domingo, 27 de julio de 2014

Sospechosa confesión



Good morning, Spain, and Catalonia, que también es different.

La confesión de los pecados financieros del exmolt honorable President de la Generalitat catalana y actual presidente honorífico de CiU deja en la sombra aspectos fundamentales de lo ocurrido. En primer lugar, el origen y la cuantía de esa herencia familiar repentinamente emergida; después, dónde estaba depositada por el padre, el empresario Florenci Pujol, antes de que Jordi Pujol fuera el molt honorable President y, más importante aún, dónde este la depositó después, tras la muerte de su predecesor, y a qué misteriosa persona confió su gestión, si es que hubo tal persona. Tampoco es ocioso preguntar cuáles fueron las razones, además de eludir el pago de impuestos, para posponer su regularización durante 34 años, a no ser que esperase a que se produjese la secesión de Cataluña para contribuir con su blanqueo a la recaudación fiscal del nuevo Estado, con lo cual la prolongada evasión ya no sería un delito fiscal sino un patriótico ardid para burlar al fisco español que desangra a Cataluña (“España nos roba”, a todos menos a los Pujol).
Siendo maliciosos, que es como se hacen las cosas en la política, al menos en este país, vamos a pensar lo peor: que la aparentemente espontánea confesión del ex molt honorable más que un arrepentimiento espontáneo parece deberse al deseo de arreglar las cuentas familiares con Hacienda, atribuyéndose toda la responsabilidad, antes de que se acerque la fecha fatídica del 9 de noviembre, en que, según los planes de Mas et alii, debe celebrarse la consulta sobre la independencia de Cataluña.
La prisa por regularizar el patrimonio evadido -le quatorze juillet, precisamente- viene dada por lo que viene publicando la prensa, que Pujol siempre había negado y tomado como un ataque a Cataluña, y por las pesquisas del juez Ruz sobre las finanzas de su esposa, Marta Ferrusola, y de sus hijos, implicados en actividades económicas poco claras con la Generalitat y en frecuentes excursiones a Andorra llevando en la mochila billetes de 500 euros en vez de pa amb botifarra, pebrots fregits i pomes de Lleida, que es más adecuado para comer en el Pirineo.
De momento, lo que está saliendo a la luz es la utilización de las instituciones públicas catalanas, que también son españolas, y en concreto del cargo que ostenta la máxima representación, que es la Presidencia de la Generalitat, en beneficio del lucro privado de un clan familiar, generado mediante actividades ilícitas y la consiguiente burla de las obligaciones fiscales con la Hacienda española y con la catalana. Así que lecciones patriotismo, pocas.

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