El
señor presidente me tiene perplejo por su espasmódica manera de gobernar. Me
faltan modelos con que compararle, porque es único. El talante da para mucho si
se administra bien y él lo reparte a derecha y a izquierda, tratando de
contentar a tirios y a troyanos y cabreando a ambos a la vez. Un prodigio.
La
decisión sobre el cierre aperturizado o la continuidad finiquitada de la
central nuclear de Garoña (¡ojo!, Santa María de Garoña, no vayan a enfadarse
los obispos) es la ultima muestra de este tejer y destejer, tan propio de él.
Lo mismo ha ocurrido con la crisis, que no había, pero luego sí; pero estábamos
mejor preparados que Europa y el mundo entero, pero ha resultado que no, que
vamos peor que el resto. De ir en cabeza del pelotón hemos pasado en un pis-pas
a hacer competencia a los del farolillo rojo (lo de rojo es una metáfora). Con la
tortuosa liberalización del sector eléctrico y con el apagón analógico ha
sucedido algo así; anuncio, desmentido, vuelta a anunciar y norma confusa; con
la retirada de Kosovo, otro tanto: nos volvemos a casa, boys (o nois, atento
Montilla), porque queremos, pero cuando la OTAN nos afea la conducta,
consultamos tarde a nuestros aliados. La ley de Costas, que ahora, una vez
retirada Narbona, respeta algunos chiringuitos, algunos hoteles, algunas
urbanizaciones, algunas piscinas de notables (Pedro J.), etc, más que de costas
parece de tierra adentro y aplicada por el Pocero, el famoso constructor. Lo
mismo ocurrió con la ley antitabaco, que con ayuda del PP y la tradicional
indisciplina hispánica, está arrumbada y ¡viva el cáncer pulmón! Qué decir de
la Iglesia, que parecía que iba a encontrar un poco la horma de su sotana pero
recibe más dinero que antes, y ni aún así se calla. Ahora se habla de retirar
la universal ayuda de los 400 euros y se ha hablado, durante unas seis horas
(¿o han sido cinco?), de subir los impuestos a los más ricos, que al fin han
respirado aliviados porque no habrá tal.
Han
sido tantas las medidas y contramedidas, las decisiones y rectificaciones, en
especial sobre la crisis, que el personal no sabe a qué carta quedarse. ¿Con
quién se puede comparar al zascandil ZP?
A
bote pronto, la fiel Penélope me viene a la memoria, con su tejer y destejer,
pero no me parece el modelo adecuado, porque ZP trata de agradar a varios
pretendientes, a alguno le promete financiación autonómica por encima de la
media, y de vez en cuando abandona el paño y pospone su labor, o la lega a sus
sucesores. Porque lo de Garoña es un regalito para el que venga detrás: Rajoy o
quien sea.
Zp está entre Lenin y Salomón;
entre un paso adelante y dos atrás y el regatero y astuto rey judío: ni para
usted ni para usted, la mitad del niño para cada una. O mejor, parece un
seguidor de la ramplona melodía de la yenka: izquierda, izquierda, derecha,
derecha, adelante y atrás, un dos, tres (responda otra vez), ti tiroriro, ti
tiroriro, ti tiroriro, chan, chan, chan. Ahí los tienen: Johnny y Charley, con
una melódica y una coreografía de colegio se han convertido en ideólogos. La
partitura de una cancioncilla ratonera puede suplir a un programa político.
Nueva Tribuna, 3-9-2009.
No hay comentarios:
Publicar un comentario