lunes, 8 de octubre de 2018

Preguntas, preguntas…


En los años finales de la dictadura, cuando la quebrantada salud de Franco ponía a los prebostes de su Régimen en la difícil coyuntura de tener que pensar sobre el futuro de una España sin Franco, pero quizá con franquismo, y en las fuerzas de la oposición -la reformista y la revolucionaria- se elucubraba sobre el porvenir del país después de la dictadura, las preguntas -¿Qué es España? ¿Es una nación o sólo es un Estado? ¿Es una nación o varias naciones? ¿Cuántas naciones? Y, sobre todo, ¿cuántos posibles estados?- se volvieron a plantear, y de forma más apremiante durante la etapa de la Transición y, sobre todo, durante el período constituyente.
A tales preguntas, los partidos de la izquierda, primero casi todos y después los de la izquierda radical, ofrecieron respuestas tan diferentes, que, en realidad, las preguntas o la pregunta esencial -¿Qué es España?- quedaron sin contestar de modo concluyente, aunque el problema político quedó aparentemente resuelto con el desarrollo del Estado autonómico, contemplado en el Título VIII de la Constitución de 1978, referido a la organización territorial del Estado. 
La llamada transición política -la Transición- consistió en el intento de desmontar el tinglado político erigido por el franquismo a lo largo de cuarenta años. Las consideraciones sobre lo que se hizo y lo que se tenía que haber hecho, el balance entre lo intentado y lo conseguido, entre lo reformado y lo conservado; el dictamen, en suma, sobre la correlación de fuerzas en aquella difícil coyuntura y sobre el resultado del conflicto, concentrado en muy poco tiempo, entre fuerzas sociales y políticas muy dispares en entidades y objetivos, que actuaban, por lo tanto, en muy diferentes sentidos sobre la sociedad, suscitan cuarenta años después opiniones enfrentadas.
Visto de modo rápido y superficial, nos hemos alejado bastante de aquel sistema, aunque parece que no todo lo necesario, pues vuelven a plantearse algunas de las viejas preguntas, ahora inducidas por la agónica interrogación sobre el ser y el destino de Cataluña, que los partidos nacionalistas han planteado como cuestión esencial a la ciudadanía catalana y de rebote al resto del país, pues detrás de preguntas como ¿Qué es Cataluña? ¿Qué ha sido Cataluña? ¿Qué debe ser Cataluña? ¿Qué puede ser Cataluña? ¿Cuándo volverá a ser “rica y plena”? ¿Cuándo podrá ser una nación independiente y “triunfante”?-, hay otras preguntas y, claro, otras respuestas.
Son preguntas que aluden a la otra parte del problema, a la que, según los nacionalistas, es su verdadera causa; es decir, que remiten a España, a la cuestión de la unidad y la diversidad nacional, a la vinculación de sus regiones (o naciones) y a qué cosa o entidad es España.
¿Qué es España? ¿Es una nación o sólo es un Estado? ¿Es un imperio reducido a su mínima dimensión? ¿Es un Estado moderno o conserva reminiscencias feudales? ¿Es un Estado consolidado o es un Estado fallido?, como aseguran algunas voces. ¿Es una nación o varias naciones? En todo caso, ¿qué tipo de naciones? ¿Cuáles naciones? ¿Cuántas naciones? Y, sobre todo, ¿cuántos posibles estados? Ahí lo dejo.

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