jueves, 30 de octubre de 2014

El líder tranquilo



Good morning, Spain, que es different

Rajoy tiene fama de hombre tranquilo, no a lo John Wayne, pero tranquilo.
Tan tranquilo que no se sabe si es un ser de otro planeta, una especie de “registrator”, o un muñeco accionado a distancia por Ángela Merkel, que sólo reacciona ante la voz de su ama, y el resto del tiempo calla y exhibe su sonrisa por defecto, siempre la misma (aplicación única), en un rostro inexpresivo.
Lo que sucede en el mundo parece que le afecta poco, y lo que sucede en España menos aún; no sólo los problemas -paro, desigualdad, pobreza, marginalidad- que atañen a lo que la casta pudiente llama clases modestas, pues son cosas propias de gentes humildes, que, ya se sabe, están mal dotadas, porque Dios las hizo así para que las señoras católicas pudieran practicar la caridad con ellas.
Tampoco parecen afectarle los problemas de su partido, que, de rebote, también le afectan a él y a su futuro político; hasta ahora nada ha sido capaz de conmover su alma de metal ni de alterar su estado de reposo.
Que la intención de voto al PP sigue bajando en las encuestas, Rajoy, tranquilo; que Cataluña corre el riesgo de separarse de España, Rajoy, templado; que la incompetencia de Ana Mato coloca el prestigio sanitario de España por los suelos, Rajoy, inalterable; que Blesa y Rato y ochenta fulleros aparecen implicados en las tarjetas opacas de Bankia, Rajoy, impasible; que Acebes resulta imputado en la trama Gurtel, Rajoy, imperturbable; que Granados, un antiguo hombre de confianza de Esperanza Aguirre, el presidente de la Diputación de León, cinco alcaldes del PP y cuarenta cargos técnicos y administrativos aparecen ligados en otra trama de corrupción en cuatro provincias, Rajoy, impertérrito.
Con la parsimonia acostumbrada, y después de la rápida reacción de la “Lideresa” sacudiéndose el polvo, Rajoy ha leído un papelito de pocas líneas en el Senado, solicitando disculpas por la corrupción en el PP, que según él “responde a la codicia personal”.
Eso es todo. Explicaciones, ni una; ¿dimisiones? Ni loco ¿Comisiones de investigación? Venga, hombre: hasta ahí podíamos llegar…
Toda la oposición ha solicitado la comparecencia del Presidente del Gobierno en el Congreso para tratar del tema. Pobrecillos. Hoy no toca, y mañana seguramente tampoco.
Y a esperar al escándalo siguiente, que no tardará en llegar.

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