miércoles, 25 de febrero de 2015

¿Dónde está la Nación?

Good morning, Spain, que es different
En la primera sesión del debate sobre el estado de la nación, el triunfal discurso de Rajoy sobre la buena marcha de la recuperación y las perspectivas de crecimiento económico, con apenas alusiones a otros asuntos, ha servido para señalar la posición desde la que habla y para acotar el objeto de su reflexión. Al elegir el lugar desde el que dirigirse a la nación y la forma de aludir a sus problemas, definió, quizá sin pretenderlo, lo que considera la nación y señaló su relación con ella.   
Rajoy no habló al Congreso en calidad de Jefe del Gobierno de España, sino como presidente del consejo de administración de la Marca España, entregando a los accionistas un amañando balance de situación, en el que destaca el estado bonanza de unas cuentas saneadas y la perspectiva de crecer en el futuro inmediato. Pero se trata de un caso ejemplar de “contabilidad creativa” o de “maquillaje financiero”, porque en la cuenta de Pérdidas y Ganancias, las pérdidas se han quedado en el cajón para que el saldo sea favorable a las Ganancias, como le recordaron los portavoces de varios partidos de la oposición.
Los pérdidas son muchas y “costes de producción” de la Marca España, que no aparecían en el manipulado balance, son altísimos, y, lo que es peor, lo serán  durante mucho tiempo.
Los costes no son medibles sólo en deterioro del sistema económico y financiero (quiebra bancaria, cierre de miles de negocios, destrucción del tejido productivo y comercial, aumento de la deuda pública), en sufrimiento humano (paro, empleo precario, desahucios, subconsumo, pobreza, desigualdad) y en destrucción de la capacidad asistencial del Estado, sino también en pérdida de confianza de los ciudadanos en el Gobierno, en deterioro de las instituciones, en impotencia ante la galopante corrupción que afecta antes que a nadie, al partido que gobierna, y en la pérdida de prestigio internacional.
No sabemos la confianza que suscita por ahí fuera la publicitada Marca España, pero se puede estar seguro de que España como país ha descendido varios enteros en prestigio internacional, no sólo por el retroceso en sus magnitudes macroeconómicas, sino por la servil disposición del Gobierno respecto a la troika, por la irrelevancia en los foros internacionales y por la grosera utilización de las instituciones del Estado para tratar, inútilmente, de evitar que la acción de la justicia alcance al partido del Gobierno. Eso sí que es patético.

Hasta ahora, Rajoy ha mostrado que, para él, España es el Ibex, la banca, el oligopolio energético, el monopolio eléctrico y poco más, y que la temperatura de su patriotismo se mide por las cotizaciones de Bolsa.Good morning, Spain, que es different
¿Dónde está la Nación?
En la primera sesión del debate sobre el estado de la nación, el triunfal discurso de Rajoy sobre la buena marcha de la recuperación y las perspectivas de crecimiento económico, con apenas alusiones a otros asuntos, ha servido para señalar la posición desde la que habla y para acotar el objeto de su reflexión. Al elegir el lugar desde el que dirigirse a la nación y la forma de aludir a sus problemas, definió, quizá sin pretenderlo, lo que considera la nación y señaló su relación con ella.   
Rajoy no habló al Congreso en calidad de Jefe del Gobierno de España, sino como presidente del consejo de administración de la Marca España, entregando a los accionistas un amañando balance de situación, en el que destaca el estado bonanza de unas cuentas saneadas y la perspectiva de crecer en el futuro inmediato. Pero se trata de un caso ejemplar de “contabilidad creativa” o de “maquillaje financiero”, porque en la cuenta de Pérdidas y Ganancias, las pérdidas se han quedado en el cajón para que el saldo sea favorable a las Ganancias, como le recordaron los portavoces de varios partidos de la oposición.
Los pérdidas son muchas y “costes de producción” de la Marca España, que no aparecían en el manipulado balance, son altísimos, y, lo que es peor, lo serán  durante mucho tiempo.
Los costes no son mensurables sólo en deterioro del sistema económico y financiero (quiebra bancaria, cierre de miles de negocios, destrucción del tejido productivo y comercial, aumento de la deuda pública), en sufrimiento humano (paro, empleo precario, desahucios, subconsumo, pobreza, desigualdad) y en destrucción de la capacidad asistencial del Estado, sino también en pérdida de confianza de los ciudadanos en el Gobierno, en deterioro de las instituciones, en impotencia ante la galopante corrupción que afecta antes que a nadie, al partido que gobierna, y en la pérdida de prestigio internacional.
No sabemos la confianza que suscita por ahí fuera la publicitada Marca España, pero se puede estar seguro de que España como país ha descendido varios enteros en prestigio internacional, no sólo por el retroceso en sus magnitudes macroeconómicas, sino por la servil disposición del Gobierno respecto a la "troika", por la irrelevancia en los foros internacionales y por la grosera utilización de las instituciones del Estado para tratar, inútilmente, de evitar que la acción de la justicia alcance al partido del Gobierno. Eso sí que es patético.
Hasta ahora, Rajoy ha mostrado que, para él, España es el Ibex, la banca, el oligopolio energético, el monopolio eléctrico y poco más, y que la temperatura de su patriotismo se mide por las cotizaciones de Bolsa. 

