viernes, 18 de diciembre de 2015

Incultura política

Respuesta a Natali, sobre el artículo "El tercio de Génova", de Luis Gracía Tójar y Antón Castromil
Me parece que al artículo le falta algo, al menos una alusión, que es la cultura política (o incultura política) que conforma el comportamiento electoral de ese sector de votantes del PP, educados, por la vida y los escasos estudios, durante la dictadura. 
Basada en el bajo (y sesgado) nivel académico, en la escasa reflexión y en la visión doméstica (un país es como la propia casa) y local de los problemas (el mundo exterior o no existe o no se conoce o no se comprende, que en todo caso queda fuera de su perspectiva habitual, es una cultura política no democrática, o escasamente y superficialmente democrática, sostenida por ideales absolutos, una mentalidad tradicional formada por una religión dogmática y llena de signos externos que intentan demostrar la fe (imaginería, santos, misas, novenas, procesiones, etc) (pureza de sangre), y de ello una moral hipócrita y el honor (ahora el qué dirán) (familia, trabajo, terruño, patria) y reactiva, más que por una ideología moderna, y por una colección de tópicos; es moralista, machista y patriarcal (que gobiernen los hombres), defensora del orden y la autoridad (la obediencia), muy importante en España (autoridad política, eclesiástica y militar), desconfía de lo complejo (antiintelectualismo), de lo nuevo y del riesgo, de las nuevas propuestas, lejos de la juventud (¡qué poco saben los jóvenes de la vida!), con apego a las formas respetables de vida (hipocresía; el qué dirán), trabajo (un puesto seguro) y de apariencia (Rajoy, con corbata parece respetable, por tanto sabe más y gobierna mejor que Iglesias, descamisado y con coleta); una cultura política con un sólo canal de información  o varios que dicen lo mismo (prensa local, tv autonómica, parroquia), con poco contraste de pareceres, de tertulia visceral y en confianza y de opinión espontánea, más que de la reflexión y el debate informado y ordenado. Cultura de casino o de barra de bar.

Creo que es Ferdinand Braudel quien dice que las mentalidades son como prisiones de larga duración y que cambian con velocidad geológica. Franco, a lo largo de 40 años, dio nueva forma, reafirmó, resumió y en cierta medida modernizó los valores y actitudes tradicionales de la derecha española. Y sus efectos fueron reforzados con la llegada de Aznar a la Moncloa.

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