Good morning, Spain
(que es different)
No
lo pueden remediar, y es que son autoritarios y tramposos. En cualquier medida
que salga de este Gobierno se percibe una intención aviesa, y en su plan de regeneración política, tras el buen
propósito aparente, no podía faltar el toque “pepero”.
El Gobierno vuelve a hablar, sólo hablar, de
transparencia pero lo único que ha quedado claro es su intención de reformar la
ley electoral para que los alcaldes sean elegidos directamente por los
ciudadanos a través de la lista más votada. Tras el susto de las elecciones europeas,
en el Gobierno entienden la regeneración como una precipitada maniobra para
impedir que gobiernos municipales de coalición puedan desplazar a los concejos del
PP en muchos ayuntamientos. El miedo a que coaliciones de emergentes izquierdas
puedan desalojar del poder local a la
derecha en feudos que se creían conquistados para siempre es lo que Esperanza Aguirre,
con su manera de traducir las filias y las fobias de la derecha al lenguaje de
la calle, ha llamado “coalición de perdedores”. Peyorativa calificación que alude
no sólo fuerzas políticas no mayoritarias o tradicionales, sino a quienes
representan a los perdedores sociales; es decir, a coaliciones de pobres, porque
los programas de tales gobiernos -con fuerte contenido social y redistribución
de rentas a favor de los más débiles- irían en sentido diametralmente opuesto a
los programas aplicados "urbi et orbi" por el Partido Popular, que, movidos por la consigna de
las “oportunidades de negocio”, han consistido en recalificar el suelo, privatizar
lo público y hacer de los ayuntamientos un marco de relaciones entre cargos
públicos poco escrupulosos en la aplicación de la ley y emprendedores privados poco
honrados.
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