni se recuperan, siquiera temporalmente, los bienes y servicios públicos privatizados y externalizados. Ni siquiera la justicia es más justa y actúa con más diligencia y rigor contra corruptos y expoliadores de la riqueza nacional.
En estos días de fiesta, los bancos seguirán sus procedimientos habituales en el impago de hipotecas, los que han perdido su casa seguirán en la calle o acogidos por familiares y amigos o por asociaciones solidarias, no se detendrán los EREs, los que han perdido la tarjeta sanitaria seguirán sin ella, los inmigrantes seguirán igual de perseguidos, y los pobres, igual de pobres, o quizá más; quienes pasan frío porque no se pueden permitir el lujo de pagar la calefacción y el agua caliente, seguirán así, porque este Gobierno cristiano pero inmisericorde, ha rechazado una petición de la oposición para declarar “la tregua del frío”, que permita posponer el pago de los recibos del consumo de energía durante los meses de invierno, como ocurre en otros países que también son capitalistas. Mientras tanto, la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia prevé un superávit en la tarifa eléctrica de 52 millones de euros, y ENDESA anuncia que piensa repartir a sus accionistas un dividendo extraordinario por importe de 14.600 millones de euros.
En estas fiestas, bastantes políticos corruptos seguirán impunes y pasarán las fiestas en sus casas, gastando a mansalva y brindando con cava o champagne francés por el régimen político que les permite llenar la “buchaca” burlarse de los ciudadanos año tras año. 
Por encima de las buenas palabras, de los falsos deseos de amor y concordia, el Gobierno no cesa en sus objetivos. En la lucha sin cuartel para defender los intereses de la banca, de los monopolios, de las grandes empresas y las mayores fortunas, de los defraudadores fiscales y de los corruptos de toda laya, el Gobierno no da tregua ni en Navidad.
No se la concedamos tampoco los trabajadores, los asiduos contribuyentes, los ciudadanos honrados, o mejor dicho, empecemos a salir de esta fatal pasividad y compliquemos un poco la vida a quienes insisten en defender este régimen político autoritario y corrompido a pesar de su agonía.
Que 2015 sea el año en que la resignación se convierta en indignación, en exigencia de responsabilidades a quienes no han asumido ninguna y, sobre todo, en poder ciudadano, y empecemos a transformar, de verdad y profundamente, un estado de cosas tan injusto para la mayor parte de la población.
Por eso, en este desdichado año 2014, que ahora concluye, la salutación navideña no puede ser otra que la frase con que, en 1834, George Büchner comenzaba un famoso manifiesto: "Paz a las cabañas, guerra a los palacios"
 

lunes, 22 de diciembre de 2014

Almas de cántaro

Good morning, Spain, que es different
¿Almas de cántaro o tontos del haba?, that is the question. Me debato en la duda y no sé cuál es el término más acertado para calificar la conducta de los dirigentes del PSOE. ¿Son cándidos, se hacen los tontos o están realmente incapacitados para dedicarse a la política? ¡Qué duda! Porque no acierto a saber si actúan con impericia y con una malicia que se me escapa, porque también padezco de “cantarismo”, y de habas, tengo calderadas.
Aunque a veces trato inútilmente de percibir en sus movimientos tácticos algún atisbo de malicia que delate una astuta maniobra para más adelante, la mayoría de las veces me decanto por atribuirlos a la impericia o, quizá mejor, a una gran ignorancia no exenta de ambición.
¿Saben en el PSOE cómo funcionan las cosas en este país? Pues, con frecuencia, lo dudo. ¿Saben lo que es y lo que representa el Partido Popular aquí y ahora? Pues, también lo dudo, porque dan la impresión de que actúan como recién llegados, en particular su flamante candidato a no sé qué cosa, porque con el camino que lleva se quedará en candidato a secas.
A Pedro Sánchez le sucede lo que a Zapatero, que parece un turista recién llegado a España y colocado en la difícil tesitura de tener que opinar y decidir sobre las cosas de este país, y se nota que no lo conoce. Ya digo, un turista,  pero, ¡ojo!, un turista interesado, que puede acabar sus días en el consejo de administración de un monopolio, porque la puerta giratoria se abre también para estos turistas. El mismo Pedro estuvo “encajado” en Bankia, sin saber muy bien lo que tenía que hacer allí, salvo cobrar y asentir; es decir, lo que todos, pero se ignora si esa presencia y la de otros miembros del PSOE en ese célebre Consejo hizo avanzar el socialismo en España. Me parece que no, pero también dudo, porque les veo con mucha fe en el futuro, como si esos pecadillos del pasado no contaran.  
A veces pienso que les faltan amigos sinceros y que les sobran consejeros, o que convocan muchas ruedas de prensa y conceden demasiadas entrevistas y no les da tiempo a pensar lo que dicen, también creo que es una costumbre malsana acudir a tantas tertulias y atiborrarse de encuestas y sondeos de opinión para saber lo que piensa la gente, porque han sido esos hábitos los que les han llevado a donde están. ¿Y dónde están? Pues ahí está el drama, que no lo saben, y esperan que alguien se lo diga. Sólo saben que están entre Rajoy y Podemos.
Perdieron la brújula y el mapa hace tiempo y van a tientas, pero por un territorio desconocido, ya digo, porque España ha cambiado tanto -ellos la cambiaron tanto-, que no la reconoce ni la madre que la parió, como decía Alfonso Guerra (hasta hace pocos días el diputado más veterano de España), y mucho menos que la va a conocer después del paseo triunfal de Rajoy, conduciendo el carro de fuego tirado por la “troika” y arrasando todo lo arrasable.
Y hablando del PP…También creo que el PSOE necesita un enemigo sincero. Y el PP no lo es; es un enemigo artero, taimado, astuto y traicionero. De lo cual hay pruebas para aburrir.
Sin ir más lejos, después de haber estado tonteando en el Congreso con la pacata ley de transparencia y los viajes de los diputados y senadores, el Gobierno se ha sacado de la manga, sin aviso y con prisa, una reforma del Código Penal, que afecta a derechos fundamentales, con 90 enmiendas sobre terrorismo en una ley que ya está en el Congreso. Omite el informe del Consejo General del Poder Judicial, del Consejo de Estado y del Fiscal pues tiene pensado aprobarla en el pleno del Congreso del 20 de enero, y la aprobará.

