sábado, 19 de diciembre de 2015

voto racional

A propósito de una entrada de Gaizka Fernández Soldevilla
No sé de nadie que crea que su voto es fruto de una reflexión racional y que es imparcial. Los ciudadanos, como primera opción, votamos pensando en los resultados y en lo que nos gustaría que ocurriera y si eso no puede suceder, en lo que más se acerca al voto ideal. Las grandes mutaciones políticas, las revoluciones, los cambios de época son más resultado de la subjetividad que de la racionalidad. El examen frío y ponderado, el cálculo de las posibilidades, racional e imparcial, elimina la subjetividad, y ese es un voto conservador. Ahora estamos en un momento crítico y aflora la subjetividad, la fuerza de la creencia y de la voluntad, que pesan más que el análisis objetivo, por eso van a cambiar las cosas. Los análisis de variables, racionales, objetivos y ponderados, sobre las posibilidades de obtener la victoria, realizados por equipos de expertos, son los que hasta ahora han mantenido el bipartidismo; buscaban lo probable, mientras que en esta situación, hay determinados partidos que piensan en alcanzar lo imposible o en lo que más se acerque; en que suceda lo improbable.

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