sábado, 21 de febrero de 2015

Temporada electoral

Good morning, Spain, que es different

Lo que podría llamarse temporada electoral, por el amontonamiento de convocatorias, ha empezado de manera un poco rara. Cada partido lo ha hecho a su manera, pero, en la mayoría de los casos, sin tener programa ni candidatos.
Unos partidos han iniciado la temporada con convenciones, pero dejando entrever pugnas internas (el poder es el poder, o la poltrona es la poltrona), que  pronto se han hecho externas en los partidos de izquierdas, como mandan los cánones. En el PSOE, la sultana andaluza ha decidido ir por libre al convocar unas elecciones anticipadas, y lo que al principio parecía una apuesta con bastante riesgo, en vista de lo sucedido después, incluso parece una decisión prudente para salvarse de la quema que abrasa al partido en Madrid, donde la convención dio paso a la exoneración de Tomás Gómez, presentado como el malo de la película -no idóneo-, aunque buen candidato no es.
En Madrid, están como siempre, teniendo que improvisar a última hora con algún paracaidista como candidato, pero el verdadero problema está en la Federación. Y eso que dicen que ganar en Madrid es muy importante, pero parece que internamente no se lo creen. Tampoco parece creíble la súbita firmeza de Pedro Sánchez, que parece sacado del mismo molde de dirigentes del PSOE: jóvenes, aseados y más blandos que un bizcocho.
En Izquierda Unida, siguen la estela de sus viejos demonios, con la situación agravada por los problemas de Rivas, la salida de Tania Sánchez y la situación de IU-Madrid, con la petición de dimisión de Pérez y Gordo, y la tendencia de un sector a participar en una candidatura unitaria con otras fuerzas. El riesgo es grande, pues IU puede quedar como una fuerza extraparlamentaria en Madrid y quizá en las Cortes.
Podemos empezó la campaña con la manifestación de Madrid, pero no sin dificultades y división de opiniones entre dos facciones opuestas -y sin embargo amigas-, que podemos definir como pablistas y no pablistas. División que, a pesar de no considerarse ni de derecha ni de izquierda, muestra su alma de izquierdas (divididos hasta la muerte en favor de la unidad). Y arrastra el asunto de Monedero, por un caso de no mucho dinero difícil de justificar, pero importante para un candidato a la alcaldía de Madrid.
Ciutadans, o Siudatans, según Floriano, avanza por todo el territorio nacional desplazando en intención de voto a UPyD, pero a medida que Rivera habla el que debe preocuparse es el Partido Popular.   
Rajoy afirma que España no es como Grecia, y se apunta al club de los verdugos de los griegos; está en su naturaleza servil. No dice nada de sus candidatos pero ha mostrado ya por dónde va su programa: vender la recuperación de la crisis con un retrato de España con fotoshop.  
En Madrid lo tienen claro: no hay candidatos proclamados, pero el programa está expuesto: construir un rascacielos de 23 plantas, frente al estadio Santiago Bernabéu, para pagar la reforma del Palacio de Congresos de la Castellana, que está cerrado desde 2012. La Operación Campamento (operación Wang, con capital chino, en parte), que es construir, donde estaban los antiguos cuarteles, a 8 km de la puerta del Sol, un gran complejo de 11.000 viviendas, equipamiento, casinos y un parque acuático en la primera fase. Son 2 millones de metros cuadrados en la primera fase y casi 7 millones en la segunda . Otra operación con capital chinés en la plaza de España (vaciar el edificio España y deshacer un hotel para hacer otro). Y acaba de empezar la Operación Canalejas, en el corazón de Madrid, para construir, en las sedes de antiguos bancos en la plaza de Sevilla, un hotel y un centro comercial y de ocio, a cincuenta metros escasos de la Puerta del Sol, donde estaba el antiguo hotel París, hoy ocupado por una multinacional de la comunicación que no ha admitido en su tejado el viejo anuncio de neón de "Tío Pepe", que daba solera a la plaza.
Y finalmente la paralizada desde hace años, Operación Chamartín, que ahora se llamará Castellana Norte, que supone prolongar la Castellana casi 4 kms hacia el norte. Son 3 millones de metros cuadrados para construir un complejo de 17.000 viviendas, servicios, dotaciones deportivas y de ocio, jardines, transporte integrado (tren, metro, autobuses). Un plan nuevo, que se tramitará “con todas las garantías”, lo cual hace temer lo peor.

Es decir, en Madrid, el PP apuesta por el ladrillo.

lunes, 16 de febrero de 2015

Demagogia de los hechos

Buscando un libro que no he encontrado, me he topado en una caja con "La demagogia de los hechos", un análisis de la sociedad española de los años cincuenta, escrito por el no ha mucho tiempo fallecido Ignacio Fernández de Castro, editado en 1962, en París, por Ruedo Ibérico. Transcribo unos párrafos de la Introducción: "Existen buenas razones para que seamos revolucionarios. Es necesario que los conformistas, los satisfechos, los que nunca quieren saber nada de nada y los que nunca se comprometen las conozcan. No pretendemos convencerles, pues sería inútil; tenemos razones, las nuestras, y nos bastan, pero creemos conveniente que las conozcan (...) No somos revolucionarios porque seamos cristianos, marxistas, falangistas o seguidores de Gandhi.
Nada de esto, somos revolucionarios por razones vitales y objetivas, porque hemos nacido hombres en unas circunstancias determinadas, hemos abierto los ojos, hemos visto, hemos sentido, y hemos conocido lo que estorba a nuestro desarrollo, y nuestra vida se ha hecho revolucionaria, pues de otra forma no sería nada.
Aunque Cristo no hubiera nacido, muerto y resucitado, aunque Marx no hubiera escrito sus obras, seríamos revolucionarios"

