Good morning, Spain, que es different
¿Qué está pasando en este país? En
apariencia, nada; que la crisis es cosa del pasado, que se acerca la primera
Navidad de la recuperación -ande, ande,
ande la Marimorena-, que España, “asombro del mundo” según el ministro de
Hacienda, se ha colocado a la cabeza de la Unión Europea en crecimiento del PIB y que
todo lo demás son frivolidades, ocurrencias o populismo bolivariano.
Rajoy
sigue soñando despierto. Sueña que es Don Tancredo, encaramando en un corcho
que le mantiene flotando sobre la realidad, sin mojarse ni mancharse; negando las
evidencias, los avisos de organizaciones poco dadas al extremismo, las cifras
alarmantes que advierten de los pavorosos efectos sociales que las medidas de
austeridad están produciendo.
Rajoy
sólo escucha a Merkel, a Juncker, a Lagarde, a Weindmann, a Schauble y no
percibe las señales de alarma que brotan en su mismo país, lleno de niños
gordos, como dice el presidente de la Comunidad de Madrid (el del ático). El
Gobierno sigue a lo suyo, que es darse jabón y premiar a los suyos, aunque sean
incompetentes, o quizá por eso.
Premia
a una ex ministra inane y mediocre, que disfrutaba de los frutos de la
corrupción de su marido, con un nuevo momio, uno de esos cargos que son
recompensas. Ana Mato, como vicepresidenta de la Comisión de Cooperación y
Desarrollo del Congreso, cobrará un plus de 1.046 euros al mes, por ejercer un
cargo sin contenido, porque apenas hay cooperación, pero ahora, lo poco que
hay, en vez de enviarse al Tercer Mundo se lo gastará Ana Mato, que redondeará
su sueldo de diputada hasta completar 4.730 euros al mes, que no está nada más
para los tiempos que corren. Y eso se hace público al tiempo que los 426 euros
que se darán por tiempo limitado a una pequeña parte de los parados.
Es
el gobierno de España, contra España, así de claro; es el Gobierno de la
minoría de privilegiados y de los corrompidos; de la casta y del hampa con traje
de Armani y corbata de Hermés, que hace negocios al amparo del poder político en
este Patio de Monipodio con fragancias neocon. El Partido está podrido y el Gobierno
está podrido y entregado.
Dos
hechos, separados por pocas horas, protagonizados por personas de muy distinta
condición, situación y funciones, vienen a dar fe de cuál es la temperatura del
país.
Desde
el punto de vista institucional, el más grave es la dimisión del Fiscal General
del Estado, harto de las injerencias del Gobierno y del Partido, pues,
cuando sus dirigentes hablan de dejar trabajar a la justicia, omiten la parte sustancial
del mensaje, que es: siempre que el trabajo de los jueces lleve a donde nosotros
queremos.
El
otro suceso tiene menos resonancia política. Un hombre ha empotrado su coche,
cargado con dos bombonas de butano, contra la sede el PP en la calle de Génova.
Es un espontáneo; él dice que es un empresario arruinado por el PP. No parece
miembro de una organización terrorista, sino que el acto responde a la desesperación
individual.
No sabemos si en el PP
sacarán las debidas lecciones de estos dos hechos que obedecen a motivos
particulares, a decisiones personales, cuya coincidencia es fortuita, pero
expresan los extremos de la lógica perversa en la que el Gobierno ha colocado
al país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario