domingo, 2 de abril de 2017

Vacío

"El ciclo electoral se había agotado a una velocidad trepidante. En poco más de dos años y medio, la ola del 15-M había dado lugar a varios experimentos políticos, destilando una secuencia de éxitos electorales sin precedentes. En cierto modo, el 15-M había llegado a las instituciones. En todos los parlamentos del país y en casi todas las ciudades existía representación de algún grupo reconocible bajo la marca de la "nueva política". Sin embargo, tras el éxito electoral parecía que había poco más que proponer.

Desde el estallido de mayo de 2011, la ola de movilizaciones elevó la improvisación a condición de virtud política. Los nuevos partidos, la "nueva política", no escaparon a la lógica de la urgencia. Tras el éxito de Podemos en las europeas en un año y medio que se prometía frenético, la estrategia política se redujo a conquistar la máxima cuota de representación institucional. Sin embargo, más allá de la consigna que marcó época -"ganar, ganar, ganar"-, apenas había ideas, un proyecto político, y lo que es más grave, una intuición de que otras máquinas y motores resultaban necesarios para sostener a largo plazo las posiciones institucionales. 
El vacío se intentó rellenar con una retórica protagonizada por apelaciones a la "gente", a la "ciudadanía", al "pueblo". Las sucesivas elecciones empujaron el ascenso de una nueva generación política que prometía honestidad, transparencia, respeto al mandato popular. Pero lo cierto es que frente a la riqueza de contenidos políticos que se expresaba en los momentos que podríamos llamar de "asamblea" -como el proceso constituyente desde abajo, que se dio en los primeros meses del 15-M, o incluso en la elaboración colectiva de los programas municipalistas-, la "fase institucional" sufrió un rápido desgaste."

Emmanuel Rodríguez (2016): La política en el ocaso de la clase media. El ciclo 15-M-Podemos, Madrid, Traficantes de sueños, p. 134. 
De recomendable lectura.

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