lunes, 2 de junio de 2014

Bebido, sin casco y sin la prudencia exigida

Good morning, Spain (que es different)

Tras ser detenido por la policía por saltarse un semáforo en rojo y conducir sin casco y con una tasa de alcohol que cuadruplicó el límite permitido, el magistrado del Tribunal Constitucional Enrique López ha dimitido.
El gesto le honra, el de dimitir, no el de conducir “cocido”, pero el caso deshonra a quienes en el Partido Popular le propusieron para el cargo, en particular Federico Trillo.
Durante el mandato de Zapatero, el PP, fiel a costumbre de convertir en herramientas de su estrategia las institucionaes del Estado, hizo del nombramiento de López en una condición imprescindible para acceder a reemplazar a seis miembros del Tribunal Constitucional, cuyo mandato había expirado. Con la mayoría del Congreso obtenida con el triunfo electoral en 2011, el PP pudo por fin colocar a sus patrocinados, entre los cuales estaba López, en contra del criterio de la oposición, que lo estimó poco adecuado.
El PSOE había rechazado la candidatura de Enrique López, no sólo por su cercanía política al PP, cuyos actos frecuentaba, sino porque carecía del prestigio profesional exigido. Había ejercido poco tiempo en la Audiencia Nacional y sus sentencias distaban de ser un modelo de claridad. Tampoco contaba con una meritoria carrera académica como profesor de derecho, aunque sí como articulista y tertuliano.
Finalmente, en junio de 2013, juró su cargo como miembro del alto tribunal, al que ahora ha renunciado al ser sorprendido por una conducta que ya parece una costumbre en las gentes de la derecha.
Un hecho lamentable, que se suma a la lista de despropósitos que rodea los nombramientos de los cargos más altos de la administración de justicia. Y luego hay quien se sorprende del triunfo electoral de los "frikis".

No hay comentarios:

Publicar un comentario