lunes, 21 de septiembre de 2015

Helénica sensatez

Good morning, Spain, que es different

¿Están locos estos griegos?, se preguntaría Obélix ante el nuevo triunfo electoral de Siryza. No, no lo están; puede que los romanos que ocupaban la Galia sí lo estuvieran, pero estos griegos, no. 
Tsipras ha conseguido ganar tres consultas en menos de un año -dos elecciones y un referéndum-, y la última en condiciones muy difíciles. En las primeras elecciones planteó a los griegos negociar los planes de austeridad con la Unión Europea, que en el referéndum los ciudadanos respaldaron, pero chocaron con la realidad: que las decisiones de los ciudadanos no valen nada ante los planes dictados por la "troika", el gobierno de facto que okupa las instituciones representativas de la Unión. Europa está gobernada por los bancos y eso hay que aceptarlo aunque duela. 
Instigada por el gobierno de Merkel y Schauble, que interpretó el intento de hacer valer la soberanía de los griegos como un desafío a su ilegítima autoridad, la Unión no quiso negociar e impuso a Grecia un plan de austeridad de extrema dureza para poder conceder el tercer rescate financiero, en condiciones que el gobierno de Siryza no tuvo más remedio que aceptar. 
Ahora Tsipras ha sometido a consulta su intención de gobernar aceptando esas draconianas condiciones y el 35% de los votantes le ha respaldado, aunque deberá gobernar con apoyos. 
¿Qué razones son las que han llevado a los griegos a votar a Siryza para que gobierne con un programa dictado por la UE y tan contrario al que defendía hace un año? 
Pues se me ocurren tres. La primera es el deseo de cambiar y de apostar por algo nuevo, cansados de los viejos partidos que se han estado turnando en el gobierno, y que son los responsables de la situación de Grecia. 
La segunda es una cura de realismo, pues han admitido que no les queda más remedio que aceptar las condiciones impuestas por la Unión Europea.
Y la tercera es que, con buen sentido, prefieren que el programa de ajuste exigido por el rescate lo lleve a cabo un partido de personas sensatas y honradas, pues les parece necesario evitar que las rigurosas medidas de austeridad que se cargan sobre las espaldas de los ciudadanos no vayan acompañadas del enriquecimiento de los mejor situados, que es lo que sucede en España.

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