martes, 11 de abril de 2017

ETA. Juventud y fanatismo (1)

Hola, chavalín, agradezco tu opinión.
La mayoría de los antiguos dirigentes de ETA, muy fanáticos de jóvenes pero con más formación política que los actuales, han ido cambiando y están hoy en el campo de los blandos, posibilistas o reformistas, incluso Josu Ternera. Y desde luego, otros que están en la cárcel con asesinatos a sus espaldas, como Pakito y cía, están cambiando de opinión y apostando por dejar la vía armada, porque la cárcel no les gusta y no ven manera de salir. No digo con esto que hayan abandonado los antiguos mitos y no sigan creyendo que pertenecen a un pueblo milenario, defendido a lo largo de los siglos por invictos gudaris, etc, etc. Pero si siguen creyendo eso y renuncian a matar, pues ya hemos adelantado bastante. En eso no se distinguen mucho de los de EA, de Arzalluz, de Ibarretxe, de Eguibar y de algunos otros nacionalistas recalcitrantes, que no matan, aunque sus ideas sean grotescas y con frecuencia repulsivas. 
El caso, es que en un sistema democrático (y este aunque imperfecto lo es), los nacionalismos, o casi mejor religiones nacionales, como las otras religiones, tienen cabida, a condición de que sean respetuosos con quienes no comulgan con ellas. Y en ambos casos, religiones nacionalistas y religión católica, les cuesta aceptarlo; tanto que se resisten y pretenden imponerse, y algunos piensan que matando lo conseguirán.
La cuestión de fondo estaría en el grado de fanatismo que determinadas ideas pueden generar: unos defendiendo mitos bíblicos, otros mitos nacionalistas vascos o catalanes, y otros, mitos españolistas. La visión es terrible porque aparece una España arcaica como una tierra de taifas, pobladas por demasiada gente aferrada a los mitos.
Con todo, lo peor para mí es que gran parte de la izquierda, incluso gente del PSOE, y desde luego hacia su izquierda y la extrema izquierda, hoy difusa pero existente (existe por internet), que comulga con muchos mitos propios, en vez de avanzar hacia la racionalidad, ha asumido también muchos mitos del nacionalismo.
Un abrazo.

3 de marzo de 2010

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