Socialismo con pachanga

Sobre un post de Alfredo Sánchez con música cubana.
Geniales, pero así no se desarrollan las fuerzas productivas, aunque se desarrollan otras cosas importantes para la vida. Esa estampa es la prueba palpable del fracaso del marxismo leninismo aplicado en Cuba, que es su día se llamó socialismo con pachanga. 
Una teoría formulada por un pensador renano, desarrollada por un ruso de la estepa y convertida en catecismo por un seminarista georgiano, que nunca dejó de serlo, no se podía aplicar a un país formado por una mezcla de españoles y negros. Un clima favorable, una isla paradisíaca, un mar turquesa, unas playas de ensueño, un torrente de música y ritmo, ron, tabaco, café, bellas mujeres y negros zumbones, y ganas de vivir a tope... y con todo eso, ¿quién se pone a desarrollar las fuerzas productivas? Pues no se le ocurre ni a un loco.

Los que salen de la crisis

Good morning, Spain, que es different
Según la lista de las personas más ricas del planeta que publica cada año la revista Forbes, las cien personas (o familias) españolas que figuran entre las más ricas del mundo, en 2014 aumentaron su riqueza un 9% sobre el año anterior, hasta reunir en conjunto una fortuna de 164.424 millones de euros, sólo en patrimonio empresarial (obligaciones, acciones, fondos y otros activos), no en inversiones privadas (joyas, obras de arte, casas, coches, yates o dinero en cuenta corriente), que la revista no contempla.
Encabeza la lista de las diez personas más ricas de España Amancio Ortega, propietario de Inditex (Zara, Mássimo Dutti y otras marcas de ropa y moda), pero también en inversión inmobiliaria, con 46.000 millones de euros, le siguen la familia Del Pino (Ferrovial) con un patrimonio de 6.400 millones, Juan Roig (mister Mercadona) con 6.000 millones de euros, Sandra Ortega, hija del primero, con 5.250 millones de euros, la familia Andic (Mango), con 4.250 millones de euros, Juan Miguel Villar Mir (constructora OHL, Obrascon, Huarte, Lain) con 3.450 millones de euros, los hermanos Botín (Banco Santander) con 3.450 millones de euros, Manuel Jove Capellán, propietario de la antigua FADESA y hoy de Inveravante, sociedad de inversiones, con 3.000 millones de euros, la difunta Cayetana Fitz-James Stuart, con 2.800 millones de euros, y los hermanos Riberas Mera (Gestamp Automoción), con 2.600 millones de euros.
Entran en la lista de Forbes, en el puesto 15 la viuda y las hijas de Isidoro Álvarez (El Corte Inglés), con un patrimonio de 2.000 millones de euros, lo que no impide haber realizado un ERE paulatino y silencioso; en el puesto 47, Julio Iglesias, por sus inversiones inmobiliarias, en el 63 el antiguo propietario de Telepizza, el hispano cubano Leopoldo Fernández Pujals, impulsado por el venta de Jazztel a Orange (un “pelotazo” de 400 millones de euros), con una fortuna valorada en 650 millones de euros; entra en el puesto 82 el empresario metalúrgico Alfonso Gallardo, “el chatarrero”, la mayor fortuna de Extremadura, con 450 millones de euros, que no impidió despedir a 117 trabajadores y bajar el 25% del sueldo a otros 400. Y en el 100, en el último puesto de la lista de los ricos entra el empresario naval y bodeguero, Alejandro Aznar Sainz, marido de Mónica Oriol, presidenta del Círculo de Empresarios, conocida por sus polémicas opiniones sobre la formación de los jóvenes y el embarazo de las mujeres que trabajan fuera de casa. 

Podemos

Comentarios a varios post de Luis Roca Jusmet
Podemos es el resultado de una operación de márketing político muy bien llevada a cabo y de una situación de indignación ciudadana sin aparente salida política. De un lado, la iniciativa de un reducido grupo de teóricos, con alguna experiencia política como asesores de gobiernos populistas de izquierda en América, y de otro una enorme masa de ciudadanos poco politizados y movilizados contra las medidas de austeridad, pero sin un horizonte político preciso. Ciudadanos que esperan que alguien dirija su enfado, que reciben como agua de mayo la llegada de un grupo salvador, que se acerca a ellos por medio de una audaz operación. Es decir, la convergencia, confusa y no sabemos si momentánea o duradera, de una vanguardia autoproclamada con el pueblo llano (no casta). En términos bíblicos, el pueblo escogido que espera la parusía, la llegada del redentor. Pero, ¡ojo!, que también el mensaje bíblico advierte sobre las asechanzas del Maligno, que puede presentarse como el Cristo, cuando es el anticristo, para confundir a los mortales. Pero no aseguro que este sea el caso.

En cierta medida, y salvando tiempo y distancia, Podemos me recuerda al PSOE renovado, el montado a partir del clan de los sevillanos para desmontar de la dirección al grupo de los viejos de Rodolfo Llopis. Fue una operación de gran envergadura, apoyada por la socialdemocracia europea, la confederación de los sindicatos alemanes (DGB), los sindicatos americanos y hay quien dice que la CIA, que puede ser verdad. Salvo personas, el PSOE había estado ausente de las luchas antifranquistas, y su aparición en el franquismo tardío fue una operación exitosa, si tenemos en cuenta que 7 años después de muerto Franco estaba gobernando. Se presentó con un lenguaje muy radical, que luego rebajó hasta lo más moderado de la socialdemocracia. Y Podemos va por ahí: lenguaje radical, programa tibio, tanto que disputa el espacio socialdemócrata al PSOE.

