jueves, 12 de junio de 2014

Heston. Un hombre del Oeste






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Murió Charlton Heston (John Charles Carter), uno de los últimos tipos duros del cine de los años 50 y 60, y una de las grandes presencias en la pantalla por una anatomía -alto, corpulento y adusto- que le permitió encarnar a personajes carismáticos, como Moisés en Los Diez Mandamientos (C. B. DeMille, 1956), Judá Ben Hur, en Ben Hur (William Wyler, 1956), al general Andrew Jackson en Los bucaneros (Anthoy Quinn, 1958), Rodrigo Díaz de Vivar en El Cid (Anthony Mann, 1961), Miguel Ángel en El tormento y el éxtasis (Carol Reed, 1965), Juan, el bautista en La historia más grande jamás contada (George Stevens, 1965), al general Gordon en Khartoum (Basil Dearden, 1966), aparte de otros papeles de carácter como Brad Braden, el enérgico director del circo Ringling, en El mayor espectáculo del mundo (C. DeMille, 1952), al plantador y empedernido machista Christopher Leiningen en Cuando ruge la marabunta (Byron Haskin, 1954) o al perplejo coronel George Taylor en El planeta de los simios (Franklin Schaffner, 1968).
Y aunque el verdadero hombre del Oeste era Gary Cooper (El hombre del Oeste, Anthony Mann, 1958), Heston protagonizó unas cuantas películas del género.
En El salvaje (George Marshall, 1952) asume su primer papel vestido de indio haciendo de blanco que ha vivido con los siouxs. En 1953, encarna a William F. Cody en El triunfo de Bufalo Bill, junto a Forrest Tucker (Wild Will Hickok) y Rhonda Fleming, una espía de la Confederación arrepentida (por amor, claro). En Horizontes azules (Rudolph Maté, 1955) da vida al capitán William Clark, en la célebre expedición al Pacífico de Lewis y Clark, en 1803, teniendo a Fred McMurray (Merriwether Lewis) de compañero y rival sentimental, y como heroína a una bellísima Donna Reed en el papel de la india shoshonee Sakawagea, que realmente existió, aunque seguramente no sería tan guapa como Donna Reed. O quizá sí, pues de su réplica se enamora la réplica de Teodoro Roosevelt en Una noche en el museo (Shawn Levy, 2006).
En 1956, en La ley de los fuertes (Rudolph Maté), Heston encarna a Colt Saunders frente Tom Tryon, su hermano, manco y pródigo, y a Anne Baxter, Lorna, mujer de oscuro pasado. En 1958, da vida a Steve Leech, el rudo capataz del rancho de los Terrill, en Horizontes de grandeza (William Wayler, 1958), y en 1965, a Amós Dundee, en Mayor Dundee (Sam Pekimpah), junto al sudista Richard Harris y una interesantísima Senta Berger. Más tarde encarna al crepuscular vaquero Will Penny, en El más valiente entre mil (Tom Gries, 1968), a Sam Burgade en Los últimos hombres duros (Andrew McLaglen, 1976) y al veterano trampero Bill Tyler, junto a un envejecido Brian Keith, otro veterano del western, en El valle de la furia (Richard Lang, 1980).
Sin embargo, le recuerdo especialmente por su poco grato papel en Hoguera de odios (Charles Marquis Warren, 1953), una típica y entretenida película de la serie B, en la que se enfrenta a un poderoso Jack Palance, que encarna al jefe apache Toriano, al que finalmente vence en un singular combate, sin armas pero brutal. 
En la cinta, Heston, en un papel semejante al de John Wayne en Centauros del desierto (John Ford, 1956), da vida al explorador Ed Bannon, un tipo sucio, racista y aficionado al whisky, que persigue por cuenta del ejército a los apaches, a los que odia y, sobre todo, teme, lo que no le impide tener relaciones con la mestiza Nita (Katy Jurado), que le hace además de criada. En la película tiene como rival a Brian Keith, oficial de caballería cuya misión es mantener vigente el tratado de paz con los apaches. 
El personaje Ed Bannon está inspirado en la persona de Al Sieber, que estuvo al servicio del ejército como explorador en las guerras apaches y que ha sido llevado al cine por John McIntyre, en Apache (Robert Aldrich, 1954), donde persigue y encuentra al apache Masai, interpretado por Burt Lancaster, y más tarde por Robert Duvall, en Gerónimo (Walter Hill, 1993), con un verosímil Wes Study en el papel del célebre jefe de los chiricahuas, y al que antes habíamos visto como un feroz guerrero pawnee, finalmente sacrificado por mujeres sioux, en Bailando con lobos (Kevin Kostner, 1990), y como el sanguinario Magua en la última versión de El último mohicano (Michael Mann, 1992). 
Una de las últimas fotografías conocidas, presenta a Heston, en una convención de la Asociación Nacional del Rifle, levantando por encima de la cabeza la que parece una réplica de la vieja “Betsy”, la larga carabina de Davy Crockett.
Era un hombre del Oeste.

Revista Trasversales nº 10, primavera de 2008.

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