miércoles, 3 de diciembre de 2014

Banco de alimentos

Intervención en FB a propósito de un post de Juanma.

1. La recogida de alimentos, que ha desbordado todas las previsiones, es un acto de generosidad saludable (ahí hay mucha humanidad, lo cual es un valor destacable), pero es una suma de generosidades individuales que suple las carencias del enanismo del Estado de medioestar, que debería repartir con justicia lo que procede de las aportaciones de todos, especialmente de los asalariados; o sea, la justicia distributiva como un compromiso colectivo. La recolecta está bien, pero no es solución más que a corto plazo. Desaparecida, o reducida, la justicia, actúa, por fortuna, la solidaridad o la caridad. Lo estamos viendo a escala mundial con la labor de las ONGs, meritoria y cada día más necesaria pero cada día más insuficiente, porque va detrás de la acción destructora del capitalismo. Las organizaciones horizontales, asamblearias, la cooperación ciudadana, los comedores de barrio, etc, son ahora una salida de emergencia para sobrevivir, pero el problema está arriba, en la cúspide social, en la élite que dirige y en la clase parásita que se aprovecha, y en la destrucción que ambas ocasionan. Y si no se cambia, o se elimina eso, el problema persistirá, o mejor dicho, se agravará.

2. No quito importancia a las funciones a la sociedad civil, a las asociaciones de ciudadanos, a las acciones privadas y particulares, que son importantes, simplemente destaco labores que deberían ser del Estado como representante de las necesidades e intereses públicos.

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