lunes, 29 de septiembre de 2014

Alea jacta est in Catalonia



Good morning, Spain, que es different

La suerte está echada en Cataluña. Con la firma del decreto convocando la consulta soberanista para próximo el 9 de noviembre, Artur Mas ha cruzado el Llobregat y echado su cuarto a espadas sobre la mesa de juego. Todo un órdago.
Desde hace tiempo lleva la iniciativa en la partida, que por iniciativa suya pinta en oros, que espera recuperar -España nos roba- de un contrincante tramposo,  mientras el Gobierno pretende cantarle las cuarenta y llevarse las diez de últimas con un jugo de bastos bien surtido, con el que demostrar que Mas juega de farol. Ya veremos.
En todo caso, y por si no estuviéramos ahítos, lo que nos queda por delante es para echarse a temblar, porque los sectores más radicales del nacionalismo han de acentuar la movilización social para conseguir que la consulta se celebre por las buenas o por las malas, aunque sea sólo un simulacro, sobrepasando a Mas, por si este se echa atrás cuando le comuniquen que “la política debe doblar la rodilla ante el derecho”, como afirmaba Kant en su opúsculo Sobre la paz perpetua, es decir que la consulta no es legal. Los sectores más intransigentes han de echar un pulso al gobierno de la Generalitat y al Gobierno central, que esperemos haga salir a Rajoy del tancredismo que tanto le agrada.
En estos días que quedan hasta la consulta pueden romperse más cosas de las muchas que ya están rotas entre Cataluña y el resto de España y también dentro de la propia Cataluña. Salvando las distancias, convendría recordar aquella recomendación que hacía Kant en el citado opúsculo, en el sentido de no hacer cosas en la guerra que después hiciesen imposible la paz.
O sea, recomendar a todos los contendientes en esta pugna, especialmente los que tengan más protagonismo, que no sólo piensen en el día 9, sino en los que vendrán después.   

sábado, 27 de septiembre de 2014

Pujol se cabrea



Good morning, Spain, que es different
En su comparecencia en el Parlament, Pujol abundó en el estilo opaco y lastimero de su confesión espontánea en el mes de julio. Afirmó que no era un político corrupto, pero nada aclaró sobre el origen y la milagrosa multiplicación de su fortuna, ni sobre el procedimiento para hacerse con ella, y eso que lo tenía bastante fácil: bastaba con enseñar el testamento de su padre o un documento similar y un estado de la evolución de su peculio, que está pendiente de cuantificar pero se estima en unos 5 millones de euros. Tampoco aclaró la relación entre sus bienes y la financiación de CiU, ni la de su legado paterno y las repentinas fortunas de sus hijos, que, a falta de mejor explicación, quedan como unos linces para los negocios o como unos granujas redomados, que han medrado a la sombra del poder político de su señor padre.
Con una lista más que preocupante de casos de corrupción (Prenafeta, de la Rosa, Millet, Macía Alavedra, Estevill, Pallerols), que han afectado a la Generalitat en sus largos años de mandato, además de la quiebra de Banca Catalana, Pujol hubiera debido estar más dispuesto a aclarar los hechos y a ofrecer explicaciones a lógicas preguntas que se hace la gente decente.
No fue así, sino que se mostró enfadado con el tono empleado por algunos de los diputados. No informó, sino que regañó y amenazó veladamente a los presentes, a los que, mediante una metáfora forestal, acusó de poner en peligro el tinglado, y pareció que se amparaba en el privilegio no escrito de ser el padre fundador de la patria irredenta para desafiar a los presentes en el Parlament a dilucidar quién era el auténtico soberano.
Como dirigente político y como ex presidente de la Generalitat de Cataluña en un momento bastante delicado, Pujol ofreció un espectáculo poco digno. Dio la impresión de mostrarse enfadado porque gentes de inferior condición a la suya tenían el atrevimiento de pedirle explicaciones sobre un asunto, que, según Artur Mas, es privado.
El ex Honorable se comportó como el dueño de la masía ante unos insolentes braceros que le pedían cuentas, o mejor, como quien se sabe no sólo dueño del país sino constructor de la nación. ¿Cómo se atreven a pedirle cuentas los representantes de unos ciudadanos a los que ha dejado ante un paraíso, cuyas puertas se han de abrir el 9 de noviembre?
Cuando la familia Pujol abandonó el Gobierno catalán, Marta Ferrusola resumió esa concepción patrimonial del poder con una frase: “Nos han echado de casa”.
No era cierto; no era un desahucio, sino un efecto democrático: CiU había perdido las elecciones.