Me parece que Podemos debe demasiado a su proyecto de comunicación política, a su manejo de los tiempos en los medios de comunicación y en las redes sociales, dicho lo de sociales con todas las reservas que merece el contacto de individuos aislados a través de artefactos. Eso lo han hecho bien y han aprovechado el uso de un factor típico del periodismo, que es la novedad, pero lo que es nuevo no significa necesariamente que sea bueno. O no tan bueno como el publicitado mensaje dice, ni quizá tan nuevo, en el contenido no en el envoltorio, como parecía al principio. Percibo una gran ambigüedad en su mensaje, y en ese aspecto deben bajar del ámbito de las abstracciones al terreno de las definiciones, pero además deben elevar el nivel de su discurso y alejarse de los argumentos de barra de bar. Este es un momento muy propicio para hacer pedagogía política. Y buena propaganda.

Está en juego la pugna entre velocistas y corredores de fondo; los sprinters han tenido una arrancada muy fuerte, pero no sabemos lo que aguantarán con la ración de espinacas, pues se enfrentan a dos adversarios de izquierda cansados, uno a punto de tirar la toalla, pero sobre todo a un corredor de la derecha que tiene bastante fondo, es aficionado al doping y hace todas las trampas que puede. El resultado es incierto.

sábado, 14 de febrero de 2015

Cool Spain

El péndulo español (1). Cool Spain

Morir de éxito
Llegado a la Moncloa en 1982, el PSOE quiso recuperar el tiempo perdido con una modernización rápida y superficial, que implicaba saltar etapas; volvíamos al golpe de péndulo, tan habitual en nuestra historia reciente.
Había que olvidar las negruras del pasado inmediato, de la dictadura, de la asfixiante moral católica e inspirarse con decisión en los países modernos, en Europa y Estados Unidos, para quitarse de encima la caspa y el pelo de la dehesa. Ya éramos un país como los otros, un país “normal”, incluso mejor, pues habíamos superado con éxito varias difíciles pruebas –el cambio de régimen, la crisis económica y el 23-F- en muy poco tiempo y caminábamos hacia Europa. Y Franco, con su dictadura, quedaba atrás, como una anomalía, en un país con una trayectoria histórica similar a los de su entorno inmediato.
Con un gobierno joven, entusiasta y progresista y el clima de opinión preparado por la frivolidad de la “movida”, del pensamiento débil y los valores materialistas e individualistas de la “revolución conservadora”, impulsados Ronald Reagan y Margaret Thatcher, España entraba de golpe en la postmodernidad sin haber sido plenamente moderna. A España no la va a reconocer ni la madre que la parió, sentenció Alfonso Guerra, vicepresidente del Gobierno. Y tenía razón: quemar etapas es lo nuestro.
Amputados de forma bárbara por el franquismo con el exilio y la derrota y difíciles de recuperar los valores modernos que tenían impronta española, se trataba de adoptar rápidamente un modernismo impostado e importado y de adherirse a los modos y modas del momento, asumiendo ciegamente todos los ismos habidos y por haber que circulaban en el mercadillo de las ideas. Y así pasamos a ser posmodernos sin haber sido modernos del todo, porque el posmodernismo tenía rasgos que concordaban bien con el tibio proyecto del PSOE, y porque estaba promocionado por una servicial casta intelectual, que, evadida del mundo real o seducida por el agotamiento de la lucha de clases y el declive del comunismo, ejercía su oficio jugando con ocasos y deconstrucciones.
Se “vendían” bien la ausencia de un futuro definido, el vivir en un presente perpetuo marcado por la rabiosa actualidad, la erosión de los grandes relatos liberadores, de las soluciones totales y de los proyectos políticos revolucionarios o alternativos; el auge del pragmatismo político, el ocaso de las ideologías duras o de confrontación y el auge del pensamiento débil, del mestizaje cultural, de la innovación permanente y la búsqueda de la originalidad como meta; el final de los cánones éticos y estéticos; la crítica de la Ilustración y la defensa de lo irracional y lo emotivo, la emergencia de un individualismo atroz, del hedonismo agónico y del consumo compulsivo; la publicitada teoría del fin de la historia y, al tiempo, la nostalgia de otras épocas, con el revival de modas como sucedáneo. Todo lo cual, concordaba bien con la debilidad ideológica del PSOE y su tibio discurso político, con la cultura superficial, con la trivialidad, con el imperio de lo efímero, y con el lenguaje políticamente correcto como norte y guía de la única izquierda posible, frente a la poderosa ofensiva neoliberal conservadora, que imponía sus dogmas como sencillas e indiscutibles verdades.
Hacia el exterior -en los titulares de la prensa y en las grandes cifras-, España mostraba un atrayente escaparate de cambios, pero detrás del decorado de una nación ultramoderna, el país seguía siendo bastante parecido, pues la pesada herencia del franquismo no permitía otra cosa: una tierra dura, un país recio, populachero, tozudo, indisciplinado que no rebelde y bastante ignorante, en particular las generaciones de más edad, influidas por un tradicionalismo rancio, clerical y autoritario.