Entonces, ya repuesto, se supone, de esta nueva puñalada trapera, ya veremos lo que hace el PSOE, si escarmienta o sigue afiliado al club de las almas de cántaro.  

domingo, 21 de diciembre de 2014

Piel de vaca 3

Good morning, Spain que es different
El cambio de centuria trae un relevo en los escenarios, pero pocos cambios políticos, en un país cuyos gobiernos no se resignan a administrar una potencia menguante en el concierto o desconcierto colonial de fin de siglo.
Unas guerras acaban, con importantes pérdidas humanas, morales y territoriales, pero otras siguen su curso. Los héroes de Cuba, Puerto Rico y Filipinas dejan paso a los héroes de Marruecos. Nuevas levas de hombres jóvenes, obligados a ser valientes en guerras insensatas, son héroes a su pesar en tierra extraña; sobre sus cadáveres anónimos -el soldado de leva o de quinta es siempre el soldado desconocido- los militares profesionales escriben, con sangre, sudor y pólvora ajenos, el glorioso expediente personal que les hará medrar en su carrera; las menciones en el orden del día, las condecoraciones, las estrellas en la bocamanga, el hondear de banderas y los vistosos desfiles con banda de música serán la parte honorable y ostensible del reverso siniestro de muertos y heridos, de bajas propias y ajenas, de amigos y enemigos, o de subordinados y enemigos, cosechados en hazañas insensatas o siguiendo órdenes estúpidas de un estamento que nunca yerra, que habrán servido a los ambiciosos planes de los militares africanistas para ascender en el escalafón que conduce al generalato. Menos mal que hay una guerra.
Dentro del país surge otro tipo de héroe, que da nuevas pruebas de bravura obligado por la necesidad, porque expresa el difícil acomodo del capitalismo a una estructura social que guarda muchas vivencias del antiguo régimen.
Los nuevos héroes y heroínas son contrarios a la guerra entre pueblos, pero partidarios de la lucha de clases al reclamar una parte de la riqueza producida, obtener plenos derechos civiles y participar con sus decisiones en el devenir nacional. Las tensiones entre el capital y el trabajo, el conservadurismo y la modernidad, el moderantismo y la democracia, el catolicismo y el laicismo, la monarquía y la república, se agudizan y expresan por medio del sindicalismo, de las agitaciones campesinas, de las huelgas obreras y el intento de acabar con el sistema mediante una triunfante huelga general, según unos, o de un decisivo levantamiento insurreccional, según otros. Y, claro está, las tensiones también se expresan con la contundente y frecuentemente desproporcionada respuesta del Estado y de las organizaciones patronales.
Los nuevos héroes y heroínas son defensores del sueño igualitario de la emancipación obrera y de la liberación de la mujer, y portadores del mensaje de un mundo fraternal, donde la riqueza se comparta en un paraíso colectivista o en una república federal, en el utópico horizonte de acabar simultáneamente con el capitalismo y con la monarquía, sueño que el imparable declive del régimen de la segunda restauración parecía poner al alcance de la mano en los albores de los años treinta.

(Continuará)

viernes, 19 de diciembre de 2014

Piel de vaca 2

Good morning, Spain, que es different

En el tránsito del siglo XVI al XVII, cuando mayor es el tamaño del imperio español, aparece la decadencia de la bravura, porque la misma necesidad empuja en dos sentidos contrarios: hace que surjan hombres valientes y audaces en el exterior, en las nuevas tierras a conquistar y en nuevas guerras a librar, pero timoratos en el interior; valientes con hambre, fuera, y cobardes con gazuza, dentro.
Los bravos son domados por la Inquisición, las guerras y el hambre, sobre todo por el hambre. El hambre es una extraordinaria herramienta en manos de los déspotas, y, junto con muchos santos, de ambas cosas -santos y hambrientos- hemos tenido en abundancia, y mártires, muchos mártires; mártires de la fe, sobre todo de la fe de otros, mártires de la monarquía, mártires de las guerras dinásticas, mártires de una política de la que estaban excluidos. La hábil conjunción de hambre, religión y despotismo fue la manera de doblegar a un  pueblo indómito.
En la hambrienta metrópoli de un imperio donde el sol no se ponía, héroe ya no es quien encuentra la muerte con gloria en una epopeya, sino el que sobrevive sin gloria y con pena en una España a la vez miserable y poderosa; el nuevo héroe es el pícaro, que vive de milagro de sus engaños y trapacerías. Un tipo de vida desgraciado da paso al fecundo género literario que alumbra el llamado Siglo de Oro; del oro que llega de América, del oro que se tira, se gasta sin tino y se desperdicia en librar guerras para defender el celo de la Iglesia católica empeñada en la Contrarreforma; Siglo de Oro, que también lo es del incienso y de la púrpura.
Al iniciarse el siglo XIX, la entrada de las tropas de Napoleón en la Península hace renacer la bravura del pueblo español, ahora dirigida contra el invasor francés -el gabacho-; el español vuelve a ser un pueblo bravo, pero a la vez dividido ante las ideas de los ocupantes, división que ya no abandonará la Península. Y vuelven a llenar la imaginación popular las hazañas de héroes y heroínas, soldados y guerrilleros, como los capitanes Daoiz y Velarde, el teniente Ruíz, Manuela Malasaña, Agustina de Aragón, Clara del Rey, el general Castaños, Álvarez de Castro, El Empecinado, Palafox, Sanmartín, Espoz y Mina, el cura Merino o Isidro, el pequeño tamborilero del Bruch.
Restaurado en el trono el “Deseado”, según la propaganda, los héroes serán los liberales -liberales de verdad, con riesgo de su vida, no como estos liberales de pacotilla- que resistieron el remozado absolutismo del rey felón (Riego, Torrijos, Diego de León, Mariana Pineda…).
El siglo XIX trae, aunque sea tarde y mal, el liberalismo, la modernización, la industrialización, el capitalismo, la urbanización, el constitucionalismo y la democracia, que tropiezan con la obstinación de la monarquía, de la vieja nobleza y de la Iglesia, en un largo enfrentamiento, unas veces institucional y político y otras, armado, en las que los hombres (y mujeres) bravos están en los dos bandos de las guerras carlistas, mientras el país languidece y ensaya nuevas formas de gobierno sin parar y se encamina a la pérdida de las últimas colonias.
El pueblo bravo y rebelde está desconcertado y dividido. Del imperio hemos pasado a la Restauración y al Desastre del 98; y de la época gloriosa de los conquistadores y bravos guerreros al galdosiano tiempo de bobos. 
Mientras tanto, desde el fondo de la sociedad surgen del mundo del trabajo otros héroes: trabajadores, federalistas, sindicalistas, socialistas utópicos y socialistas “científicos”… anarquistas, que tendrán mucha importancia en el siglo entrante.

