domingo, 14 de febrero de 2016

Casi nada

Good morning Spain, que es different:

Hace 1.300 millones de años luz, dos agujeros negros, de tamaño 36 y 29 veces mayores que nuestro doméstico Sol, girando a la velocidad de la luz acabaron por unirse en un nuevo astro con una masa 62 veces mayor que el astro rey, y liberando, en lo que debió ser una espantosa explosión, tanta energía como la que liberaría nuestro Sol durante 15 billones de años, es decir más luz que la emiten (gratis, atento Soria) juntas todas las estrellas del universo.
Según El País (13-2-2016), el suceso ha podido ser percibido por un breve sonido de dos décimas de segundo de duración, registrado en dos grandes artefactos astronómicos de Estados Unidos.
¿Podemos concebir semejantes magnitudes sin ser matemáticos? ¿Podemos pensar en ello sin sentirnos ínfimos, minúsculos, efímeros y despreciables montoncillos de masa y energía? ¿Inestables agrupamientos de polvo de estrellas? ¿Temporales combinaciones de física y química? ¿Podemos imaginar hechos ocurridos a una distancia de 1.300 millones de años luz sin pensar que somos casi nada? Nada, ¿y que estamos a merced de unas fuerzas cuya potencia no podemos imaginar ni controlar y que nos afanamos, aquí abajo, movidos por la fe en que estamos colocados sobre algo sólido y estable?
No podemos; por eso nos preocupamos por los títeres.

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