Las recién estrenadas libertades civiles tuvieron también un lado negativo,  pues sirvieron para reafirmar el casticismo más añejo, recuperar costumbres locales que mejor hubieran estado olvidadas, o para inventar lo ancestral, disfrazado de venerables tradiciones rurales o de incuestionables señas de identidad; la España profunda, bárbara, auténtica y sentimental, coexistía con la frívola España postmoderna, relativista y urbana -light-, dando como resultado un país que fascinaba a los forasteros por sus contrastes.
Con otro golpe de péndulo, habíamos pasado de la grisácea dictadura a la coloreada movida: España seguía siendo bastante different. Un país atrayente por su exotismo, que se colocaba con alharacas y lentejuelas en la vanguardia del europeísmo y de la posmodernidad, pero ofreciendo pistas bien visibles de su persistente arcaísmo, de lo cual daban fe ciertas costumbres y la pertinaz intromisión de los obispos en los debates políticos y su intransigente oposición a aplicar normas legales no concordantes con el dogma católico.
Mientras, el homo laborans perdía importancia como clase productora, estaba desempleado -los lunes al sol- o pugnaba por no estarlo, el homo y la mulier ludens, pero sobre todo los iuvenes ludens, ocuparon bulliciosamente la calle, no para protestar, como ocurría pocos años antes, sino para exhibirse, consumir, divertirse y rendir al cuerpo un culto desmesurado como vehículo portador de mercancías y como simple mercancía él mismo.
España estaba de fiesta; hervía de consumo, llena de actividades culturales y eventos pseudoculturales; la máquina de la propaganda funcionaba a tope y la publicidad colonizaba las mentes de dóciles ciudadanos, que, ganados por la eufórica trilogía del momento -lujo, dinero y moda-, emulaban como podían, o sea mal, el desenfrenado gasto de las élites de derecha e izquierda, que eran  protagonistas en las revistas del corazón y de los negocios -amor y finanzas (o corrupción y lujuria)-, de sorprendentes historias lúbrico-financieras, y esto era nuevo. España bullía de iniciativas, era un país alegre y callejero, que estaba de moda. España, tope fashion. Cool Spain.
Aireados por la prensa, pronto se vieron públicamente los signos que indicaban la superación de la recesión económica aprovechando la bonanza internacional y el nuevo ethos de gama alta de las élites políticas y económicas: grandes financieros (y sus amigas), nuevos empresarios, artistas, creadores, modistos, diseñadores, peleteros, vendedores de baratijas de marca y especuladores que hacían meteóricas fortunas; neoconservadores, la nueva especie de los ricos de izquierdas, la beautiful people exprogresista, gente guapa exhibiendo sin pudor sus amores y desamores, su poder y su riqueza -lujo, Bolsa y moda-; los rápidos negocios (pelotazos); los escándalos financieros, los empresarios poco modélicos y los emprendedores chungos (De la Rosa, los Albertos, Mario Conde, Ruíz Mateos, Cisneros, Piqué, Prado, Santos, Gil y un largo etcétera) y la corrupción grande y pequeña, fuera y dentro de los partidos políticos (Filesa, Guerra, Ibercorp, RENFE, BOE, Naseiro, Palop, Sarasola, Caja Ronda, Grand Tibidabo, Casinos, tragaperras, etc) y en la cooperativa PSV de la UGT, pues en España era fácil hacerse rico, según afirmó Carlos Solchaga, ministro socialista de Hacienda, sin indicar el procedimiento, aunque muchos lo intentaron con métodos poco respetables. En esta España neopicaresca, incluso era posible morir de éxito, advertía un satisfecho Felipe González.
La rápida erosión del tibio proyecto socialdemócrata, la prepotencia y los abusos de la nueva élite social aglutinada en torno al Gobierno y la utilización partidista que hizo el PSOE de las instituciones del Estado para entorpecer la investigación sobre el terrorismo de Estado (GAL) para combatir a una ETA muy mortífera, la financiación inicial del partido (caso Flick) y los casos de corrupción posteriores facilitaron al refundado Partido Popular su labor de oposición, que fue llevada a cabo de modo feroz y desleal.
No obstante, junto a esos excesos, asociados en buena medida al crecimiento económico iniciado en el último tercio de los años ochenta, tras la entrada en el Mercado Común (1986) y la ratificación de la permanencia en la OTAN, con el gobierno del PSOE se impulsó el desarrollo autonómico y se abordó la reforma del ejército y la profesionalización de las fuerzas armadas, se reformó la enseñanza primaria y la secundaria (LODE y LOGSE), y en menor medida la universitaria (LRU), se construyeron dotaciones locales, infraestructuras nacionales, autonómicas y municipales (necesarias unas, y adecuadas al país de servicios que habíamos decidido ser, y otras no tanto), aumentaron las prestaciones sociales y la oferta pública de viviendas relativamente baratas (Plan 18.000, una gota en el océano del parque privado), y se extendieron, pero de forma más modesta que en Europa, las prestaciones del Estado del bienestar, en particular tres básicos servicios públicos -sanidad, educación y pensiones- a toda la población, que, junto con la reforma del sistema tributario, que no gravó a las grandes fortunas, sino que las mimó con una fórmula muy favorable cercana al paraíso fiscal (las SICAV), ni luchó de manera decidida contra la economía sumergida y el fraude fiscal, fueron factores que corrigieron parcialmente los desequilibrios estructurales en el reparto de la riqueza. En esos años se redujo un 17% la diferencia entre los ingresos del 10% más rico de la población y los ingresos del 10% más pobre. Tendencia que no se mantuvo mucho tiempo.