¿Qué está pasando?


Good morning, Spain, que es different 

¿Qué está pasando en este país? En apariencia, nada; que la crisis es cosa del pasado, que se acerca la primera Navidad de la recuperación -ande, ande, ande la Marimorena-, que España, “asombro del mundo” según el ministro de Hacienda, se ha colocado a la cabeza de la Unión Europea en crecimiento del PIB y que todo lo demás son frivolidades, ocurrencias o populismo bolivariano.
Rajoy sigue soñando despierto. Sueña que es Don Tancredo, encaramando en un corcho que le mantiene flotando sobre la realidad, sin mojarse ni mancharse; negando las evidencias, los avisos de organizaciones poco dadas al extremismo, las cifras alarmantes que advierten de los pavorosos efectos sociales que las medidas de austeridad están produciendo.
Rajoy sólo escucha a Merkel, a Juncker, a Lagarde, a Weindmann, a Schauble y no percibe las señales de alarma que brotan en su mismo país, lleno de niños gordos, como dice el presidente de la Comunidad de Madrid (el del ático). El Gobierno sigue a lo suyo, que es darse jabón y premiar a los suyos, aunque sean incompetentes, o quizá por eso.     
Premia a una ex ministra inane y mediocre, que disfrutaba de los frutos de la corrupción de su marido, con un nuevo momio, uno de esos cargos que son recompensas. Ana Mato, como vicepresidenta de la Comisión de Cooperación y Desarrollo del Congreso, cobrará un plus de 1.046 euros al mes, por ejercer un cargo sin contenido, porque apenas hay cooperación, pero ahora, lo poco que hay, en vez de enviarse al Tercer Mundo se lo gastará Ana Mato, que redondeará su sueldo de diputada hasta completar 4.730 euros al mes, que no está nada más para los tiempos que corren. Y eso se hace público al tiempo que los 426 euros que se darán por tiempo limitado a una pequeña parte de los parados.
Es el gobierno de España, contra España, así de claro; es el Gobierno de la minoría de privilegiados y de los corrompidos; de la casta y del hampa con traje de Armani y corbata de Hermés, que hace negocios al amparo del poder político en este Patio de Monipodio con fragancias neocon. El Partido está podrido y el Gobierno está podrido y entregado.
Dos hechos, separados por pocas horas, protagonizados por personas de muy distinta condición, situación y funciones, vienen a dar fe de cuál es la temperatura del país.
Desde el punto de vista institucional, el más grave es la dimisión del Fiscal General del Estado, harto de las injerencias del Gobierno y del Partido, pues, cuando sus dirigentes hablan de dejar trabajar a la justicia, omiten la parte sustancial del mensaje, que es: siempre que el trabajo de los jueces lleve a donde nosotros queremos.
El otro suceso tiene menos resonancia política. Un hombre ha empotrado su coche, cargado con dos bombonas de butano, contra la sede el PP en la calle de Génova. Es un espontáneo; él dice que es un empresario arruinado por el PP. No parece miembro de una organización terrorista, sino que el acto responde a la desesperación individual.   
No sabemos si en el PP sacarán las debidas lecciones de estos dos hechos que obedecen a motivos particulares, a decisiones personales, cuya coincidencia es fortuita, pero expresan los extremos de la lógica perversa en la que el Gobierno ha colocado al país.

martes, 16 de diciembre de 2014

Piel de vaca 1

Good morning, Spain, que es different
Decían los antiguos que el mapa de la vieja Iberia parecía una piel de toro extendida, donde la testuz estaba en los Pirineos y los cuernos apuntando hacia Francia, dicho sea sin ánimo de ofender.
El origen de tal analogía está, dicen los sabios, en el greco romano Estrabón, quien al parecer la tomó del griego Posidonio, que sí estuvo en Hispania, en Iberia o en Hesperia, jardín del atardecer, al Oriente, y mitológico huerto de Hera, donde crecían manzanas de oro, según unos, y jugosas granadas o naranjas según otros.
Puede ser que, fundado en la taurina analogía del mapa, surgiera un modo de describir a sus habitantes por un rasgo sobresaliente de su carácter que los hacía similares a los astados, bravos y nobles como toros de casta.
Las dificultades propias de la conquista y la colonización por parte de Cartago y de Roma alimentaron la leyenda de una tierra poblada por gentes rebeldes capitaneadas por audaces caudillos como Viriato, Sertorio, los ilerdenses Indibil y Mandonio, los hermanos Istolacio e Indortes, Orison, el caudillo oretano, inventor del festejo taurino del “toro embolado”, que utilizó toros bravos con antorchas en las astas para asustar a los elefantes de Amilcar y llevar el caos a sus filas.
Caudillos guerreros y pueblos indómitos sirvieron de inspiración a viajeros y poetas, que fueron acuñando la legendaria bravura del pueblo hispano, donde los relatos sobre el arrojo de gentes que preferían la muerte a someterse, se nutrían con el ejemplo de héroes que aceptaban el sacrificio de sus vidas haciendo frente a enemigos superiores en número pero no en valentía, y con las hazañas de ciudades enteras, como Numancia o Sagunto, en las que sus habitantes elegían suicidarse colectivamente antes que rendirse al invasor.
Una historia preñada de leyendas ha tejido un relato de gestas y de héroes, que no se doblegan ante invasores, tiranos o enemigos de la fe católica, forjados en grandes epopeyas como la Reconquista peninsular -Covadonga, Clavijo, Las Navas de Tolosa, Granada- o el Descubrimiento y Conquista del continente americano (con mayúsculas como corresponde a tales hazañas), en las que personajes como Don Pelayo, el Cid o el Gran Capitán recogen el testigo de Viriato y Sartorio y lo entregan a Juan de Austria, Cortés, Pizarro, Cabeza de Vaca, Gálvez, Alvarado, el loco Lope de Aguirre… hombres audaces, guerreros, exploradores, héroes. Eso hemos sido, o eso nos han dicho que hemos sido.

