jueves, 19 de noviembre de 2015

20-N

Good morning, Spain, que es different
Hoy hace cuarenta años que murió Francisco Franco, Generalísimo de los Ejércitos y Caudillo de España "por la gracia de Dios"; el hombre que gobernó de modo despótico el país durante cuarenta años; el que retuvo en sus manos tanto poder como un monarca absolutista; el hombre que, con apoyo de la Iglesia, utilizó el símbolo cristiano de la cruz para combatir a los pobres contando con el beneplácito de los ricos; el hombre que en su escueto programa político resumió los miedos y los intereses de las tradicionales clases altas y de la Iglesia; el hombre que se creyó designado por Dios pero fue financiado por la banca; el hombre que se alió con Hitler y con Mussolini, pero sobrevivió a ambos dictadores; el hombre que negó la lucha de clases, pero impulsó la venganza les clases altas sobre las clases subalternas; el hombre que castigó con fiereza a los que, por breve tiempo, habían soñado ser dueños de sus condiciones de vida y trabajo; el hombre que dedicó su vida a impedir que los trabajadores pudieran luchar por sus derechos; el hombre que designó que el papel de la mujer era el de ama de casa y reposo del guerrero o bien servir a Dios como monja; el militar el que persiguió a sus enemigos hasta el exterminio; el hombre que hasta los últimos días de su vida estuvo recordando su victoria; el que no tuvo piedad con los vencidos; el que confundió España con su régimen y el país con sus fanáticos partidarios; el que consolidó los peores vicios de la vida política del siglo XIX; el militar que trajo la tercera restauración borbónica; el hombre obsesionado con la conspiración del comunismo, el judaísmo y la masonería; el hombre que odiaba la Reforma, la Ilustración y el mundo moderno y quiso retroceder al Antiguo Régimen; el hombre que aborrecía los partidos políticos pero asumió el mando del partido único; el hombre que creyó gobernar un imperio inexistente y quiso rehacer el país sobre el modelo de la sociedad barroca del siglo XVII; el hombre que representó de forma extrema a una derecha política incapaz de plantearse y resolver los problemas de su tiempo. 
El hombre cuya nefasta influencia no concluyó con su muerte hace cuatro décadas, sino que ha de pesar sobre el país durante cien años.

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