viernes, 26 de septiembre de 2014

Es una orden

Good morning, Spain, que es different.
“Sentaos todos. Es una orden”. Así ha reaccionado el comisario político de “Génova” en la redacción de los servicios informativos de RTVE ante las protestas de los redactores. Reafirmar la jerarquía y recalcar quien tiene el mando no muestra una predisposición favorable al entendimiento. Es un mal principio para hablar, porque recuerda de inmediato la frase de Tejero en el Congreso: "Se sienten, ¡coño!". Pero así son las normas del libro de estilo del PP. Todo muy marcial y al hispánico modo. No aprenden.
Los trabajadores de RTVE no son soldados, son empleados públicos que han conseguido su plaza por oposición. Gilgado, no; ha sido puesto a dedo por Somoano, que es el gran inquisidor. Tan bueno, que logró convertir Telemadrid en un dócil aparato de propaganda al servicio de Esperanza Aguirre y, de paso, hundirla económicamente. Gilgado llegó a TVE también desde Telemadrid, pero empezó como becario en la emisora de la Conferencia Episcopal, otra institución jerárquica o la más jerárquica del mundo, lo cual puede dar una idea de cómo entiende la labor de informar.
Se veía venir el malestar en la Casa y la dimisión de Echenique es una prueba de ello. La pérdida de audiencia es continua y clamorosa por la manipulación descarada de la información. Lo mismo que en todas las emisoras autonómicas donde el PP gobierna, que, además de ser buenos ejemplos de mala administración, son malos ejemplos de propaganda -también la hay buena-, pero hasta en esto son chapuceros, porque ni saben ni aprenden. Y cuando eso sucede y no se sabe qué hacer, se recurre a recordar quién manda, no quien dirige, que es lo difícil, sino quien manda, y se ordena a los subordinados que permanezcan sentados, en posición de inferioridad y pasivos, para hacer patente quién está arriba y quién está abajo; la verticalidad indica el rango, que es lo importante cuando se tiene una visión elitista de la sociedad: los de arriba son los depositarios de la autoridad, saben y mandan; los de abajo trabajan (cuando pueden) y obedecen (siempre).
Nadie puede sobrepasar la altura del rey (de Siam, recuérdese la película), ni la altura de la cabeza del ayatolah máximo, sobre todo si es una mujer. Arriba y abajo.
Por eso Esperanza Aguirre, condesa de Murillo, grande de España y “miembra” de las clases no ya altas, sino altísimas, pretendía restaurar la autoridad en las aulas recuperando la tarima para el profesor. ¡Ah, la autoridad!

jueves, 25 de septiembre de 2014

La "toba"



Good morning, Spain, que es different

Ayer, una persona que caminaba por la calle delante de mí, hizo un gesto que me devolvió recuerdos de hace años. Fue un hecho nimio, casi imperceptible, como otros muchos de los que ocurren cada día en una gran ciudad, sin relevancia sociológica; un acto no representativo socialmente, pues no está respaldado por datos, estudios o estadísticas que den cuenta de su extensión o magnitud, pero sí indicativo de lo que está sucediendo en este país.
Un hombre de mediana edad caminaba delante de mí y en un momento dado se agachó, recogió una colilla del suelo, la encendió y siguió caminando, tan ufano por el hallazgo, fumándose aquel residuo de un cigarro ajeno; una “toba” o una “burilla”.
Había visto personas de diferente edad y sexo, también niños, tratando de encontrar alguna ayuda para sobrevivir hurgando en papeleras y contenedores a ver si la suerte les ponía al alcance de la mano objetos metálicos, restos de aparatos electrónicos, cartones o embalajes; también había visto sacar diarios, revistas y papelote de los contenedores, buscar productos caducados en los contenedores de basura de los mercados y supermercados, pero hasta ahora no había visto reciclar tabaco ajeno sobre la marcha. También me han dicho, aunque yo no lo he visto, que hay gente que atrapa palomas en los parques con la intención de llevarlas a la cazuela. Los cual me lleva a aquella idea de Groucho Marx, el más filosófico de los brothers, de que la bonanza era cuando la gente daba de comer a las palomas y que la crisis era cuando sucedía lo contrario.  
¿Acaso llega la España de postguerra después de la España postmoderna? Pues ya se ven indicios de la vuelta de viejos oficios y ocupaciones artesanales o, como decía Valle Inclán, de maneras de vivir que no dan para vivir. ¿Vuelven los traperos, de los chamarileros, de los chatarreros? ¿Volvemos al mundo barojiano de La busca?
Acaso sea el antiguo colillero la figura representativa del emprendedor sin capital, que nos propone el Partido Popular instando a los que menos tienen a sacar adelante el país.
Mientras tanto, Rajoy, que no pisa la calle desde hace años, intenta convencer a los chinos de que España camina definitivamente por la senda de la recuperación y de que es la locomotora de Europa, en contra de lo que afirman Draghi, la OCDE y el mismísimo Banco de España.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Gallardón se va dolorido