(Continuará)

La guerra ha terminado

Good morning, Spain, que es different

La guerra de clases, si es que alguna vez la hubo, ha terminado. Tres días después de que Mariano Rajoy afirmara ante un selecto grupo de empresarios que la crisis ya era historia (supongo que aludía a la crisis económica, porque la otra, la política, institucional y moral, sigue ahí, pujante como nunca), el Gobierno ha firmado con los sindicatos CCOO y UGT y las patronales CEOE y Cepyme, un pacto para conceder una ayuda a los parados, que exige tantos requisitos, que desmiente su intención. Bienvenida sea la limosna o el aguinaldo navideño para quienes lo puedan cobrar, que merecido lo tienen, pero su cuantía y temporalidad -seis meses- delatan una intención electoral más que el sincero deseo de atender a una parte de la población muy golpeada por la crisis y por las medidas de austeridad. Medidas, hay que decirlo una vez más, aplicadas en teoría para salir de la crisis, pero que en realidad no tienen otro objetivo que profundizarla, pues buscan abaratar los salarios para colocar a la población asalariada en una situación de precariedad económica e indefensión política y jurídica, que la obligue a aceptar la leoninas condiciones laborales que los empresarios quieran imponer en aras de aumentar la competitividad respecto a otros países. Pues en este país, la competitividad y la productividad sólo contemplan un componente, que son los salarios, y cuanto más bajos sean, mejor, porque así los beneficios serán más altos. Esta es la elemental teoría económica del Gobierno y las patronales.  
La osada declaración de Rajoy de que la crisis ha terminado -ya es historia-, habría merecido la inmediata convocatoria de una huelga general como respuesta a lo que es una provocación hacia los millones de personas que sobreviven sin poder atisbar ni una leve mejoría en sus vidas, pero los sindicatos, que parecen salidos del reino de las sombras, han preferido llegar a un pacto limosnero y abandonar a los trabajadores en manos de la derecha, mientras las fuerzas políticas de la izquierda siguen a los suyo.
El PSOE, con líder joven pero con actitudes viejas, sin programa y sin claridad de ideas, confuso y rendido; Izquierda Unida hundida en una lucha de clases interna que ya dura treinta años; “Podemos” sigue su guerra mediática concediendo entrevistas, mientras perfila su programa y su estructura organizativa; las izquierdas catalanas siguen el camino hacia el abismo que les va marcando un gobierno semejante, incluyendo la corrupción, en todo al gobierno de Rajoy, con otro orden de colores en la bandera pero con los mismos objetivos de clase, y en el oasis vasco, unos y otros están entretenidos en ver como reescriben una historia local, perdón, nacional, que no moleste a los sacristanes de ETA. Y punto final.
Yo, al revés que el multimillonario Warren Buffet, creo en la lucha de clases porque la mía va perdiendo.  

