sábado, 19 de septiembre de 2015

Dejación de Rajoy

Good morning, Spain, que es different
Francamente, me parece un argumento debilísimo que, en última instancia, se fíe la defensa de mantener la unidad de España a lo que pueda decidir la Unión Europea en el hipotético caso de una secesión. 
En primer lugar, porque el intento de segregar una parte importante del territorio español para formar otro país -una república catalana- se debe a que, por una de las partes, se concibe como la única solución posible a problemas internos de España, no a presiones o intereses de países limítrofes, como ha sucedido en el pasado, o a una consecuencia del crecimiento de la propia Unión, como podría ser la de conceder cierta cabida a regiones en las que existiera algún tipo de litigio territorial o identitario, porque la lógica europea es la contraria.
El llamado problema catalán es un problema interno de España, no un problema europeo más que en sus consecuencias. Es un asunto que compete, en primera instancia, a la soberanía del Estado español, que, por tanto, debe ser abordado y resuelto dentro de España, en instituciones españolas y por actores españoles, que son los partidos políticos y los ciudadanos, incluyendo, naturalmente, los que se quieren segregar.
Confiar la defensa territorial a la legislación europea supone simplemente otra dejación de funciones del Gobierno ante la UE, como tiene por costumbre.
Y en segundo lugar, y más importante, porque deja intacto el discurso de los independentistas al no atender a sus razones más profundas, responder a las trampas de su lenguaje y desmenuzar sus mitos y falsificaciones históricas. Como el que calla, otorga, dejar la solución del problema en manos de Europa supone dar por buenos los argumentos de los independentistas, en vez de darles la correspondiente respuesta.

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