viernes, 4 de septiembre de 2015

Cambó y el intento de 1917

La neutralidad de España en la I Guerra Mundial proporcionó a la burguesía española y por ende a la catalana una coyuntura excepcional para hacer negocios. Como resultado de tal situación, la burguesía industrial catalana, muy beneficiada por el conflicto, trató de erigirse, según Balcells ("Cataluña contemporánea (1900-1936)", Siglo XXI, 1974) en clase rectora de España, siguiendo, en parte, la idea de Joan Maragall (catalanismo, iberismo, europeísmo). En 1917, La Lliga intensificó las relaciones con los partidos afines de otras regiones de España con la intención de renovar el régimen de la Restauración. A tal efecto, a pesar de la prohibición expresa del Gobierno de Dato, convocó en julio de 1917 una Asamblea de Parlamentarios para intentar una reforma constitucional democrática que contuviera una solución autonómica para el problema catalán (“una revolución sin convulsiones, una revolución desde arriba”, según Reglá (“Historia de Cataluña”, Alianza, 1974). El intento se frustró porque las juntas defensa (organizaciones corporativas militares) apoyaron el Gobierno y, sobre todo, por la acción de la huelga general revolucionaria, en agosto de 1917, es decir, de la revolución por abajo, frente a esa revuelta de notables, si se puede llamar así al cambio dirigido por las clases privilegiadas. El intento regeneracionista se resolvió con un gobierno de concentración con dos ministros regionalistas (Ventosa y Rodés) y con la participación del propio Cambó en el Gobierno de Maura como ministro de Fomento, en 1918, y como ministro de Hacienda en 1921.  
El pueblo catalán, como concepto antropológico, no existe más que como referencia retórica, poética; precisamente el nacionalismo, como intento de restaurar políticamente de la identidad perdida por la hibridación étnica y cultural, es una respuesta a esa ausencia de pueblo antropológico. La expresión “el pueblo catalán” es una metáfora que pretende representar una sociedad con intereses divididos mediante una coyuntural alianza política dirigida por un sector de la burguesía ayer regionalista y hoy devenida independentista.

Está por ver si contablemente la mayoría de la sociedad catalana apoya el proyecto secesionista. De momento es una hipótesis.

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