Interesante,
Joaquim Pisa.
Desconocía el origen de “Río Bravo” en la serie “Gunsmoke”, aunque sí
conozco la película de Nathan Juran (1953) del mismo nombre, estrenada en
España con el título de “A sangre y fuego” y protagonizada por Audie Murphy.
Hubo
una réplica española a Blueberry, que fue McCoy, de Palacios, un ex oficial
sudista, inspirado en los rasgos físicos de Robert Redford, mientras Giraud,
que barría para casa, dibujó a Blueberry con los de Belmondo.
Y
volviendo a “Río Bravo”, ya que has citado a la protagonista femenina, Angie
Dickinson, señalo la importancia que tienen las mujeres en las películas de H.
Hawks.
Las
películas del Oeste suelen ser películas de hombres, de conflictos entre
hombres, que se resuelven violentamente, a golpes o a tiros, o muestran
relaciones de clara camaradería, salvo, por ejemplo, en “El hombre de las
pistolas de oro” (“Warlock”) de E. Dmytryk (1959), donde hay una relación
bastante turbia entre H. Fonda y A. Quinn. Pero en general, la homosexualidad
está desterrada del Western (apuntada en “Un hombre llamado caballo”; E.
Silvestein, 1970). En el western las mujeres tienen un papel de contrapunto,
muy en su papel tradicional de reposo del guerrero o punto final de las
correrías del aventurero, en brazos de la bella y del hogar.
Sin embargo, Hawks, en “Río Bravo”, da un papel activo a
Angie, que lleva la iniciativa amorosa, y en su continuación, “El Dorado”,
emplea a dos protagonistas femeninas, que no se limitan a estar guapas, aunque
repite los principales papeles masculinos: John Wayne, Robert Mitchum, sheriff borracho,
que ocupa el lugar de Dean Martin, el joven James Caan (Misisipi) que ocupa el
de Ricky Nelson y el veterano Arthur Hunnicut, hace las veces de Walter
Brennan.
El papel activo de las mujeres, que tienen la iniciativa amorosa, se
percibe también en “Hatari”.
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