De los fastos al ocaso
La etapa triunfal socialista culminó en los grandes fastos (y grandes gastos) del año 1992, debidos a la simultánea celebración de tres grandes eventos que tuvieron mucha repercusión nacional e internacional: la Exposición Universal de Sevilla, ciudad unida a Madrid por la primera línea de tren de gran velocidad, los Juegos Olímpicos de Barcelona y el Vº Centenario del Descubrimiento de América. Este alarde económico, que colocó a España en lugar destacado en los noticiarios de todo el mundo, concluyó en una recesión ligada a la que sufría la propia Unión Europea, que obligó al Gobierno a efectuar un duro ajuste económico y a devaluar un 5% la moneda, entonces, la peseta.
En 1996, cuando la economía española empezaba a remontar la recesión, pero
extraviado el impulso reformista y perdido el contacto con la sociedad (y con la realidad), carente del vigor y de las ideas, que, en teoría, el programa de 1993 -el cambio sobre el cambio- debería aportar a un gobierno de integración desprovisto de guerristas y colocado bajo la vicepresidencia de Narcís Serra, el gobierno socialista se limitó a aferrarse a lo realizado o a corregirlo a la baja (la pérdida de poder adquisitivo de los salarios empezó entonces) y a defenderse malamente de las acusaciones de corrupción, con el consiguiente deterioro de la vida pública.
Encastillado en el poder del llamado felipismo, desgastado, dividido, criticado por la prensa más afín y obligado a efectuar una serie de dimisiones de ministros y altos cargos, salpicado por numerosos casos de corrupción y por asuntos bastante feos en los ministerios de Defensa y de Interior (CESID, Roldán, GAL, Nani, mafia policial), el PSOE perdió las elecciones generales de marzo de 1996 por un corto margen de votos (300.000) respecto al Partido Popular, que sus dirigentes interpretaron como una derrota dulce.
No supieron percibir las verdaderas causas de su declive ni la amargura a largo plazo que les depararía la precaria victoria de la derecha dirigida por un visionario, según calificaría años después George W. Bush a su acólito de las Azores. Y no le faltaba razón al gringo, pues los dos mandatos de Aznar dejaron una profunda huella en la sociedad y en las instituciones españolas.
Aunque los socialistas ganaran las elecciones, las cosas difícilmente volverían a ser como antes. Y no lo fueron.

Publicoscopia, 7-2-2015. 




viernes, 13 de febrero de 2015

Cerrojo nacional

Good morning, Spain, que es different

Por encima, o por debajo, de las declaraciones de unos y otros, la crisis del PSOE en Madrid se ha saldado a la española, con un cerrojo. La terminante destitución de Tomás Gómez como secretario general de los socialistas madrileños se ha rematado cambiando la cerradura de su despacho. Para que no pueda entrar, si es que le quedan ganas de volver.
El cerrojo se asocia frecuentemente con el fútbol -¡y qué no se asocia con el fútbol en este país!-, en particular con la táctica que intenta detener al contrario en la línea de defensa. Pero el cerrojo desborda el ámbito deportivo para convertirse en una figura simbólica que representa una arraigada costumbre en la política española.
Rafael Simancas, el flamante presidente de la gestora del PSM, también fue víctima de un cerrojazo; primero de un robo, perpetrado por dos tránsfugas de su partido -Tamayo y Sáez- (él y ella, paridad y lista cremallera, hasta en esto no dejaron cabos sueltos los muñidores de la jugada), que se dejaron sobornar por unos desconocidos cuya identidad y fines se desconocen hasta la fecha, aunque todo apunta a la derecha política, que fue la beneficiaria inmediata, y a la derecha económica, que lo ha sido con el tiempo. La investigación del caso sufrió un golpe de cerrojo, del tema nunca más se supo y Simancas perdió la presidencia de la Comunidad de Madrid en favor de Esperanza Aguirre, que en aquellas fechas pasaba por allí.
Se ha usado el cerrojo, que es el obligado complemento de la opacidad, de la propaganda y del autoritarismo, ante la solicitud de crear comisiones de investigación, cuando no ha quedado más remedio que crearlas, el cerrojo se ha utilizado para vetar a los comparecientes no afectos y cuando el camino que llevaba la investigación no era el esperado, entonces se ha dado el cerrojazo a la comisión y santas pascuas.
Todos los partidos han utilizado el cerrojo en un momento u otro para no investigar casos de corrupción o de mala gestión en los que se han visto envueltos, pero el que más ha utilizado este artero recurso ha sido el Partido Popular, que es un partido de expertos cerrajeros.
Pero el cerrojo no es sólo una ilegítima herramienta que utilizan los gobiernos para defender su gestión del control del adversario, sino un estrategia de los dos grandes partidos para mantener el statu quo: ¿revisar el modelo económico?, cerrojo; ¿reformar el sistema financiero?, cerrojo; ¿reformar el sistema fiscal?, cerrojo; ¿reformar la ley electoral?, cerrojo; ¿reformar la Constitución?, cerrojo; ¿reformar la ley de partidos?, cerrojo; ¿revisar el Estado autonómico?, cerrojo; ¿revisar el papel de la monarquía?, cerrojo, cerrojo, cerrojo.

