Poco a poco, en Euskadi, va emergiendo el país real. No es fácil. El reciente asesinato del policía vasco Eduardo Puelles por partidarios del país imaginario lo pone difícil, pero lentamente el nuevo gobierno va haciendo aparecer el perfil del país realmente existente.
Con
ocasión del último atentado, el lehendakari
López ha mostrado una postura muy firme ante ETA, que se echaba de menos en el ejecutivo
de Ibarretxe, el cual en el tema del terrorismo daba una de cal y otra de
arena, yendo de la condena a la violencia al capotazo a los violentos.
Con
la pretensión de evitar vejaciones a las víctimas y reducir los espacios de
impunidad que el anterior gobierno dispensaba a los que apoyan a ETA, la policía
autonómica, siguiendo órdenes de la Fiscalía, ha retirado de una calle de
Mondragón las fotografías de 18 condenados por delitos de terrorismo, que allí
colgaban como una muestra del poder de la banda.
En
la Cámara vasca, por primera vez se ha celebrado una sesión específica de
control al Gobierno, pues el ejecutivo de Ibarretxe y los anteriores funcionaban
sin ella. Lo cual abunda en la normalización del país, aunque en un sentido
distinto al preconizado por el PNV, que, en este aspecto, se beneficia como
partido en la oposición.
Se
ha restablecido la buena relación con Navarra, rota desde hace 13 años por las
pretensiones anexionistas de los abertzales y del PNV. Por cierto, habría que oír a sus dirigentes
si un partido de Burgos mostrara las mismas aspiraciones coloniales respecto a
Álava que las que ellos tienen respecto a Navarra.
En
el terreno de lo simbólico, tan querido por los nacionalistas, se ha acabado
con el uso excluyente de la ikurriña (impuesto por la fuerza de las armas y
tolerado por las autoridades autonómicas). Desde el 21 de mayo, con motivo de una
comparecencia del lehendakari López y
del vicepresidente Chaves, la bandera constitucional aparece junto a la europea
y la ikurriña en la sala de prensa de la Lendakaritza. También ondea en el
exterior de los edificios de la administración autonómica. Lo cual ha sentado
muy mal a los soberanistas. Un dirigente de EA ha señalado que es fundamental
que no ondee la bandera española.
En
la información meteorológica ofrecida por Euskal Telebista se ha sustituido el
mapa de Euskal Herria por el de la Comunidad Autónoma Vasca, que es el
territorio real sobre el que el Gobierno vasco tiene competencias.
Todo ello ha de ir
devolviendo, esperemos, a la ciudadanía vasca al país en que realmente vive,
trabaja, se divierte, vota y paga impuestos. Es una cura de realidad, después
de tantos años de ensoñación. Ojalá la izquierda vasca y la no vasca, empiecen
a entenderlo.
7 de julio de 2009
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