Good morning, Spain (que es different)
Se atribuye al político y periodista
neoyorquino Horacio Greeley la frase “Al Oeste, joven. Vaya al Oeste”,
pronunciada en el 1851, animando a la gente a emprender un largo y arriesgado
viaje hacia California, donde un par de años antes se había descubierto un rico
filón de oro en un paraje cercano a Sacramento. La frase "Go West!"
se convirtió en el lema
que encaminó a casi 300.000 personas hacia la costa del Pacífico, atacadas por
la repentina fiebre del oro y por la tentación de hacerse ricas en poco tiempo.
Esa fiebre, que ha hecho estragos en la
España postmoderna, también atacó al emprendedor Jenaro García. Ignoramos si el
antedicho conocía algo acerca de Horacio Greeley o de si quiso emular a Alfredo
Landa en “Jenaro, el de los 14”, tentando a la suerte aún sin quiniela, el caso
es que, amparado en un lema tan legendario y atacado de aurífera calentura,
fundó Gowex y una red de empresas ficticias que le servían de pantalla para
perpetrar sus estafas, pues en eso consistía el negocio, radicado en este
moderno Patio de Monipodio, que es la Corte y Villa.
La actividad de Gowex, prestando
servicios imaginarios a las pseudoempresas montadas por sus testaferros -su
mujer, su asistenta y un par de amigos (Rinconete y Cortadillo, supongo)-,
recogida en una contabilidad con alto grado de inspiración artística, arrojaba
unos beneficios tan cuantiosos como ficticios, que le permitieron obtener 36
millones de créditos bancarios (unos 6.000 millones de pesetas) concedidos por
unos banqueros sin olfato, pero sabedores de que sus descalabros serán asumidos
por el Estado. La cotización de las acciones de Gowex pasó de 3,5 euros por
acción a 21 euros por acción y su valor en 2013 era de 1.400 millones de euros,
que respondían a un patrimonio de humo y golfería.
Pero en este asunto falta conocer el
detalle de cómo consiguió Jenaro García que Gowex fuera contratada por el
Excelentísimo Ayuntamiento de Madrid para prestar servicios de cobertura de
Internet en la calle y en el transporte público. "Cherchez" el cuñado, el
sobrino, el amigo... que debió de ser el mismo vericueto que permitió a José
Luis Aneri contratar, y cobrar, por la formación de 15.000 alumnos, que jamás
existieron, o a Miguel A. Flores, el dueño de Diviertt (hay que joderse con el
nombrecito) conseguir la cesión de una instalación pública para un evento que
no contaba ni con la seguridad y con la asistencia sanitaria necesarias para el
público asistente, que, por cierto, duplicó el aforo, con lo cual reveló la intención
de "forrarse" a lo loco, que es el nombre que recibe en España la
fiebre del oro.
En fin, me temo que
estamos en lo de siempre. “Spain is different”, dijo Fraga, que fundó el
partido que gobierna en Madrid, y desde Madrid, el resto de Spain.
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