lunes, 15 de diciembre de 2014

Rato no sabía

Good morning, Spain, que es different
.- “No decido nada, Cuando llego a Caja Madrid, Sánchez Barcoj me entrega dos tarjetas…”
.- “No me dicen nada, sólo que era para gastos personales, no de empresa”.
.- “No fijé los límites; estaban fijados ya. No pregunté por los criterios para fijarlos. Ni tomé ninguna decisión al respecto”.
.- “No recibí ninguna información que me hiciera pensar que no estaban pagando los impuestos por eso”.
.- “El departamento fiscal no me dijo nunca nada”.
.- “No entiendo por qué pasó eso”.
.- “No tengo ni idea de quién decidió que esto no fuera algo claro”.
.- “Yo la norma no la conocía, pero entendía que si el departamento legal lo supervisaba, estaría bien”.
.- “Nunca me planteé que pudiéramos estar incumpliendo la ley”.
.- “No se especificaba nada en los certificados”.
.- “No lo puedo saber”.
.- “No lo sé”.
Estas son frases de algunas de las respuestas de la declaración de Rodrigo Rato, al ser interrogado, el pasado día 16 de octubre en la Audiencia Nacional, sobre el uso de las tarjetas opacas de Caja Madrid-Bankia. Sólo le faltó agregar que él no es Rodrigo Rato.
Cualquiera pensaría que el fiscal estaba interrogando a un botones, el grado más bajo del escalafón bancario, que no sé si aún existe en el gremio, a una secretaria, un auxiliar administrativo o incluso a un jefe de negociado sobre asuntos que exceden sus conocimientos y sus competencias. Pero no, se trata del presidente del Consejo de Administración de la cuarta o quizá la quinta entidad bancaria del país, de un presidente que gozaba de unos poderes que a juicio del Banco de España eran preocupantes, y que, por ejercer tan altas funciones tenía un sueldo conocido de 2,3 millones de euros al año (383 millones de las antiguas pesetas). Pero que, a cambio de tal estipendio, lo ignoraba casi todo en la entidad que presidía.
Rato alega desconocer requisitos elementales de tributación fiscal, que maneja cualquier persona obligada a declarar sus ingresos a Hacienda. Y con esa ignorancia, ¿cómo podía dirigir una entidad así?
El asunto se agrava si se recuerda su trayectoria profesional, dígase lo de profesional con todas las reservas, que responde al modelo del triunfador neoliberal español, en el que el viejo ideal falangista del súbdito español, que es mitad monje y mitad soldado, ha dado paso al actual personaje mitad emprendedor mitad corrupto, o incluso corrupto del todo.
Rato es hijo de una acreditada familia franquista, que, sin despeinarse, alcanza las cotas más altas del poder político y económico de un régimen democrático, o por lo menos, así lo llaman. 
Licenciado, según su currículo oficial (aunque vaya usted a saber lo que hay de cierto), en Derecho por la Universidad Complutense, máster en Administración de Empresas por la Universidad de Berkeley (USA), doctor en Economía por la Universidad Complutense, diputado, ministro de Economía y Hacienda, vicepresidente del gobierno, representante del Gobierno español en la Unión Europea, en la Organización Mundial del Comercio y en otros foros, director gerente del Fondo Monetario Internacional y, finalmente, presidente de Caja Madrid y Bankia, además de consejero de Telefónica y del Banco Santander. Y sin embargo no sabía que las famosas tarjetas eran opacas para el ministerio que él mismo dirigió, lo cual no le impidió hacer buen uso de ellas y disponer de un abultado crédito, que hemos acabado pagando todos los contribuyentes.
Rato sacó de los cajeros 17.300 euros en efectivo, gastó más de 25.000 euros en hoteles y restaurantes, casi 6.000 euros en bebidas, fiestas y francachelas, y una porrada de dinero en compras diversas, desde zapatos a relojes y desde ropa interior a ferretería, cuyo detalle está en los periódicos. En total, gastó como presidente de Caja Madrid 44.200 euros y como presidente de Bankia 54.800 euros, con la famosa tarjeta black.
Una parte del gasto ya está devuelta pero el gesto no le exime de su responsabilidad en exprimir la tarjeta hasta última hora: apenas dos días antes de la quiebra de Bankia sacó 1.000 euros en efectivo de un cajero y se gastó 3.500 euros en bebidas horas antes de presentar el plan de saneamiento de una empresa, que él y Blesa, contando con otros cómplices, habían contribuido a hundir, y cuyo rescate ha costado a los españoles 23.800 millones de euros.
La quiebra de Bankia es una buena muestra de este capitalismo depredador, en que los máximos directivos hunden empresas en su exclusivo provecho y, con la colaboración del Gobierno, cargan las peores consecuencias sobre el resto de la población.
Es también una excelente muestra de quienes componen el partido que nos  gobierna y para quienes trabajan.
Las opiniones de Rato no convencieron al juez, quien le impuso una fianza de tres millones de euros, que debe depositar con carácter urgente bajo la amenaza de embargar sus bienes.  
21-10-2014       

Blesa tampoco sabía

Good morning, Spain, que es different
En su declaración ante el juez de la Audiencia Nacional, Rodrigo Rato alegó en su descargo una ignorancia supina acerca del turbio asunto de las tarjeta opacas de Bankia. Lo mismo hizo su compinche de correrías financieras, Miguel Blesa, cuando declaró ante el juez el mismo día 16 de octubre, sobre este caso.
Blesa echó mano de un rosario de respuestas vagas y de excusas infantiles para ofrecer la imagen de alguien sorprendido en su ingenua ignorancia por los errores o deficiencias de otras personas:
.-“Supongo que me dio la tarjeta el secretario general del Consejo de Administración…”
.- “Me dijeron que era un complemento retributivo…”
.- “Al llegar me dieron dos tarjetas…”
.- “No pregunté por los fundamentos jurídicos de las tarjetas…”
.- “Me hacían las propuestas los de recursos humanos. Yo daba el visto bueno y lo aprobaba el Comité de Medios…”
.- “A mí nadie me dijo nada sobre si había que declararlas o no. Pensaba que sí se declaraban, pero no lo sabía. Me ha sorprendido que no se hiciera. Lo he descubierto ahora.”
.- “Supongo que el Banco de España lo conocía…”
.- “Auditoría Interna lo debería de haber visto. No sé quién tomó esa decisión…”
Provoca indignación saber que Miguel Blesa, inspector de Hacienda en excedencia, “ha descubierto ahora”, en 2014, la irregularidad de las tarjetas, cuando ha presidido durante catorce años (de 1996 a 2010) el Consejo de Administración de la Caja.
Por esa deficiente labor, además de las dos tarjetas, la blanca y la negra, Blesa tenía un sueldo muy elevado, que empezó a crecer justo al iniciarse la crisis financiera, pues, de 1,7 millones de euros en 2006 pasó a 3,5 millones de euros, en 2007, sin otra justificación que su santa voluntad. En 2010, su último año en la presidencia, recibió 3,6 millones de euros, y en los últimos ocho años había percibido casi 20 millones de euros (19.749.000 euros).
Ante lo cual, lo mínimo exigible sería pedir más cuidado a quien es agraciado con tales emolumentos por presidir una entidad, que, además, custodiaba el dinero de 10 millones de clientes, en su mayoría pequeños ahorradores, pues esa era la filosofía de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid.
Fundada por el sacerdote Francisco Piquer en 1702 para prestar a las clases humildes dinero sin interés, con la entrega de joyas y objetos de los solicitantes como garantía. En 1836 se empezó a solicitar el cobro de un pequeño interés por los préstamos y en 1839 se empezaron a retribuir los depósitos, pero ha seguido funcionando hasta hoy como casa de empeños. En 1998 adoptó el nombre de Caja Madrid para ponerse a tono con los nuevos tiempos, en que las cajas de ahorros, olvidando su función social, competían con los bancos en otros terrenos, y uno de ellos era la financiación inmobiliaria.  
Blesa es un caso paradigmático de lo que fue la etapa de gobierno de Aznar (1996-2004) y del tipo de gestores con pocos escrúpulos que pusieron en marcha la España que financieramente iba bien (y moralmente bastante mal).
Como otro de los amigos del Liderísimo, fue colocado, no sin tensiones dentro de su propio partido, en la presidencia de Caja Madrid, que se convirtió, como otras cajas de ahorros después saneadas con dinero público, en un instrumento al servicio del poco cuidado desarrollo regional, donde se hizo patente la afinidad de  espurios intereses entre dirigentes políticos autonómicos, directivos financieros y promotores inmobiliarios.
Este fue el caso del crédito de 1.000 millones de euros concedido en 2007 a la inmobiliaria Martinsa-Fadesa por el consejero Carlos Vela, que poco después dejó la Caja para ocupar el cargo de consejero delegado en la inmobiliaria. En 2008, el reventón de la burbuja inmobiliaria provocó la ruina de Martinsa-Fadesa, que dejó una deuda colosal a sus acreedores, entre ellos Caja Madrid. Lo cual no fue obstáculo para que Carlos Vela volviera a ser contratado por la Caja.
La gestión de Blesa está llena de irregularidades, de operaciones más que discutibles, como los créditos alegremente concedidos de gente con escasa solvencia, como Gerardo Díaz Ferrán, o con un tipo de interés ridículo, y de arriesgadas inversiones, como la compra, en 2008, del City National Bank de Florida, por 628 millones de euros, y, por 10,5 millones más, una mansión de lujo en Miami que debería ser la residencia del representante de Caja Madrid. En 2009, el City National Bank tuvo unas pérdidas colosales, por lo cual Caja Madrid tuvo que inyectar 233 millones de euros, para comprar el resto de las acciones. Como la situación del banco no mejoró, al año siguiente tuvo que inyectar otros 240 millones de euros.
En 2010, Caja Madrid se fusionó con otras seis cajas de ahorros -Bancaja, Caja Insular de Canarias, Caixa Laietana, Caja Rioja, Caja Ávila y Caja Segovia-, conjunto al que se llamó Banco Financiero y de Ahorros (BFA), presidido por Rodrigo Rato. En julio de 2011, tras una gran campaña publicitaria, Bankia, la filial del BFA, salió a Bolsa y se integró en el Ibex. En menos de un año, su cotización se desplomó. En mayo de 2012 el Gobierno nacionalizó BFA a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria y, a pesar de la afirmación de Mariano Rajoy de que no habría ningún rescate de la banca española, Bankia tuvo que ser saneada con 22.424 millones de euros, de los cuales 18.000 millones procedían de fondos de la Unión Europea. Aunque, el coste del rescate puede ser superior.
En julio de 2014, el Banco Santander si hizo cargo de la gestión del Monte de Piedad de Madrid.
Un entidad tres veces centenaria, que, sin ánimo de lucro, surgió para atender las modestas necesidades financieras de las clases bajas, en poco más de una década ha devenido en una quiebra que tiene mucho de fraudulenta, aunque por ahora nadie se ha hecho responsable de ella. Pero antes de quebrar, con la venta de las acciones preferentes, ha llevado a la ruina a miles de pequeños ahorradores, que han perdido muchos de ellos los ahorros de toda la vida y hasta la vivienda, y de rebote ha cargado el coste de su rescate sobre las costillas de los contribuyentes españoles.
El recurso de Blesa de hacerse el longui no convenció al juez, quien le ha impuesto una fianza de 16 millones de euros que debe depositar a la mayor brevedad, si quiere evitar el embargo de sus bienes.