Good morning, Spain, que es different

Quien hace poco tiempo señalaba que gobernar es repartir dolor, y seguía este principio, ha recibido una oportuna dosis de sufrimiento, suministrada, además, por los suyos. Jarabe de palo y tente tieso; tocado y hundido. Gallardón se retira de la política.
No estoy al tanto de las intrigas que agitan el Partido Popular, de sus luchas intestinas, que parece que las hay muy enconadas, ni puedo asegurar ni negar que la retirada de la polémica ley del aborto, que Gallardón tejía y destejía como el lienzo de Penélope, respondiese a un encargo envenenado de Rajoy para apartarle de su camino para siempre, o de si se trata de un pacto secreto con Bárcenas, pero lo suficientemente falto de discreción para que se conozca, o si se debe a la tardía percepción (todas las percepciones de Rajoy son tardías) de que la ley non nata simplemente quita votos. Con lo cual, dada la pérdida de votantes que pronostican las encuestas, parece racional retirar de la circulación el proyecto de ley y a su mentor para evitar mayor castigo.
La presión social, especialmente de las mujeres, primero ha detenido el trámite y obligado a introducir sucesivas modificaciones, que no han sido satisfactorias, y luego a desestimar el proyecto. Con ello, las mujeres salen ganando, y los hombres, también, no sólo como corresponsables de los embarazos de las mujeres, sino como ciudadanos, pues una ley dictada para satisfacer el deseo de una confesión religiosa no es democrática.
La democracia es un ámbito estrictamente humano, producto de la deliberación y de la elección de ciudadanos sobre los asuntos comunes de este mundo, donde no tienen cabida, por tanto, las opiniones de quienes dicen ostentar el privilegio de representar voluntades que están más allá de él. Los seres sobrenaturales, mucho más si se tienen por únicos e infalibles, no pueden conocer lo que es la deliberación entre seres naturales, falibles y mortales, ni creo que, de existir (lo cual nadie ha probado), estuvieren interesados en ello. Los dioses, por tanto, no necesitan la democracia para gobernar el mundo, y parece que hay suficientes pruebas de ello, y, viceversa, la democracia no necesita dioses.
Si un régimen político aspira a ser democrático, no se puede reducir al simple conteo de votos, sino que debe contemplar lo que hay detrás: la expresión de voluntades con idéntico valor político, si rige el principio de que a cada un ciudadano le corresponde un voto y de que ningún voto vale más que otro. Ningún demócrata puede pensar que su voto vale más porque está inspirado por su dios particular. Menos democrático aún es intentar imponer la presunta voluntad de un dios desde fuera de la contienda electoral; es decir, sin votos, por la autoridad respaldada en la fe, en la tradición o en un texto sagrado.
Por tanto, los partidos confesionales, paraconfesionales o criptoconfesionales no son democráticos. Lo cual no quiere decir que Rajoy, al retirar la ley, esté de acuerdo con ello, sino, que, habiendo querido contar con el plus del dogma católico (un voto sobrerrepresentado), sugerido por la Conferencia Episcopal, se ha dado cuenta de que incluso puede ser electoralmente perjudicial acatarlo sin reservas. Ha actuado por oportunismo, no por convicción democrática.
Por otra parte, la labor de Gallardón como ministro de Justicia ha sido nefasta  en otros asuntos como la Ley de Seguridad Ciudadana, la renuencia a aplicar la legislación europea sobre corrupción, suprimir los juzgados de paz, concentrar los procesos, introducir las tasas judiciales y la instrucción colegiada en grandes causas (tres jueces en vez de uno), privatizar el registro civil y limitar la intervención de los tribunales españoles en delitos que caen en la jurisdicción de la justicia universal.             

