martes, 30 de enero de 2018

Odio

La formación de la nación nacionalista, unida, uniforme, clónica, sin existencia histórica previa sino fundada ex novo a expensas de la heterogénea sociedad existente, exige la selección de los individuos adeptos por medio de intensa propaganda, victimismo, movilización y el desafío permanente con propuestas imposibles para recibir respuestas negativas que luego justifiquen el agravio, la aversión y el odio como emociones fundamentales para conseguir la separación, pues la independencia, la escisión territorial respecto a España exige la previa escisión social de Cataluña. Así está previsto y así se está ejecutando, pero hasta ahora la "desconexión" con España no se ha realizado, mientras avanza a toda máquina la desconexión interna de Cataluña. El rumbo de esta deriva fraccional lo marcan los más fanáticos, que, a fuerza de dividir, ha dividido incluso la filas independentistas, han reventado la alianza de JuntsPelSí y hasta el propio partido de Puigdemont, pero el impulso destructor sigue adelante, pues quieren que la herida sea honda y difícil de suturar.

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