domingo, 6 de diciembre de 2015

Críticos con la Carta Magna

Constitution Day.
"En la Constitución, como armazón legal del nuevo Estado, se refleja la ambigüedad del proceso de reforma del Régimen y se legitima el resultado de esa mixtura de lo viejo y lo nuevo: un Estado híbrido que subsume un Estado de hecho no cuestionado (por la aceptación del régimen surgido de la guerra civil, expresado en el respeto a personas, instituciones y a aquella legitimidad remota) y un Estado de derecho, basado en una nueva legitimidad, que introduce límites y divisiones en el poder político, derechos democráticos y garantías individuales. 
Esta ambivalente remodelación del Estado, que combina elementos de continuidad y de renovación, plasmada en el proyecto de Constitución es criticada por la izquierda radical, que rechaza tanto el contenido de la Carta cuanto el procedimiento adoptado para elaborarla -el consenso parlamentario- y para ratificarla -el referéndum-. 
Con diversos matices, las organizaciones radicales critican la persistencia de viejas instituciones y la timidez de los nuevos rasgos progresistas pero sobre todo el rumbo ideológico que marca el articulado, pues, a sus ojos, por debajo de una función simbólica, integradora y aparentemente neutral, la Carta fundacional del nuevo régimen legitima otra forma de dominación social de los poseedores de capital amparada por la monarquía parlamentaria. 
Procedente de un dictamen triunfalista sobre la correlación de fuerzas, otro motivo casi general de rechazo de la izquierda radical reposa en la estimación de que la Constitución no recoge las aspiraciones que han llevado a los trabajadores y a las demás clases populares a enfrentarse con el régimen franquista.
En líneas generales podemos decir que la lectura y crítica de la Constitución se realiza partiendo de ciertos ejes que, a juicio de estos partidos, señalan las grandes tensiones sociales en el momento constituyente: la tensión entre monarquía y república a la hora de decidir sobre el Estado postfranquista; la tensión entre sexos a la hora de plasmar en la Carta los derechos de la mujer; la tensión entre centro y periferia a la hora de decidir entre los proyectos autonómicos y el derecho de la nacionalidades a la autodeterminación; la tensión entre los valores laicos y los católicos a la hora de plasmar los derechos civiles; la tensión entre clases sociales, expresada en los intereses del capital y del trabajo a la hora de definir el modelo económico; la tensión entre la soberanía nacional y el capital extranjero; la tensión entre las libertades ciudadanas y las atribuciones del Estado al decidir sobre los mecanismos que permiten vigilar y controlar el ejercicio del poder político. 
Del tratamiento dado por la Constitución a estas contradicciones surge, según los discursos de la izquierda radical, un proyecto que legitima la restauración de la Monarquía, un poder ejecutivo fuerte, un Estado centralista, un sistema productivo capitalista, el papel garante del orden constitucional confiado al Ejército, la decisiva influencia de la Iglesia católica, un modelo familiar inspirado en el patriarcado, la apertura del aparato productivo y financiero al capital extranjero, especialmente norteamericano, y la tutela política y militar de los Estados Unidos. Razones por las cuales las organizaciones de la extrema izquierda rechazan la Constitución. En principio, porque, luego, dos de ellas, el Partido del Trabajo de España (PTE) y la Organización Revolucionaria de Trabajadores (ORT), modificarán su postura antes del referéndum".
Fragmento del Capítulo VI del libro El lienzo de Penélope. España y la desazón constituyente (1812-1978), Madrid, La catarata, 1999.


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