Hola,
Carme:
Al leer el
mensaje que me envías no sé si vivo en el mismo país del autor o de la autora. Para algunos de más allá del Ebro y para otros de más acá del Ebro, parece ser
que no, que vivimos en mundos distantes (y distintos); ni parece que utilicemos
la lengua, tanto el catalán como el castellano, de la misma forma y con los
mismos significados, aunque los significantes sean idénticos.
No entiendo el nerviosismo suscitado
por una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (no de Castilla,
ni de España ¡ojo!), que no pone en peligro la enseñanza en catalán, ni
pretende acabar con el sistema actual, y mucho menos exterminar una cultura y
aún menos exterminar una nación. ¿Exterminar una nación? ¿Tiene esa expresión
el mismo sentido que tenía para los nazis cuando lo aplicaban al destino de los
judíos? ¿O para los turcos cuando lo aplicaban al destino de los armenios? ¿O
para los blancos al aplicarlo a los indios de Norteamérica? La palabra <exterminar>
es tremenda y está mal utilizada, a no ser que quien la usa como desafortunada
metáfora pretenda, con unos fines que sospecho, sembrar la alarma sobre una
acción terrible que nadie pretende llevar a cabo.
En todo caso, el mensaje indica que se
pretende exterminar a una nación, pero ¿qué nación? ¿Es la nación de los unidos
por la lengua catalana o de los unidos por algo más? ¿De los unidos por las
rentas del trabajo o por los beneficios del capital? ¿De los grandes
propietarios de empresas o de los que sólo poseen la casa en que viven y poco
más? ¿De los empresarios catalanes que despiden obreros (también catalanes) o
de los obreros despedidos? ¿De los catalanes que votan a los partidos nacionalistas
o de los que no los votan? ¿De los catalanes que quieren echar a los rumanos o
de los catalanes que los acogen? ¿De los catalanes que utilizan los fondos
públicos para financiar su partido o de los que no lo hacen? ¿De los catalanes que
cierran hospitales y reducen servicios públicos o de los catalanes que sufren esas
retallades, aunque todos ellos hablen
catalán a la perfección? ¿De los catalanes que van a ver al Papa o de los
que catalanes acampan en la Plaza de Cataluña, por los mismos motivos de los
que acampan en la Puerta del Sol de Madrid?
Porque la lengua, tanto sea el catalán
como el castellano, o el inglés, sirve sólo para unir a los hablantes en lo que
al habla se refiere, pero las sociedades y las naciones están unidas por mucho
más y/o divididas por mucho más, pues con frecuencia el uso político de la
misma lengua esconde, o trata de esconder, diferencias sociales mucho más
profundas. Sucede en Cataluña, en Castilla, en España y en todas partes, porque
la lengua iguala a los hablantes, a veces es lo único que los iguala, pero los
hablantes son personas que social y económicamente son desiguales, y eso ocurre
en Barcelona, y también en Madrid, capital de la nación (¿de cuál?), pero sobre
todo capital del capital, y capital de la derecha más aberrante y patriotera
que existe, así que de patriotismo barato, aquí sabemos bastante y estamos
vacunados frente a patriotismos similares. Y desde luego, muchas de las
personas que viven en Madrid desconfían de sus autoridades aunque les hablen en
la misma lengua, porque les mienten en su mismo idioma.
Lo que ocurre en torno a la sentencia no
es más que una pataleta porque se acercan las elecciones. Artur Mas ha
protestado por el auto del Tribunal sobre el uso del castellano y está molesto
porque que el PSOE y el PP se han puesto de acuerdo para reformar la
Constitución sin invitar a CiU (ni a otros partidos), pero en el fondo comparte
la precipitada, autoritaria e inútil idea de fijar el déficit público en la Carta
Magna: es más, ha decidido adelantar dos años su aplicación en Cataluña (a 2018),
y fijar el límite del déficit en el 0,14%, por debajo del acordado por el PSOE
y el PP, que está en el 0,40%. Es decir, ha endurecido las condiciones, pero la protesta es puro teatro; otro pretexto cogido
al vuelo para alentar un poco más el nacionalismo y calentar el ambiente.
En Castelldefels, el alcalde del PP,
que gobernaba en minoría, acaba de recibir el apoyo de CiU para dotar de estabilidad
al consistorio, y hasta es posible que participe en el gobierno local. La
abstención de CiU permitió que un tipo racista (pero muy catalanista) sea
alcalde de Badalona. Y ambos partidos, el PP y CiU están juntos en la
Diputación de Barcelona. Y ya veremos qué pasa en la Generalitat a la hora de
aprobar el Presupuesto del año que viene. Dijeron que no perdonarían al PP el
recurso contra el Estatut, pero del
dicho al hecho va mucho trecho, y dependiendo de cuáles sean los resultados
electorales del próximo 20 de noviembre,
es posible que un gallego castellanista como Rajoy hable catalán en la
intimidad, como hizo Aznar cuando salió elegido en minoría.
Rajoy hace demagogia anticatalana
porque le permite ganar votos fuera de Cataluña, pero si apoyar a CiU le
confiere un aire de respetabilidad y le ayuda a presentarse como un partido
responsable en Cataluña y arañar algunos votos, pues apoyará a CiU (que es la
derecha católica) contra el PSE, ERC e ICV. Y Mas hace lo mismo pero al revés.
Son juegos poco limpios de la
política, que algunos se toman demasiado en serio.
Madrid, 19 de septiembre de 2011.
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