Si se pasa lista a los grandes problemas económicos, políticos y sociales del país, veremos que todos están clausurados por la misma política del cerrojo. Mientras tanto, los ciudadanos somos cautivos de los carceleros.

viernes, 6 de febrero de 2015

Empleo y desempleo

Good morning, Spain, que es different
Rajoy está jubiloso porque en la Unión Europea destacan el crecimiento económico de España, sin mostrar gran preocupación por señalar dónde y cómo crecemos y a costa de qué. El Presidente dice que no comparte la visión negra de España que ofrece la izquierda. Veamos algunas de las sombras que Rajoy, deslumbrado por el aumento del 1,4% del PIB de 2014 respecto al de 2013, no percibe.
Según la Encuesta de Población Activa, el año 2014 acabó con 5.457.000 parados, que equivalen al 24% de la población activa; en la eurozona es el 12%. En noviembre de 2011, los parados eran 5.273.000, el 23%. Es decir, tres años después de la etapa de Zapatero, con Rajoy en la Moncloa el paro ha crecido en un punto porcentual, lo que echa por tierra el mensaje de que la reforma laboral era necesaria para crear empleo. Rajoy aduce que en 2014 se ha creado empleo y da la cifra de 550.000 empleos nuevos, pero se han destruido 650.000 desde diciembre de 2011; el saldo es negativo. En enero de 2015 se han destruido casi 200.000 empleos y el paro registrado ha subido en casi 78.000 personas (77.980 exactamente), lo que da un total de 4.525.000 parados inscritas, pero realmente los parados son más.
Respecto al número de ocupados, la EPA dio en 2011 la cifra de 17.807.000 personas con empleo, mientras que en 2014 ha sido de 17.569.000. Por este lado, el saldo también es negativo.
Hay 3.353.000 parados de larga duración (el 62%), de los cuales 1.690.000 son mujeres, muchas de ellas sólo por ser madres. En España se castiga ser madre; es una “falta” que en la empresa privada y en instituciones públicas puede acarrear la pérdida de empleo. Conciliar vida familiar y laboral es misión casi imposible. El Gobierno que se dice defensor de la familia, está apostando contra la natalidad y contra la vida familiar.
Para los sindicatos, la tasa de cobertura en el desempleo real es del 33%; el número de parados que carece de subsidio es de casi 3,5 millones, y 1.766.000 familias tienen todos sus miembros en paro, mientras que con Zapatero la cifra fue de 1.575.000 familias.
A la vista de estas cifras, la ayuda extraordinaria de 426 euros al mes durante seis meses, que afectará, en el mejor de los casos, a 400.000 parados, es un parche con fines electorales, aceptado por la CEOE e, inexplicablemente, por los sindicatos.
La tasa de paro juvenil está en el 53%; el 23% en la eurozona. Según la OCDE, España es el país con mayor número de “ninis”: uno de cada cuatro jóvenes entre 15 y 30 años no estudia ni trabaja. La tasa de licenciados en paro triplica a la de los principales países desarrollados. Seis de cada diez jóvenes creen que en el extranjero tendrían más oportunidades de hallar empleo. El 38% de los jóvenes entre 25 y 35 años vive con sus padres.
El Gobierno afirma que se crean 1.000 empleos al día, pero la mayor parte son temporales o para trabajos por horas; apenas el 8% de los contratos firmados en 2014 eran empleos fijos; no hay más puestos de trabajo, sino que los puestos existentes se reparten entre más empleos, que no son duraderos, pues el 45% del empleo creado por nuevas empresas desaparece a causa de la persistencia de la crisis. En 2008, la duración media de los contratos temporales era de 78 días, en 2014 ha sido de 53 días.
Entre funcionarios, personal laboral e interinos, la administración pública se ha desprendido de 163.206 empleados en dos años. La administración central ha reducido la plantilla de trabajadores un 7%; las autonómicas un 6% y las municipales un 7 por ciento.

jueves, 5 de febrero de 2015

Europa secuestrada

A propósito del post de Palinuro: "Punto de fuga"

El titular podría ser el inverso: Grecia pone al BCE contra las cuerdas. Es un poco pretencioso, pero el nuevo gobierno griego ha señalado algo muy importante: que es la ilegitimidad de, digámoslo así, la estructura de mando de la Unión Europea: la troika, Lagarde, Merkel, Schauble, Weindman, Draghi, una gavilla de impostores al servicio de los especuladores. 
Lo que Alexis Sipras ha señalado es el secuestro de Europa, no por Zeus transmutado en toro, sino de los usureros transmutados en buitres. Los especuladores y sus cómplices nos han robado la Europa social y democrática, así de simple y de dramático. Y todos los gobiernos, también el de ZP, se hincaron de rodillas y lo aceptaron. Sólo Grecia, con Papandreu (que le costó el cargo) y ahora Sipras se han atrevido a señalarlo, con valentía pero desde una posición política y económica muy débil. Ahí es donde el PSOE podría jugar un papel importante reforzando a los griegos, pero su actitud mendigando pactos con la derecha más salvaje de Europa lo aleja de esa oportunidad, que, junto con Podemos, podría ser su misión histórica en el siglo XXI; el de empezar a rescatar la Europa secuestrada por los nuevos bárbaros con traje de Armani o vestidos de Prada.

