jueves, 23 de octubre de 2014

Lluís Llach


Sobre la opinión de M. Herranz, en Arian 6, acerca de unas declaraciones de Luis Llach. 
Coincido, y matizo. Me parece que el quid de la cuestión está en los grados y en la jerarquía que cada concepto tiene en la escala de valores de cada persona. ¿Se puede ser nacionalista e internacionalista? Pues depende del papel que se otorgue a cada uno de ellos y del grado de nacionalismo o de internacionalismo que cada cual tenga. Sobre la base de considerar el nacionalismo como expresión de un sentimiento o aspiración de derechas y el internacionalismo como expresión de izquierdas. 
En sus extremos, en la máxima polaridad, creo que, ahora y en España, es difícil ser muy internacionalista (de izquierdas) siendo muy nacionalista. Otro tema es que con el lenguaje se pueda hacer lo que se quiera, hasta juntar términos antitéticos para decir lo indecible y justificar lo injustificable, pero luego vienen las actitudes, los comportamientos políticos, la praxis, como antes se decía en lenguaje marxista, y ahí caben pocos engaños. Y la prueba está en lo que sucede ahora en Cataluña. ¿Cuál es la práctica de los que se intitulan internacionalistas? Pues habría que dilucidar antes dos cosas: a) el carácter de clase del actual proceso soberanista, qué programa de alianzas propone y quien lo dirige, y b) lo que entienden por internacionalismo, porque la misma palabra encierra muchas acepciones. Desde la izquierda, ha significado, hasta ahora, el apoyo entre oprimidos, la solidaridad entre proletarios; ese fue, al menos, el origen de las internacionales obreras. Así entendido, el internacionalismo tenía una claro sentido de clase, obrero, laborioso, y era contrario a la alianza de clases que propugna el nacionalismo. El llamamiento "proletarios de todos los países, uníos", resumía esta idea, pero existe un internacionalismo de derechas, por ejemplo, el de los partidarios de la OTAN y organizaciones similares. La llamada globalización es el internacionalismo de las derechas mundiales, especialmente de las financieras. En este aspecto, Artur Mas es internacionalista, porque desea vincular una hipotética Cataluña independiente a la Unión Europea, a la OTAN y demás organizaciones mundiales hegemonizadas por el neoliberalismo, que tienen un contenido de clase profundamente antipopular y antiobrero.

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