miércoles, 8 de octubre de 2014

Ébola. Se veía venir



Good morning, Spain, que es different

Francamente, no me ha sorprendido la noticia de que una de las enfermeras que atendieron a los sacerdotes afectados por ébola haya resultada infectada por el virus.
Cuando las autoridades sanitario-confesionales o epíscopo-sanitarias, desestimando el más elemental principio de precaución, decidieron repatriar a los dos sacerdotes, pensé que despreciaban el riesgo de trasladar el virus desde África a la península, y que, teniendo en cuenta la acreditada mediocridad de los dirigentes del Partido Popular para hacer frente a situaciones imprevistas, esa posibilidad se convertía en una probabilidad. Si puede suceder, pensé, sucederá. Y ha sucedido. No soy profeta, pero desconfío lo indecible de la derecha cuando gobierna (y cuando no lo hace).
Tampoco soy especialmente pesimista, pero tengo memoria y reconozco, a pesar de la propaganda, los rasgos de lo que es gobernar de modo autoritario, opaco y chapucero, y conozco el resultado que esta práctica, guiada además por criterios neoliberales, tiene sobre lo público, que es reducirlo a escombros, porque, al final, se acaba alcanzando lo que se persigue con ahínco.
Sin hacer mucho esfuerzo, me vienen a la mente decisiones tomadas de forma precipitada por altos cargos del PP, como en el caso del naufragio del petrolero “Prestige” o la epidemia de encefalopatía espongiforme en el ganado (vacas locas) y el accidente del Yakolev-42 en Turquía (62 militares muertos) o no adoptadas de ninguna forma, como en el caso del “Tireless”, el submarino nuclear británico averiado en uno de sus reactores y atracado en Gibraltar. Y recuerdo el caso más reciente y dramático acaecido en Madrid, en el estadio Madrid Arena, donde las malas prácticas administrativas, y quién sabe si algo más, seguidas de una cadena de errores, tuvieron el resultado de cinco jóvenes muertas, sacrificadas en el altar de la codicia de un emprendedor cercano al partido gobernante. 
Tampoco tengo que hacer un gran esfuerzo mental para recordar la habilidad del Partido Popular en escurrir el bulto mediante aluviones de mentiras, pues tiene a gala no reconocer errores -que respondan otros, es la consigna que sus dirigentes siguen a rajatabla- y, por supuesto, boicotear comisiones de investigación para no tener que asumir responsabilidades posteriormente. Impunes hasta el fin.
Así que, ante la improvisación y la cadena de errores que han concurrido en el contagio del virus africano a una persona sana en territorio español, espero poco de las declaraciones de las autoridades sanitarias de Madrid y de la propia ministra del ramo.

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