sábado, 31 de mayo de 2014

El País se pone exquisito

Good morning, Spain (que es different)

Ayer, con el editorial de expresivo título “El recién llegado”, este diario se sumó al coro de dirigentes políticos y mediáticos sorprendidos por el éxito electoral de “Podemos”.
En él reconoce a la nueva formación el mérito de haber conectado con la frustración de una generación, con una comunicación barata, clara y moderna, pero con un “mensaje simplificador”, e invita a los demócratas a felicitarse, porque “Podemos” ofrece un cauce al movimiento de los indignados, que hasta ahora era contrario a la democracia representativa. Pero después añade que su líder “está obligado a respetar las reglas del juego y a explicar sus zonas de sombra”, en particular su admiración por la revolución bolivariana y precisar si su modelo es la democracia chavista.
Curiosas advertencias en un país en el que el comportamiento habitual de las élites es burlar las reglas del juego; las del juego político, que además tienen vicios de origen, se transgreden con una práctica oligárquica acordada entre los dos grandes partidos -una gran coalición, de facto-, que borra la separación de poderes, decide el nombramiento de los altos cargos de las instituciones del Estado, dificulta el debate en las cámaras, el control parlamentario y las comisiones de investigación y ofrece protección a políticos corruptos. Todo ello ha configurado una cerrada casta política, que disfruta de privilegios inauditos y vive alejada de los problemas de la ciudadanía, como lo ponen en evidencia su sorpresa y desagrado ante los recientes resultados electorales.
Respecto a las reglas del juego económico, debemos recordar que las reglas del mercado ya tenían un funcionamiento anómalo por la presión de grupos  oligopólicos (finanzas, seguros, energía, electricidad, telefonía, transportes y distribución), pero con el estallido de la crisis han saltado hechas añicos al subordinarse el crecimiento económico del país -y la vida de sus habitantes- a las necesidades de recapitalización de la banca privada.
Otro tanto sucede con la prensa, con el “mercado de la información”, en el que un reducido grupo de grandes medios de edición y comunicación, entre ellos PRISA, impone su modelo informativo y sus contenidos al resto del mercado, dejando con ello de cumplir el papel crítico que tenía la prensa como cuarto poder para formar simplemente parte del poder establecido.  
Respecto a la admiración por Hugo Chávez y la revolución bolivariana, que no es una parte importante del programa, no indica necesariamente que en “Podemos” piensen que un régimen político surgido en América del Sur sea trasplantable a la Europa del Sur, ni hasta ahora han dado pie para creer que vayan a seguir la senda del folclórico y confuso grupo de Beppe Grillo.
“Podemos” es un partido político recién llegado, sí, pero no bien recibido por el establishment.

viernes, 30 de mayo de 2014

Ofensiva neoliberal

Good morning, Spain (que es different)

Escribe O’Connor (1987, 268) que durante los años sesenta y setenta, el <establishment> norteamericano se lanzó en busca de nuevas ideologías de legitimación del trabajo y de la vida, capaces de sustituir la costosa y caótica política del New Deal y la Gran Sociedad (...) A comienzos de la década de los años setenta, el ala derecha comenzó a lanzar una ofensiva coordinada contra la política económica del New Deal y la Gran Sociedad. Sus argumentos se basaban en las teorías clásicas de la economía y su adecuada relación con el Estado, teorías que aquí llamamos neoliberalismo. Su primera afirmación era la de que le capitalismo político había perjudicado la acumulación capitalista, y que, por tanto, era la fuente de la crisis económica (...) El consenso neoliberal que surgió de las discusiones en los debates de la década de los años setenta sostuvo que la crisis económica era una crisis de incentivos individuales, ahorros y disciplina del trabajo, atribuibles a la excesiva intervención gubernamental en la economía.

O’Connor, J. (1984) Accumulation Crisis, Basil Blackwell, New York (USA); ed. española (1987): Crisis de acumulación, Barcelona, Península.

Cinco diputados. ¡Cinco!


A pesar de estar curados de espanto sobre sus viscerales reacciones, causa perplejidad el alboroto que la elección de cinco diputados de <Podemos> ha generado en la derecha política y mediática.
Los portavoces habituales de la derechona se ha sentido provocados, esa es la palabra, provocados, porque un millón doscientos cincuenta mil ciudadanos han elegido a 5 personas de "Podemos" para representarlas en Estrasburgo. Allí, en un parlamento que está bastante lejos de Madrid, que es donde anida lo más selecto de la derecha española, esas cinco personas desempeñarán su labor de diputados, seguramente de forma crítica respecto al rumbo neoliberal impuesto por las mayorías conservadoras que dominan la cámara, pero eso no justifica, o quizá sí, esa animadversión y ese juicio de (malas) intenciones que han dispensado a Pablo Iglesias.
La reacción era esperable en los medios de desinformación y propaganda de la derecha más cerril, en el TDT Party, en la Gaceta y La razón, pero el ABC, que parece un medio más serio, no digo más liberal y tolerante, pues nunca lo ha sido, sino menos extremado, también se ha sumado al coro con argumentos de lo más peregrino.
Pablo Iglesias ha sido comparado con personajes, vivos y muertos, colocados en los polos opuestos del espectro político. Unos lo asimilan a Chávez y a Maduro, otros, más anticastristas lo asemejan a Fidel Castro, hay quien lo compara con Hitler y quien lo hace con Le Pen. Incluso Arriola, el estratega electoral del Partido Popular, se ha dignado opinar sobre un friki; para muchos es un antisistema, para otros un radical, pero todos aducen que postula una dictadura y alguno habla del modelo soviético.
Se debería esperar que una derecha que alardea de liberal y democrática se sintiera provocada por el auge de la ultraderecha en Europa, cuyo respaldo electoral ha sido mayor que el de <Podemos>, pero parece que el espectacular crecimiento de los partidos ultranacionalistas y xenófobos no les inquieta tanto como la minúscula representación de 5 nuevos diputados izquierdistas sobre los 213 del grupo Popular Europeo y los 751 diputados que tiene la cámara europea. En el caso de España esta proporción aumenta, pues son 5 diputados sobre 54, que representan a un millón doscientos cincuenta mil frikis.
¿Están locos los voceros de la derecha? No, sólo están preocupados, pues perciben el peligro, no para la democracia, al contrario, sino para lo que ellos representan y defienden. Se sienten atacados y no andan errados, pues el programa de "Podemos", que habla de controlar a la clase política, perseguir la corrupción y el fraude fiscal, de auditar la deuda, defender el Estado del bienestar, de repartir el empleo, de la semana laboral de 35 horas o de la renta básica, entre otras cosas, representa un ataque en toda regla a los valores, los medios y los fines de la derecha.
Su instinto de casta les avisa del peligro que supone para su conducta habitual la exigencia de más control sobre los representantes políticos para acabar con abusos y privilegios; sus posiciones de clase les advierten sobre la intención de limitar el poder del capital en empresas e instituciones, y sus resabios franquistas les previenen contra el emergente poder democrático que surge directamente de la indignación de la calle, al margen del actual sistema de partidos. Y todo eso se juzga intolerable.

Nueva Tribuna, 29-5-2014.