domingo, 15 de junio de 2014

Cambó

Good morning, Spain (que es different)
Creo que estamos llegando a un punto en que todo el país se está poniendo patas arriba: partidos políticos, instituciones, monarquía, partidos, iglesia, judicatura, parlamento, modelo de Estado, modelo económico, y que la creciente desafección de los ciudadanos marca un tiempo nuevo que va teniendo reflejo político. No salimos de una dictadura, aunque nos encaminamos a ella, pero lo que no se atisba por ningún lado es un futuro medianamente claro para una gran parte de la población. Estamos, pues, en una encrucijada, en la que podemos abordar un proceso constituyente hasta sus últimas consecuencias y dotarlo de una legitimidad duradera que permita empezar a pensar en otras cosas mucho más urgentes para millones de personas, como son sobrevivir y poder trabajar, o empezar una chapuza, que, con cuatro cambios formales, permita aguantar al régimen una temporada, pero sin resolver los cruciales problemas que hay planteados. Algo así como tente mientras cobro, ese dicho tan español, en el que el tratante de ganado, que ha vendido un burro moribundo como si fuera joven y estuviera sano, pide al animal que se tenga en pie mientras remata la venta. 
Cambó, el conservador político catalán, decía que la final de una dictadura salen a relucir todos los problemas y las pasiones que el régimen caduco ya no puede contener: "Todos los problemas constituyentes se plantean simultáneamente, forma de gobierno, organización unitaria o federal del Estado, derechos individuales y sus garantías, organización de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, relaciones entre el Estado y la Iglesia".
Claro que esto lo escribía en 1929, en "Las dictaduras", pero en 1939 apoyó a Franco. No obstante, la observación es válida.

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