El hombre perfecto
Me ha
hecho gracia la columna de Savater de hoy, en el global. Se refiere a la puesta
en marcha en Barcelona del Centro de Nuevas Masculinidades, una iniciativa del
ayuntamiento dirigido por Ada Colau, que está a la altura de la Oficina del
Español montada por Isabel Ayuso en Madrid o del aeropuerto para peatones de Castellón,
construido por Carlos Fabra. Imaginación que no falte.
El
Centro abordará la tarea de diseñar el “hombre nuevo”, pues, según la
alcaldesa, “la masculinidad no es incompatible con la sensibilidad”, por si
alguien lo había dudado.
“El
hombre del futuro -aseguran los animadores del centro- será un hombre heterogéneo,
diverso, descolocado, desorientado y perdido sin referente que emular”. Una
especie de monigote movido por cualquiera. ¡Vaya adelanto! Pues ese es el fin
educador de este proyecto, o quizá sea mejor decirlo con un término más postmoderno:
su fin deconstructor.
Me
pregunto a cuántos y a cuáles hombres habrán tratado la alcaldesa y los
promotores de esta idea, para que esta sea una propuesta educativa municipal. Aunque
también cabe preguntarse qué tipo de hombres pululan por Barcelona para merecer
su paso por las aulas de ese centro.
Si al hombre heterogéneo,
diverso, descolocado, desorientado y perdido le añadimos que sea blandengue y
que se asuste de los ratones y las cucarachas, tendremos al hombre perfecto. Vale.