Nunca
he reconocido más que dos aristocracias: la del trabajo y la de la
inteligencia, y hoy sé que es loco y criminal querer someter una a la otra; sé
que las dos no constituyen más que una sola nobleza, que su verdad y sobre todo
su eficacia residen en la unión y que separadas se dejarán reducir a la
impotencia, una tras otra, por las fuerzas de la tiranía y la barbarie, pero
que, al contrario, unidas dirigirán el mundo. He ahí por qué toda empresa
destinada a separarlas es una acción dirigida contra el hombre y sus más altas
esperanzas. En primer esfuerzo de toda empresa dictatorial es, pues, esclavizar
a un tiempo el trabajo y la cultura.
Camus: “El pan y la libertad”, discurso en la Bolsa de
Trabajo de Saint Etienne, el 10 de mayo de 1953.
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