El
Rey ha abdicado a favor del Príncipe. Dignum
et justum est. Ha sido un gesto necesario, conveniente, pero tardío, dado el
deterioro que existe en la opinión pública sobre las cosas de Palacio.
La
sucesión está asegurada por el carácter hereditario de la institución y porque
el sucesor -varón, mayor de edad- puede asumir de manera inmediata las
funciones inherentes al cargo. No habrá, pues, interinidades ni vacíos.
No
obstante, el procedimiento mecánico de la sucesión -a rey abdicado, rey coronado-
no despeja las dudas existentes sobre la legitimidad de la institución, pues el
reinado de Juan Carlos I de Borbón, se erige sobre las excepcionales circunstancias
del cambio de régimen, en las que su figura jugó un papel principal en la transición
desde la dictadura al vigente régimen democrático, al contar con una doble y
contradictoria legitimidad.
Por
un lado, la conferida por los Principios Fundamentales del Movimiento como heredero
del dictador, y por el otro, la concedida por la Constitución de 1978, aprobada
en referéndum, sí, pero en ningún caso por la legitimidad directamente otorgada por
la opinión popular, expresada en un referéndum específico sobre la forma de
Estado.
Aunque
se desconocen hechos relevantes del suceso, el papel jugado por el Rey en el
intento de golpe de Estado del 23-F-1981 (el “tejerazo”) le concedió un plus de
legitimidad democrática, que contribuyó a confundir la adhesión, o al menos el
respeto, a la persona con el concedido a la institución. Se ha dicho que los
ciudadanos españoles son, o eran, más juancarlistas que monárquicos.
Hechos
posteriores han reducido el apoyo público a la monarquía, pero sin aclarar si tal
merma afecta a la figura del rey o a la institución. ¿España está dejando de
ser juancarlista o está dejando de ser monárquica? ¿Es, acaso, republicana?
Convendría comprobarlo para tranquilidad de monárquicos y de republicanos, pero
sobre todo para tranquilidad del país en general, que tiene tareas más
imperiosas que atender.
Con
un régimen político consolidado, aunque sometido a una profunda erosión de las
instituciones, a un retroceso de los derechos democráticos y a un deterioro de
las clases dirigentes, la sucesión al trono se produce en una coyuntura muy
alejada de la incertidumbre que, en 1975, marcó los días de la Tercera Restauración borbónica,
ni existe ahora peligro de desestabilización por la amenaza de una intervención
militar.
El
tiempo corre más deprisa que la percepción de los vivientes, en particular si
llevan una existencia muelle, mucho más que las instituciones, que envejecen con
inusitada rapidez, y mucho más que los políticos, que viven entregados a
la exigencia del corto plazo.
Siguiendo
la opinión de Thomas Jefferson, que afirmaba que el poder de los vivos debía
prevalecer sobre el legado de los muertos, que “ninguna sociedad puede elaborar
una constitución perpetua ni una ley perpetua” y que toda ley expira de forma natural tras el paso de una generación,
ni al Príncipe, que aporta un expediente limpio (suponemos), debería serle de
utilidad lo que hizo su padre hace cuarenta años para restaurar la monarquía (ni
lo que ha hecho después para lo contrario) ni a los ciudadanos más jóvenes lo
que hicieron los suyos para apoyarla o ignorarla. Es, por lo tanto, necesaria una nueva
ratificación de la monarquía.
Hay en la calle una nueva generación, que se está
abriendo paso en política, cuyas opiniones los mayores, los viejunos, deberían
escuchar.
El príncipe Felipe cometerá un error si no convoca una consulta.
ResponderEliminarAhora tiene oportunidad de salir triunfante de ella y ganar legitimidad. De lo contrario estará constantemente en el filo de la navaja, sumando adeptos a la consulta. Lo cual ¡ojo! también distrae de otras cuestiones mas importantes como el paro. el chiste de el Roto del 6 de junio es como todos los suyos un manifiesto ''le preguntaron si prefería monarquía o república y contestó, un trabajo''.
Pero efectivamente legitimidades pasadas no garantizan las presentes, ni las prsentes las futuras.
Otra cosa es que se vea tentado a continuar, hoy, esta semana, la mecánica legal, de la que el mismo hizo un comentario de sometimiento, dejando entrever un halo de misterio a una posible medida personal.