Good morning, Spain, que es different
Una avería en la sala de máquinas (del ordenador) me ha mantenido alejado de este etéreo foro; reparado el desperfecto, vuelvo a la carga.
Una avería en la sala de máquinas (del ordenador) me ha mantenido alejado de este etéreo foro; reparado el desperfecto, vuelvo a la carga.
Ha comenzado la campaña
electoral que podría terminar con el pacto de hierro entre el PSOE y el PP (con
la fagocitada UCD), los dos grandes actores de izquierda y derecha, que, desde
la Transición, han sido los custodios del régimen político que ahora da
muestras de agotamiento, y del modelo productivo, quebrado también en 2008, que
ninguno de los dos partidos parece dispuesto a reemplazar.
El largo acuerdo político nace
del consenso en el período constituyente, de la aceptación de la preconstitucional
ley electoral de 1977, apenas modificada por la ley de electoral de 1985, la
ley de partidos políticos de 1978, modificada por la ley orgánica de 2002, las
leyes de financiación de partidos, y llega hasta la ley del voto rogado
(robado) de 2011, que dificulta, por no decir impide, ejercer el derecho al
sufragio a los españoles residentes en el extranjero.
El régimen político resultante
de tal estructura jurídica, configuró un sistema bipartidista de hecho, en el
que ambos partidos han disfrutado durante casi 40 años del ejercicio del poder
en régimen de duopolio, alternándose en el gobierno, bien por mayoría absoluta
o, si carecían de ella, contando con el concurso de los partidos nacionalistas,
PNV y CiU, los cuales, actuando como partidos bisagra, han dispuesto de una
capacidad de decidir sobre asuntos nacionales que, por la configuración del
sistema electoral, ha sido muy superior a la proporción de votos que les respaldaban,
mientras la tercera fuerza nacional -Izquierda Unida- quedaba permanentemente excluida.
En el aspecto económico, pacto
surge con los Acuerdos de la Moncloa, en 1977, sigue con el modelo productivo
consagrado en la Constitución, con el Estatuto de los Trabajadores, la temprana
Ley Básica de Empleo y los sucesivos cambios en la legislación laboral, más de
90, hasta llegar a la insuficiente, según el PP y la CEOE, ley de reformas
urgentes del mercado laboral, de septiembre de 2010, profundizada por la ley
del PP (y de CiU, UPN y FAC), de febrero de 2012. Adecuadas todas ellas al
modelo productivo de un capitalismo dependiente, subordinado en primera
instancia a la Unión Europea, en una de sus versiones neoliberales más descarnadas.
La apresurada reforma del artículo 135 de la Constitución, en septiembre de
2011, es la expresión de este acuerdo en tiempo de crisis, para garantizar
la salida de la recesión a las exigencias de la Unión Europea, del FMI y el
Banco Central Europeo.
El próximo día 20 de diciembre
se decide la vigencia o la derogación de este pacto, aunque también cabe la posibilidad
de que se renueve con otros actores y que sigamos, utilizando términos de Max
Weber, dentro de la jaula de hierro.
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