Good morning, Spain, que es different
Se están discutiendo en el Congreso los
Presupuestos Generales del Estado (¡Del Estado, de todos, no de la
tesorería del PP!), que han de consolidar la recuperación, según Montoro.
Y al tiempo se conoce que el Consejo Superior de Investigaciones
Científicas, el CSIC, ha perdido el 15% de su personal en sólo dos años y
medio, para no quedarse atrás respecto a la pérdida de profesores e
investigadores en la Universidad y en la salida de jóvenes doctores y licenciados a
buscarse la vida en otros países.
¿A qué se refieren Montoro y el
gran Estulto cuando dicen que ya hemos salido de la crisis? ¿De qué país
hablan? Y la citada y nunca vista recuperación, de ¿qué?, hay que
preguntarse. ¿Sobre qué base vamos a crecer, cuando el Gobierno sigue
reduciendo los recursos humanos y materiales dedicados a la enseñanza, a
la ciencia, a la investigación y a la innovación? Para crecer, ¿vamos a
volver al ladrillo, aquella fórmula milagrosa del Liderísimo, que ha
deparado lo que ahora tenemos, además de haber multiplicado la
corrupción?
Cuando ya es un clamor entre los empresarios que tienen
la facultad de atisbar el futuro, que no son todos, y entre los
sindicalistas más perspicaces de que en España falta industria, y cuando
en la Unión Europea se piensa en lo mismo: en recuperar tejido
industrial, aquí seguimos empeñados en vivir del sol, del turismo y de
la construcción (por algo, Cañete ha mutilado la Ley de Costas).
Con
las decisiones políticas de unos y otros, en España, el sector
industrial ha pasado de representar el 35% del PIB a representar el 13%.
Desde Solchaga, que, para deshacer el Instituto Nacional de Industria y
remozar el aparato productivo franquista, dijo que la mejor política
industrial era la que no existía, hasta Aznar, que puso la guinda en la
desindustrialización al suprimir el Ministerio de Industria, hemos
recorrido en pocos años el camino que nos lleva al Tercer Mundo. ¿Hemos de competir con interminables jornadas laborales y salarios de hambre para poder crecer? ¿Han de compartir los trabajadores españoles la desdichada suerte de los parias de otros países para consolidar la recuperación?
Con "estos" no hay futuro; mejor dicho, sólo hay futuro para unos
cuantos, porque carecen de un proyecto de futuro para el país. Es una
carencia de la burguesía española desde hace siglo y medio y, quienes
nos gobiernan, que representan a los peores sectores de ella, tienen el
mismo problema, porque su meta es un objetivo de clase, peor aún, de
grupo, de secta, que, en el responsable del PP valenciano Vicente Sanz,
encontró su expresión más breve y certera: "Estoy en política para
forrarme". Y ese principio se aplica a rajatabla. Y para los que
disientan, Andrea Fabra les recomendó el remedio: "¡Que se jodan!"
Esto es lo que hay y es inútil esperar otra cosa.
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