.- ¿España? ¿Y dónde está eso?
- pregunté.
.- Hacia el sur; en el mapa, más
abajo que Francia. Entre Francia y Marruecos; es un país alegre y divertido,
pero también un poco trágico.
.- ¡Ah! Ya sé; donde los
toreros…
.- Ahí. Y tienes más
posibilidades de elegir, aunque muchas plazas ya están cubiertas… Como tiene
buen clima y les gusta la juerga…. Y no hace falta que seas torero, también hay
mayorales, picadores y monosabios. Y futbolistas…
.- Nada de cuernos ni de
patadas. Si se puede elegir, entonces prefiero ser vasco.
.- ¿Vasco? -al Responsable
casi se le cae la tablet, del salto que dio- ¿Qué sabes tú de los vascos? En el
País Vasco hay muchos curas y llueve a cántaros… Te pierdes lo mejor, que es el
sol de España; por algo tiene fama. Además ahora los equipos de fútbol vascos
no están entre los mejores… Y el Athleti ya no juega en la vieja catedral de
San Mamés.
.- Es que ayer, en el
refectorio del piso 6.000, me encontré con un colega que nada más verme, me
dijo entusiasmado: ¡Qué suerte, que voy ser vasco! ¿Y tú qué vas a ser?, me
preguntó. Con un poco de complejo, yo le contesté que aún no lo sabía, pero, si
pudiera, a mí también me gustaría ser vasco… si no es molestia. Así, de mayores
jugaríamos al frontón y podríamos ir juntos de chiquiteo por el casco viejo de Bilbao,
que dicen que es la ciudad más bonita del mundo.
.- No hagas caso; eso son
exageraciones de los bilbaínos, que son muy chulos. Además, del catálogo de vascos
auténticos, no queda absolutamente nada; en todo caso, maketo.
.- ¿Ma qué?
.- Maketo, inmigrante… Ya
sabes: los que van a trabajar al País Vasco, pero no son vascos de nacimiento.
.- ¿Emigrante? Prefiero no
moverme del sitio, porque me costaría adaptarme y además aprender ese idioma
tan raro, que parece húngaro… Otro colega, que llevaba una especie de funda
roja en la cabeza, me dijo que le había tocado ser catalán, y estaba muy contento.
¿Puedo yo ser catalán?
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