22-10-2014

viernes, 12 de diciembre de 2014

Contra los miserables

Good morning, Spain, que es different

Un grupo de personas que ayer asistía al debate sobre la Ley de Seguridad Ciudadana en el Congreso, fue expulsado del hemiciclo por ponerse a cantar el himno de los pobres "Do you hear the people sing", del musical “Los Miserables”, como protesta contra una ley concebida contra los miserables de la sociedad por los inmisericordes déspotas de la Moncloa.  
Los cantores de la Solfónica, que así se llaman por pertenecer al movimiento del 15-M, que nació en la antigua Puerta del Sol, hoy llamada Vodafon por voluntad de los ediles del partido Gurtel, fueron metafóricamente amordazados al ser conminados a abandonar la tribuna de invitados, mientras los diputados de Izquierda Plural recibían un rapapolvo del presidente de la cámara por lucir una ostensible mordaza. Ambas formas de protesta eran necesarias por lo que representa esta ley.
Con la nueva ley, el Gobierno pretende impedir la protesta ciudadana mediante castigos desproporcionados impuestos sin intervención judicial, pues faltas que antes estaban contempladas en el Código Penal y sujetas, por tanto, a la sanción de los jueces, ahora pueden ser sancionadas con multas de la autoridad gubernativa. Multas, que para las faltas leves están entre los 100 y los 600 euros y para las graves entre los 30.000 y los 600.000 euros. Compárense estas cifras con los salarios, los subsidios de paro, las pensiones o las mínimas ayudas de supervivencia y se verá que son desmesuradas, porque quieren disuadir a las personas damnificadas por las medidas de austeridad de acudir a actos de protesta en lugares públicos y a los partidos y organizaciones de convocarlos.
La ley sanciona protestas simbólicas como escalar monumentos y edificios, y la ocupación de viviendas, inmuebles y lugares públicos, las concentraciones ante las Cortes y las asambleas autonómicas, convierte a la policía en un cuerpo inobjetable y permite la devolución “en caliente” de inmigrantes.
Presentada como necesaria e incluso como vanguardista, parece responder a la demanda de los viejos gobernadores civiles del franquismo, que hoy son los delegados del Gobierno, y de los jefes de la policía ante una situación de desórdenes públicos, que hoy no se da, pero que se puede dar, aunque pretende tener efectos inmediatos al facilitar despidos, huelgas, desahucios, aumentos de explotación laboral, etc, etc sin la resistencia de los afectados ni la solidaridad de las personas y organizaciones afines.
La ley pretende conservar un aparente “orden público” ante las cercanas convocatorias electorales, pero también indica que no se van a corregir las causas de la protesta, sino que, a pesar del discurso triunfalista -la crisis ya es historia, dice Rajoy-, van a continuar las medidas de austeridad selectiva -siempre hacia abajo-, porque, también como dice Rajoy, no nos podemos apartar del camino emprendido, que además viene exigido por los amos de Europa.
Así que esta es una ley de excepción política, pues recorta derechos civiles, que hace de complemento de las anteriores leyes de excepción económicas, que están permitiendo arrebatar las modestas rentas de las clases media y baja para transferirlas a las clases altas, en esta colosal operación de empobrecer a muchos para enriquecer a unos pocos. 
Ni que decir tiene que la ley ha sido aprobada sólo con los votos de los diputados del Partido Popular, que han mostrado una vez más de qué lado están -del lado de los expoliadores-, y en qué se inspiran -en el franquismo y en Le Pen-, cuyas ideas y conductas son cada día más necesarias ante el camino que ha tomado el Gobierno, que es permitir el saqueo del país por propios y extraños, con prisa, sin pausa y, a ser posible, sin resistencia.

