miércoles, 31 de enero de 2018

El único

La anodina actividad política española, ni siquiera alterada por los casos de corrupción, sigue girando en torno al mal llamado “problema catalán”, como si no hubiera en el país otros problemas más importantes o más acuciantes que atender, pero ahí siguen, esperando que el abúlico Gobierno decida atenderlos o que la oposición le obligue a hacerlo. Pero no ocurre ni lo uno ni lo otro.
Desde hace meses, años, las necesidades, problemas, proyectos y aspiraciones de millones de personas van quedando sepultados por la pertinaz actividad de 2 millones de personas, que, sin meditarlo demasiado, han creído las proclamas de los chamanes nacionalistas y decidido convertir su sueño de separar Cataluña de España en el tema prioritario de la política nacional.
Todo el país está pendiente de los votantes independentistas (el 48% de los votantes catalanes) y los votantes independentistas pendientes de JuntsPCat y JuntsPCat (el 22% de los votantes catalanes) pendiente de las decisiones del atrabiliario Puigdemont, que quiere llevar el esperpento en que se ha convertido el “procés” a las cotas más altas de la insensatez al querer ser investido President de la Generalitat residiendo en Bruselas y desde allí gobernar Cataluña, por no asumir el riesgo de volver a España y hacer frente a sus responsabilidades.    

A despecho de ERC y contra la lógica, el sobrevalorado dirigente se considera el único candidato, el imprescindible, el fundamental, el ungido como un nuevo Moisés, que quiere llevar al nuevo pueblo elegido a la tierra prometida. Pero él ya ha encontrado la suya, lejos, desde donde ejerce como telelíder.        

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