Good morning, Spain
(que es different)
El pasado
jueves, con el único voto de los diputados del Partido Popular y la protesta de
todos los demás, el pleno del Congreso aprobó, sin enmiendas pero con prisas y tachaduras
(6 páginas de errores), el gran
decretazo que afecta a disposiciones de 26 leyes y a nueve ministerios. Desordenado
zurrón conteniendo medidas diversas que
entran en vigor inmediatamente con otras que deben esperar a 2015, con el que
el Gobierno despide la temporada de sesiones con un alarde de autoritarismo y
desprecio a la cámara. A pesar de la importancia concedida al macrodecreto, el
Jefe del Gobierno no se dignó a comparecer y a lo único que accedió el grupo
popular es a someterlo, más tarde, al trámite parlamentario.
En
el debate, no sobre el decreto, sino sobre el procedimiento, y utilizados por
unos y otros portavoces, salieron a relucir datos interesantes sobre la actividad
parlamentaria. Por ejemplo, que desde
1978 se han aprobado 563 decretos, con la siguiente cadencia: Adolfo Suárez utilizó
17 decretos por año; Felipe González, 9; José María Aznar, 16; Rodríguez
Zapatero, 13, y Mariano Rajoy, 28 anuales, es decir 56. De lo cual resulta que en
sólo dos años de legislatura, Rajoy ha promulgado el 10% de los decretos leyes habidos
en 36 años de vida parlamentaria. Según la portavoz socialista, el 40% de las
normas de este Gobierno han sido decretos leyes, emitidos con la cadencia de uno
cada 17 días. Lo cual deja traslucir la nostalgia del partido único.
Y todavía Esperanza Aguirre dice que “Podemos” amenaza a
la democracia.
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