jueves, 11 de diciembre de 2014

Otra asignatura pendiente

Good morning, Spain, que es different

Las decisiones de otros países nos recuerdan que aún tenemos asignaturas pendientes de aprobar, aunque en este caso, más que una asignatura se trata de tener suspendido un curso entero, o quizá mejor, toda una carrera -la de iniciación a la teoría y la praxis de la democracia-, apenas empezada y con resultados muy decepcionantes.
En Estados Unidos se ha dado a conocer el informe del Comité de Inteligencia del Senado sobre la CIA, iniciado por los demócratas cuando Obama llegó a la Casa Blanca, que, pese a estar incompleto, pues sólo se publican 500 páginas de las 6.000 de que consta, ofrece abundante información sobre las actividades de la Agencia en una de sus etapas sórdidas, cuando actuaba amparada por las medidas de excepción que Bush jr. adoptó bajo el síndrome de los atentados del 11-S-2001.
En Brasil, ayer se conoció el informe elaborado por la Comisión de la Verdad sobre las atrocidades de la dictadura militar, que, tras el golpe de estado contra Joao Goulart, en 1964, permaneció en el poder hasta 1985. Fue una de tantas dictaduras de América Latina, sugeridas o impuestas por los gobiernos de EE.UU., para impedir que se extendiera por el continente el “mal ejemplo” de la revolución cubana. 
El informe identifica 434 desaparecidos y 377 torturadores, de los cuales 191 aún están vivos, pero a salvo de ser llevados ante la justicia gracias a una ley de amnistía. La impunidad suele ser el peaje que exigen los verdugos de las dictaduras y sus protectores por tolerar la democracia.        
En España, estamos lejos de esas reparaciones, al menos, de la verdad, aunque no de la justicia. Aquí, tras una guerra civil de tres años, se instauró una dictadura que duró 40, hubo miles de muertos en la guerra y miles de muertos en la postguerra. Hay censadas 143.353 personas desaparecidas, cuyos cadáveres permanecen aún en cunetas y descampados, sin que las administraciones ni la judicatura hayan tomado cartas en el asunto, tratándose de enterramientos clandestinos.
La tímida Ley de la Memoria Histórica, que hizo Zapatero, criticada por el Partido Popular y por la Conferencia Episcopal, está arrinconada, y las familias de las víctimas, desamparadas; víctimas que son muchísimas más que las producidas por los atentados de ETA, pero para el Partido Popular carecen de importancia, pues son víctimas del antiguo (o moderno) enemigo. No hay ayudas oficiales para la apertura de fosas, sino obstáculos, y a veces los familiares de las víctimas tienen que soportar la mofa de los herederos de la dictadura: “Los familiares de las víctimas del franquismo sólo se acuerdan de ellos cuando hay subvenciones”, dijo, en noviembre de 2013, el diputado del Partido Popular, Rafael Hernando, en una de las venenosas tertulias que monta el TDT Party.
Hace pocos días, otro cargo público del mismo partido criticó la búsqueda de los restos de García Lorca, en Granada.
En España, Franco, sus conmilitones y colaboradores civiles siguen contando con defensores en la sociedad, en la clase política y empresarial y en la Iglesia, disponen de monumentos y calles en su honor y reciben homenajes públicos. Pero aún es más insólito que la primera medalla de Reconocimiento civil a las víctimas del terrorismo, fuera concedida, en 2001, por el Gobierno de Aznar a Melitón Manzanas, jefe de la brigada político social de Guipúzcoa y reconocido torturador, que fue asesinado por ETA en 1968.
En Brasil se ha conocido, 30 años después de acabada la dictadura, una parte importante de la verdad; aquí ni eso, y han transcurrido 75 años desde el fin de la guerra civil y casi 40 desde que murió el dictador. La explicación está en que nos gobiernan, sin complejos, los herederos del régimen de Franco, que han apostado por ocultar para siempre los crímenes de sus ancestros.
Lamentablemente, Spain is different, bastante different

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Imparable

Good morning, Spain, que es different 

El Gobierno sigue imperturbable el camino hacia su total descrédito y de paso el del régimen político. La cháchara sobre la regeneración y la transparencia es eso, sólo cháchara, anuncios, titulares, maquillaje, cosmética y postureo, porque de las palabras a los hechos va un trecho, que el PP no piensa recorrer. 
Los diputados del Partido Popular se han quedado solos en el Congreso al negarse, una vez más, a crear una comisión de investigación sobre la corrupción. Ni aquí ni en otras latitudes, o mejor dicho, en otras taifas; la corrupción no se investiga y punto; hay que dejar trabajar a los jueces, dicen los jerarcas de Génova, esperando que funcione la telepatía con los que son más afines.
A propósito, el Consejo General del Poder Judicial ha decidido que el juez Ruz tiene hasta el mes de marzo para concluir la instrucción del caso Gurtel. Corto me lo fiáis. Lo cual concuerda con la circense intención del Gobierno -más difícil todavía- de limitar la instrucción de las causas a seis meses, pero sin dotar de más y mejores recursos a la administración de justicia. Y guarden silencio que peligra la vida del artista.
El fiscal Jano -defensor de Cristina de Borbón y acusador de Iñaki Urdangarín- exculpa a la infanta, que se salva de la trena con la devolución de 600.000 euros, y pide 18 años de mako para su marido por diversos delitos en el caso Noos (lo llevéis crudo). Ya veremos cuál es la condena y cuántos años cumple. 