martes, 23 de septiembre de 2014

Caro como un roble


Good morning, Spain, que es different

Otro árbol que muere, seguramente por no estar bien plantado o mejor dicho, trasplantado al lugar adecuado para su desarrollo, porque este es un árbol traído de lejos.
La historia de este árbol y todo lo que le rodea es un signo, otro más, de cómo y por quiénes ha estado gobernado este país durante tantos años; un historia de ignorancia, prepotencia y despilfarro de dinero público, que, desde el punto de vista administrativo, acabó en los juzgados pero sin consecuencias para los responsables del desatino, y desde el punto de vista botánico, con el árbol  enfermo, apuntalado y recibiendo un tratamiento contra los hongos que lo han atacado.
El árbol en cuestión es un roble de los pantanos o roble americano (quercus palustris), un árbol de hoja caduca y multihendida, que crece derecho hacia el cielo y es muy vistoso porque adquiere unos colores bellísimos en otoño. Es un árbol que figura en los escenarios de la literatura norteamericana del nordeste, en los relatos de la primera colonización que transcurren en medio de una naturaleza poderosa, como son los de Fenimore Cooper, Irving, Longfellow, Oliver Curwood, Jack London o Zane Grey.
Entre robles debía estar situado, y construido con su madera, Fort Henry, en densos bosques de robles tienen lugar las aventuras Uncas y Ojo de Halcón, del justiciero Wetzel y del joven Downs; entre robles es imaginable Hiawatha. Seguramente fueron robles los árboles que rodearon la cabaña de Thoreau, en Walden Pond, y quizá la del tío Tom, y los que servían de escondite al jinete sin cabeza en las cercanías de Sleepy Hollow. Entre robles debió transcurrir el largo viaje de los rangers del mayor Rogers buscando el paso del noroeste y la expedición de Lewis y Clark y la mujer shoshonee, Sacajawea, que les ayudó a encontrarlo. Y seguramente, bajo un roble se conocieron John Smith y Pocahontas.  
Se ignora si estas ideas u otras parecidas influyeron en la decisión de los munícipes de Pozuelo de Alarcón de plantar un roble americano en el parque de las Cárcavas, o si trataban de competir con el famoso árbol de Guernica -un roble- o sólo de emular a Central Park, que tiene muchos y bien frondosos, pero el alfoz de Madrid tiene un clima bastante distinto al de Nueva Inglaterra.
Según una afirmación popular, el roble tiene fama de ser un árbol fuerte, pero el ejemplar trasplantado al parque de Pozuelo o era un espécimen débil -y por su precio no debía serlo- o no ha soportado el duro clima castellano.
En 2006, el alcalde Jesús Sepúlveda (exsenador del PP y exmarido de la ministra Ana Mato, hoy imputado en el caso Gurtel), quiso dotar a Pozuelo de una zona verde, que en principio tuvo un presupuesto de 4,6 millones de euros, pero, como en otros casos de pésima administración, acabó costando 9,6 millones de euros a los contribuyentes. En los gastos de este descomunal desvío del presupuesto figuran el precio del árbol, 27.600 euros -parece que no los había más baratos- y el viaje a Bélgica -no había un vivero más cerca- para adquirirlo. Operación propia de jardineros, de ingenieros agrónomos o técnicos en medio ambiente, pero que el Consistorio consideró muy importante porque requirió el esfuerzo de siete personas, entre ellas el viaje del propio alcalde, del que no se conocen especiales conocimientos de botánica, aunque sí la afición a conducir coches caros y dotados de cierto misterio. El traslado del árbol costó 7.000 euros, que, unidos a otros gastos difíciles de explicar, puso el precio de adquisición del roble hoy agonizante, en 104.000 euros.  
La moraleja es simple: se siguen conociendo ejemplos de cómo han tirado el dinero público quienes ahora acusan a los ciudadanos de provocar la crisis económica por haber gastado por encima de sus posibilidades, y de quienes hablan ahora de regeneración democrática y de transparencia sin dirigir una mirada autocrítica, siquiera por mera cuestión estética, a su desastrosa gestión.  
En adelante, y al menos en Pozuelo, habrá que reformar el dicho popular, que no servirá para comparar la fortaleza o la buena salud de alguien -fuerte como un roble-, sino para comparar un dispendio con otro: caro como un roble comprado por el Partido Popular.