viernes, 4 de diciembre de 2015

El pacto de hierro

Good morning, Spain, que es different
Una avería en la sala de máquinas (del ordenador) me ha mantenido alejado de este etéreo foro; reparado el desperfecto, vuelvo a la carga.

Ha comenzado la campaña electoral que podría terminar con el pacto de hierro entre el PSOE y el PP (con la fagocitada UCD), los dos grandes actores de izquierda y derecha, que, desde la Transición, han sido los custodios del régimen político que ahora da muestras de agotamiento, y del modelo productivo, quebrado también en 2008, que ninguno de los dos partidos parece dispuesto a reemplazar. 
El largo acuerdo político nace del consenso en el período constituyente, de la aceptación de la preconstitucional ley electoral de 1977, apenas modificada por la ley de electoral de 1985, la ley de partidos políticos de 1978, modificada por la ley orgánica de 2002, las leyes de financiación de partidos, y llega hasta la ley del voto rogado (robado) de 2011, que dificulta, por no decir impide, ejercer el derecho al sufragio a los españoles residentes en el extranjero.
El régimen político resultante de tal estructura jurídica, configuró un sistema bipartidista de hecho, en el que ambos partidos han disfrutado durante casi 40 años del ejercicio del poder en régimen de duopolio, alternándose en el gobierno, bien por mayoría absoluta o, si carecían de ella, contando con el concurso de los partidos nacionalistas, PNV y CiU, los cuales, actuando como partidos bisagra, han dispuesto de una capacidad de decidir sobre asuntos nacionales que, por la configuración del sistema electoral, ha sido muy superior a la proporción de votos que les respaldaban, mientras la tercera fuerza nacional -Izquierda Unida- quedaba permanentemente excluida.
En el aspecto económico, pacto surge con los Acuerdos de la Moncloa, en 1977, sigue con el modelo productivo consagrado en la Constitución, con el Estatuto de los Trabajadores, la temprana Ley Básica de Empleo y los sucesivos cambios en la legislación laboral, más de 90, hasta llegar a la insuficiente, según el PP y la CEOE, ley de reformas urgentes del mercado laboral, de septiembre de 2010, profundizada por la ley del PP (y de CiU, UPN y FAC), de febrero de 2012. Adecuadas todas ellas al modelo productivo de un capitalismo dependiente, subordinado en primera instancia a la Unión Europea, en una de sus versiones neoliberales más descarnadas. La apresurada reforma del artículo 135 de la Constitución, en septiembre de 2011, es la expresión de este acuerdo en tiempo de crisis, para garantizar la salida de la recesión a las exigencias de la Unión Europea, del FMI y el Banco Central Europeo.
El próximo día 20 de diciembre se decide la vigencia o la derogación de este pacto, aunque también cabe la posibilidad de que se renueve con otros actores y que sigamos, utilizando términos de Max Weber, dentro de la jaula de hierro.

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