Los diputados del PP han rechazado en el Congreso una moción de Izquierda Plural solicitando al Gobierno nuevas medidas para evitar los desahucios.
El Ministerio del Interior quiere ampliar los supuestos en que la policía puede espiar comunicaciones sin autorización judicial. Cuando gobernaba Felipe González, una presunta irregularidad en las escuchas sirvió para archivar el caso del tesorero del PP, Rosendo Naseiro, que fue el antecedente del caso Bárcenas.
La fiscalía investiga ahora al Ministerio de Industria por perdonar 3.400 millones de euros a las compañías eléctricas. El disparate data de los tiempos de Miguel Sebastián, pero da lo mismo, porque lo van a pagar los consumidores.
El Gobierno ha indemnizado con 3.500 millones de euros a Escal UGS, filial de ACS (Florentino Pérez) por la paralización del proyecto Castor a causa de los movimientos telúricos que provocaba la inyección de gas en su subsuelo. La decisión fue ejecutada con velocidad sospechosa: tan sólo mes y medio después de llegar a un acuerdo y tres meses después de renunciar a la concesión.
Continuará (me temo).

domingo, 7 de diciembre de 2014

Legajo de papel mojado

Good morning, Spain, que es different

No es algo nuevo señalar que el Partido Popular afirma una cosa y hace la contraria. Es un partido artero, tramposo, además de cosas peores. Con la Constitución sucede lo mismo: desde su promulgación, cuando la mitad de los diputados del reducido grupo de Alianza Popular la rechazó en las Cortes, en octubre de 1978, hasta hoy, en que la ha secuestrado y se ha convertido en el único intérprete autorizado para discutir sobre ella.
En el Partido Popular invocan la Constitución con respeto fingido, pero la vulneran cada semana; afirman que no es necesario reformarla, pero la está aboliendo de facto. Les sucede lo mismo que con la Patria, que dicen que la defienden, pero en realidad la está vendiendo a precio de saldo a la impía alianza de capital extranjero y del gran capital español, tan patriota como ellos. 
Desde que llegó al Gobierno, el Partido Popular se ha dedicado a transformar con prisa pero sin pausa el orden constitucional, abusando de un procedimiento legislativo de urgencia como es el Real Decreto-Ley, que luego se aprueba en las Cortes, sin demora ni debate, con los únicos votos de sus diputados. 
Con el disciplinado apoyo de la mayoría absoluta, el paso de las decisiones desde el Consejo de Ministros al BOE es un mero trámite, que permite retocar de forma solapada títulos enteros de la Constitución y abolir buena parte de su articulado, mientras Rajoy afirma públicamente que no ve necesaria ninguna reforma. 
Entre otros, estos son algunos de los artículos que ya están en desuso: Artº 31.Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad… (Este artículo no le gustaba a Montoro). Artº 35. Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo (…) y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo. (Este recordaba a Báñez su incompetencia, y se quitó). Artº 39.1. Los poderes públicos aseguran la protección social, económica y jurídica de la familia (Este molestaba a los bancos, porque les impedía dejar a la gente sin casa). Artº 40.1. Los poderes públicos promoverán (…) una distribución de la renta regional y personal más equitativa (…) De manera especial realizarán una política orientada al pleno empleo (este se quitó porque provocaba hilaridad en Génova). Artº 41. Los poderes públicos mantendrán un régimen público de Seguridad Social para todos los ciudadanos, en especial en caso de desempleo (este artículo levantó las iras de Andrea Fabra). Artº 43.1. Se reconoce el derecho a la protección de la salud. 2. Compete a los poderes públicos organizar y tutelar la salud pública a través de medidas preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios (éste le estorbaba a Ana Mato). Artº 44. 1. Los poderes públicos promoverán y tutelarán el acceso a la cultura, a la que todos tienen derecho. 2. Los poderes públicos promoverán la ciencia y la investigación científica y técnica en beneficio del interés general (este no le gustaba a Wert, así que se eliminó). Artº 45. 1. Todos tienen el derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado… 2. Los poderes públicos velarán por la utilización racional de los recursos naturales, con el fin de proteger y mejorar la calidad de la vida y defender y restaurar el medio ambiente… (Este no lo suscribía Cañete). Artº 47. Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación (Este molestaba a Ana Botella, que está vendiendo a precio de ganga viviendas protegidas a fondos buitre).
Artº 50. Los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecuadas… la suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad. Así mismo (…) promoverán su bienestar mediante un sistema de servicios sociales que atenderá sus problemas específicos de salud, vivienda, cultura y ocio (este, sencillamente no cabía). Artº 128.1. Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general. 2. Se reconoce la iniciativa pública en la actividad económica. Mediante ley se podrán reservar al sector público recursos o servicios esenciales, especialmente en el caso de monopolio y así mismo acordar la intervención de empresas cuando así lo exigiere el interés general (este artículo molestaba a las empresas del sector eléctrico). Artº 131.1. El Estado, mediante ley, podrá planificar la actividad económica general para atender a las necesidades colectivas, equilibrar y armonizar el desarrollo regional y sectorial y estimular el crecimiento de la renta y de la riqueza y su más justa distribución (este molestaba a Ángela Merkel).
Artº 132.1. La ley regulará el régimen jurídico de los bienes de dominio público y de los comunales, inspirándose en los principios de inalienabilidad, imprescriptibilidad e inembargabilidad… (Este impedía a la Iglesia inmatricular bienes públicos a su nombre) 2. Son bienes de dominio público estatal los que determine la ley y, en todo caso, la zona marítimo-terrestre, las playas, el mar territorial y los recursos naturales de la zona económica y la plataforma continental (este se lo cargó Cañete).

La lista de los artículos abolidos con opacidad y alevosía es más larga, y con la cercana aprobación de la “ley mordaza” se van a abolir algunos otros, pero aquí lo dejo para no aburrir.