martes, 3 de febrero de 2015

Pedro se mata y Rajoy se muere de risa

Good morning, Spain, que es different

Hay muchas maneras de suicidarse políticamente, y la peor de ellas es ayudando a la vez a los enemigos y a los adversarios. Eso es lo que ha decidido Pedro Sánchez al firmar el pacto de Estado contra el yihadismo, que le ha propuesto el avieso Rajoy; una trampa en la que ha caído como un pardillo.
En primer lugar, por el fondo del tema. Una reforma del Código Penal sobre la que asociaciones de jueces conservadoras y progresistas discrepan, tanto por la introducción encubierta de la cadena perpetua, como por el procedimiento, hecho con prisas y al impulso de los atentados de París. Un asunto así merece algo más de sosiego antes de firmar, y no se sale del brete diciendo que la recurrirán ante el Tribunal Constitucional. Entonces, si tiene dudas, ¿para qué la firma? Eso por un lado, por el otro es invalidarse como aliado, porque firma una cosa y luego se desdice, como ha sucedido con la reforma del artículo 135 de la Constitución, que la firmó Zapatero y Sánchez quiere echarse atrás.
Y en segundo lugar, por la forma del pacto; un pacto a dos, a la vieja usanza, como si no hubiera cambiado nada en el país, y como si esos pactos a dos no fueran uno de los factores que más han contribuido a deteriorar el régimen político vigente. Un pacto a dos y luego se invita a los demás partidos a que se sumen y firmen por responsabilidad. Muy feo y muy viejo.  
Sánchez cree que estamos en 2011, y que un pacto que entre dos partidos que hoy suman el 45% en la intención de voto es un “pacto de Estado”. Como un sonámbulo, sigue creyendo en la vigencia del bipartidismo -¡qué miopía!- mientras el bipartidismo hace agua, y que actúa, como Rajoy le ha hecho creer, como jefe de la oposición. 
¡Qué iluso! El jefe de la oposición lleva coleta y se halla extramuros de las instituciones, que es donde acabará el PSOE si no se espabila.
Hace dos días, en la conferencia autonómica del PSOE, Sánchez aseguraba que “a quien teme el PP es al PSOE”, y ahora resulta que no le teme, sino que le considera un aliado en las postrimerías de su mandato y le maneja a su gusto.

Rajoy necesita a Pedro Sánchez para vincular al PSOE, como la otra pata necesaria, para sostener este tenderete borbónico y neofranquista frente a las voces que reclaman su reforma o directamente su reemplazo por un régimen político realmente, no regiamente, democrático. Y Sánchez no se comporta como un estadista, como el máximo dirigente de un partido que pretende ser la oposición y la única alternativa al PP; ni siquiera actúa como un ciudadano medianamente informado y con algunas ideas claras. Lo que acaba de hacer, apoyar a un partido tan dañino como el PP al final de la legislatura, es de mentecatos, porque además da alas a los que le están haciendo la cama en su propio partido. 

lunes, 2 de febrero de 2015

IU y Podemos

Piedra y agua
Izquierda Unida y Podemos representan dos fuerzas telúricas opuestas, pero que pueden coexistir, como los cantos rodados en los arroyos. IU, cuyo corazón es el viejo y coriáceo PCE, representa la piedra, la ideología berroqueña tallada con martillo y cincel, que actúa como el totem del clan, al cuidado de una especie de burocracia sacerdotal que vigila la aplicación del dogma, la observancia del catecismo, gestiona la organización y administra los sacramentos, mientras Podemos, al menos por ahora, es, siguiendo la metáfora de Zygmunt Baumann, el agua, el líquido sin forma, que discurre buscando el camino más fácil para adaptarse y empapar todo el espectro electoral posible, rodeando la piedra y mojándola, pero sin penetrar en ella.
En Face book

domingo, 1 de febrero de 2015

TVE: Entretener, mejor que informar

Good morning, Spain, que es different

La marcha de Madrid, o la marcha sobre Madrid, como han dicho algunos periodistas, recordando la marcha sobre Washington, en agosto de 1963, en plena reclamación de los derechos civiles, ha sido una gran expresión de fuerza ciudadana; el apoyo social de Podemos, un visible respaldo callejero, que se suma al que tiene en el ciberespacio, en las redes de internet y en las plazas públicas con sus círculos de seguidores.
La manifestación es, por sí misma, una gran noticia, tanto si gusta Podemos como si no. Y no podía ser menos, dado vertiginoso protagonismo adquirido por la banda del Coletas desde las elecciones del pasado mayo, y la oleada de repulsa que ha levantado en casi todos los grandes medios de información y entre los partidos ya establecidos en el sistema, pues ha venido a molestar a todos, a grandes y a pequeños, a derechas, claro, pero también a izquierdas y al centro, a los periféricos y a los centralistas. Recuerda la máxima evangélica, de un Jesús airado: "No he venido a traer la paz, sino la espada".
Podemos es noticia y la gran concentración humana de ayer en Madrid, también lo es. Así lo han considerado una serie de periódicos extranjeros y la BBC británica, que abría ayer sus informativos en BBC News dando cuenta de la manifestación en Madrid (Spain). También lo hacían Antena 3 y la Sexta.
No mereció la misma consideración en Telecinco, que abrió con el tiempo, que da para mucho, pues como canal privado puede hacer lo que le venga en gana, ni, por supuesto, en TVE, donde se dejó ver la eficaz función de los comisarios políticos, que decidieron establecer en el Telediario del mediodía, la siguiente jerarquía: Noticia de apertura: el tiempo, el temporal de lluvia y nieve en España, algo al parecer insólito durante el invierno; segunda noticia: palabras de Rajoy en uno de sus insulsos mítines, como si sus falacias fueran algo novedoso; tercera información: insulsas palabras de Pedro Sánchez, como si también fueran algo nuevo en el Secretario General del partido del sí pero no, o del no pero sí, que firmo luego y después me arrepiento. Cuarta noticia, y con poco tiempo, por fin la manifestación de apoyo al odiado enemigo bolivariano.
A lo mejor, los comisarios políticos del PP creían que sucedía en Venezuela.